Uranio empobrecido
URANIO EMPOBRECIDO
Hay un túnel con muchas divisiones
de cartón. Estructuras obstruidas
por el lenguaje. Fuertes embestidas
de la belleza. Recombinaciones
de la sombra y la luz. Hay un llamado
que escuchas o no escuchas. Hay un pozo
lleno de piedras. Hay un gas nervioso
y un agente naranja. Hay un estrado.
Hay un arcángel. Hay un basilisco.
Una púa chirriante sobre el disco.
Demonios emboscados tras la puerta.
Cadáveres que emergen del subsuelo.
La prosa volvió en sí con Maquiavelo.
Explicaciones a una liebre muerta.
A Cromwell lo exhibieron de cabeza
después de muerto y enterrado. Pocas
hazañas esculpidas en las rocas
han conservado intacta su grandeza.
Piedras que labran los contribuyentes.
Textualidades ilusorias. Fatuas
resultan las columnas, las estatuas
de mármol o de bronce o las vivientes
que ya ordenan su magno aperitivo.
Lenguaje lateral y corrosivo
de las estatuas. Obeliscos lerdos
que establece el poder. Supercherías.
Peces que brotan por las cañerías.
Espuma pertinaz de los recuerdos.
Palabras en estado de emergencia.
Arrancar la corteza del lenguaje.
Romper las conexiones, el anclaje
de los sintagmas en la concurrencia.
Bongoseros mugrientos, desdentados,
en la Loma del Chivo. Corredores
que aceleran al tope sus motores.
Desprotegidos y desubicados.
Pierrot, el otorrinolaringólogo,
le pica cigarrillos al teólogo
de la liberación. Pierrot, no hay cráneo.
Desestructuraciones postsoviéticas.
Más allá de las éticas y estéticas,
hay que encontrar el río subterráneo.
Los muertos rebobinan el casete
y del clarín escuchan el sonido.
Escuadrones que emergen del olvido
con fusiles AK-47.
La bipolaridad tensa los hilos.
Las columnas del templo se estremecen.
Las nuevas relaciones establecen
una dinámica local. Estilos
que afectan la conciencia del tribuno.
¿Repartir huesos? ¿Darle a cada uno
dos hectáreas de tierra y una vaca?
Un clavo nunca sacará otro clavo.
Las cápsulas están en el lavabo.
Los cadáveres cambian de casaca.
¿Miembro derecho igual a miembro izquierdo?
¿En qué galaxia quieren colocarnos?
La habilidad del diablo está en llevarnos
al lodazal sin parecer un cerdo.
No robarás las botas de los muertos.
No hablarás con tus hijos del fracaso.
Harás la selfie sin mostrar el brazo
que sostiene la cámara. Inexpertos.
Estúpidos que marcan en la cola.
Sacará el comediante su pistola
y no tendremos otra alternativa
que morirnos de risa. Nuestras caras
metódicas, quirúrgicas, ignaras.
Vamos, vamos, las cartas boca arriba.
La noche es gobernada por deseos
aleatorios, amorfos, sumergidos.
Aquí no cuentan los ultrasonidos.
Inútiles resultan los mapeos
cerebrales. Hallar lo verdadero
significa verter reblandecido
metal en el albur preconcebido
de la conciencia. ¿Dios es un cajero
automático? El hombre se entusiasma
con dosis de terror. El Tren Fantasma
hace que las neuronas se desborden
sin consecuencias. Desacralizados
infiernos. Paraísos controlados
que introducen el caos en el orden.
Música sacra. Música bailable.
Dispositivos para conexiones
lentas. Duplicidades, variaciones
de una prolijidad incontrolable.
Prótesis culturales. El problema
fundamental de la filosofía.
Planes de contingencias. Pailería.
Objetos que perturban el sistema.
El Ejército Rojo. El Barón Rojo.
Ciudades sometidas al despojo.
Bestias descuartizadas por la fe.
Western Union. Trabajo voluntario.
Internacionalismo proletario.
La convicción de lo que no se ve.
Vagamente marxistas. Vagamente
apocalípticos. Intervenidos
por la belleza. Sobreprotegidos.
Ahogados en el agua del presente.
Normalidad en cucharadas rasas.
Fragmentos de belleza estipulados
por la devastación. Entresacados
y vueltos a poner entre las brasas.
