Una novela sobre el tiempo: representación de la identidad en Sombras sobre el Ubangui
La novela Sombras sobre el Ubangui (2021) relata las memorias dispersas de un sujeto en su viaje de retorno al Congo. En principio, Ernesto Caveda imprime sobre la narración un problema sobre la representación del tiempo como vehículo de la acción que supera al despliegue estético del contenido en la novela. Es decir, la novela de Caveda trata sobre la posibilidad de rearticulación de las memorias de un individuo que está reconstruyendo su pasado en cuanto búsqueda de sí mismo. En este punto, la voz del personaje procede siempre desde el agenciamiento de una fe radical en conjunción con una absoluta falta de certeza lógica. Posiblemente, esto sea el significado último de presentar la narración como una serie de escenas interrumpidas, capas de discurso que se superponen sin dirección en la experiencia inmanente del deseo. Pero entonces habría que resaltar que en la novela también se despliega una problemática de carácter ideológico, aquella sobre la relación entre las ideas de colonialismo y colonialidad. En este último punto, Caveda busca articular la relación entre el ser colonial y la herencia de su mentalidad en la experiencia ordinaria del personaje principal. Así, este tema se determina desde la misma escala de tiempo que organiza el contenido de la novela en primer lugar.
El personaje principal de la novela es un sujeto de la memoria. La analogía establecida en el primer capítulo no es más que su presentación narrativa en cuanto figura central de la novela. En este sentido, la expresión del tiempo se aprecia de manera directa en la carta (narración enmarcada) para Lorraine, y en la forma propia del diario. Luego, las otras metáforas del tiempo son más sutiles de percibir por su camuflaje con el contenido de la novela. Primero está la repetición inmediata del encuentro entre el arquetipo del filósofo y el emperador. En este punto, posiblemente habría que adjudicar a la educación del personaje principal el hecho de que la referencia haya sido sobre el encuentro entre Goethe y Napoleón en lugar del famoso cuadro que ocurre entre Alejandro Magno y Diógenes. De una manera u otra, el contenido de la narración es simplemente una flecha apuntando en la dirección cíclica del tiempo.
Merleau-Ponty argumenta que el tiempo es una figura ineludible en la realización de la experiencia del sujeto, afirmando que el tiempo es la característica que denota el estado de un evento psíquico. A partir de las ideas de Merlau-Ponty, Achille Mbembe en Critique de la Raison Nègre (2013) propone leer las implicaciones subjetivas del tiempo a partir de la transferencia de estos valores en las narrativas de la memoria y las figuras de semejanza, para afirmar que no existe un discurso del tiempo fuera de la propia contingencia de su experiencia. En el libro de Mbembe, este argumento sobre el tiempo se extiende en el concepto de le devenir nègre du munde (el devenir negro del mundo), que es la manera en que Mbembe define la transferencia del predicado de otredad en el mercado ideológico del neoliberalismo. Su planteamiento básico es que hoy la figura histórica del negro que se teje desde la racionalidad ilustrada, en cuanto figura identitaria del Otro, es consumida en niveles que trascienden la experiencia racial. En la novela de Caveda este problema se aprecia en valores tangenciales sobre el personaje principal. Finalmente, el encuentro entre el narrador y el dictador Bokassa reconstruyen tanto la experiencia discursiva del mito como un hálito simbólico de realidad. Hay en el encuentro la expresión dramática que recupera la memoria de la relación entre el personaje central y sus ideales. Bien pudiera afirmarse que este encuentro escinde la voz de la narración en dos. Por una parte, la figura del padre evocando todos los ideales de su identidad negativa; por la otra, la figura de Lumumba, que articula el deseo del ideal de una identidad afirmativa. Al final de la novela, justo como también ocurre incidentalmente en otra novela de memorias, Memorias del subdesarrollo, el personaje central es devorado por el lenguaje de su propia experiencia. Su condición narrativa le impone el desencuentro consigo mismo, como contexto de una voluntad a la cual no le haya salida. En Memorias del subdesarrollo, Sergio se preguntaba: ¿Cómo se sale del subdesarrollo? En la novela de Caveda, el personaje principal se pregunta: ¿Cómo se sale de la identidad cuando la identidad en sí misma es una forma de habitar el tiempo?. En ambas novelas la conciencia se agencia en subordinación a las condiciones de posibilidad y expresión del lenguaje, pero en la novela de Caveda hay que añadir también las condiciones de posibilidad y expresión en el tiempo.
Ariel Arjona. Matanzas, 1988.
Obtuvo su MA en Literatura en el Departamento de español y portugués de la Universidad de Minnesota, y ha publicado en varias revistas cubanas sobre temas de literatura y arte. Recientemente, ha publicado un capítulo sobre el poeta José Zacarías Tallet en una antología de literatura vanguardista. Actualmente continúa ejerciendo sus estudios de postgrado en la Universidad de Minnesota.