Estatuas y obeliscos sumergibles.
¿Y qué pasó después? Inaccesibles
héroes del rock & roll. Poder autónomo
que autoriza las restas y las sumas.
El espectáculo global. La espuma
de la cerveza. El pulso del metrónomo.
EL MARTILLO Y EL BAILE
Todo comienza mal. Todo se ordena
en función de los símbolos surgidos
de la desposesión. Agradecidos
los esclavos están por sus cadenas.
El diablo toma los binoculares.
Las caravanas entran al desierto.
Otro ciclo comienza. El padre muerto
consolida la ley. Preliminares
informes. Levedad que nos embriaga.
¿Meter los dedos en la propia llaga?
¿Aplaudir las guitarras estridentes
de los carbonizados en el cruce?
¿El testamento del Dr. Mabuse?
La autoridad de los incompetentes
engendra crímenes documentados.
Padecemos millones de fronteras.
Útiles o nocivas, verdaderas
o falsas. Paradigmas anticuados.
Hipótesis que aplastan los derviches.
¿Cuáles fueron los óptimos momentos
en este repertorio de fragmentos
libres de toda relación? Pastiches.
Punto de ebullición. Punto de fuga.
La muchacha del trípode conjuga
panorámica y travelling. Cuadrantes.
La fuerza de Coriolis nos arrastra
hacia la terquedad. Cervezas Mastra.
Anacolutos. Anabolizantes.
Dos emasculaciones. Dos gardenias.
Es muy triste cantar el estribillo
atormentados por el gusanillo
de la interpretación. Esquizofrenias.
Un remedio difícil de tragar.
Una solicitud improcedente.
Borrachos detenidos en el puente.
Tiempo de aborrecer. Tiempo de amar.
¿Abandonar el último reducto
sin admitir que somos el producto
de unos factores ilusorios, vagos?
En conciliábulos de envergadura,
¿buscar la tolerancia y la apertura
a lo peor del otro? Los estragos
de la desilusión se simplifican.
Antes que la demencia nos irradie
tendremos que bailar como si nadie
estuviera mirando. Pronostican
un crac, una catástrofe bursátil.
Desaprovechamientos progresivos.
Matanza de animales afectivos.
Una belleza líquida, volátil.
Buscan los muertos en la oscuridad
un abrelatas. Sin necesidad
entramos en el círculo. Abolengos.
Pleitesías. Nos tiran la toalla.
Orgasmos y capturas de pantalla.
Perversiones de príncipes cañengos.
Mueve la realidad sus marionetas.
Túnel carpiano. Paladar hendido.
Un francotirador enloquecido.
Añoranzas. Desgloses. Escaletas.
Envalentonamientos microscópicos.
Errores que conducen al Ne-waza.
El universo cabe en una taza.
Despolarizaciones. Psicotrópicos.
Nada tendremos que alegar. Ninguna
explicación van a pedirnos. Una
retahíla de síntomas. Derrumbes.
Tentativas. Coartadas. Agravantes.
Entran al Finisterre los farsantes.
En su baile de máscaras, sucumbes.
José Luis Serrano. San Felipe de Uñas, Holguín, 1971.
Poeta perteneciente a la generación aparecida en Cuba en los años 90 del siglo XX. Es un destacado cultivador de la décima. En 1995 se graduó de Ingeniero Electroenergético en el Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa. Había escrito en 1994, a dos manos con Ronel González, El mundo tiene la razón, Premio Nacional Cucalambé y publicado en 1996 por Editorial Sanlope. Con Bufón de Dios (1997) recibió el premio del Concurso Nacional "Fiesta de la Joven Décima"; y con Aneurisma (1998) conquistó el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara y resultó Primer Finalista en el Segundo Certamen Internacional de Poesía de la revista Carta Lírica (Miami, Estados Unidos). Luego mereció el Premio del II Concurso Iberoamericano Cucalambé 2002 con Examen de fe; y en 2012 publicó Tráfico de influencias con Ediciones Unión. 2015 fue el año en que Geometría de Lobachevski se alzó con el Premio Adelaida de Mármol. Con Los perros de Amundsen obtendría el Premio Nicolás Guillén 2018 y Premio de la Crítica 2019. Su obra ha sido incluida, además, en numerosas publicaciones y antologías de Cuba y el extranjero.