XELAJÚ
Un beso abierto en el centro de la noche
que es la luna tocada por la identidad de una imagen
condensa el azul de un astro apoyado en el enigma:
cuerpos imantados hacia el borde del árbol
detenido a la mitad de su silencio.
TODOS LOS CABELLOS DEL CIELO
Son como pájaros hambrientos,
Y sobre el mármol de la hiedra
Descansa un mar más oscuro que los ojos del tiempo.
Alejandra,
Hoy que tu ombligo llovizna la nieve,
Las mariposas parecen retratar la identidad de las imágenes.
¿en qué momento el páramo de piel
Se fue a perder sobre el río de tus sombras?
EL ÚLTIMO BARCO IMANTADO POR LA NOCHE
Viaja de los cabellos lunares de una estrella
Soñada entre los labios de la nieve
hasta el jilguero fugaz de los espejos,
nadie se encuentra ya en la intemperie
de unas cruces que disuelven los nervios del estero
y el ombligo azulado de un árbol
Brincado por la imagen
que atravesó las puntas del tiempo
es ya el último reflejo
de unos parpados abiertos por el agua de los dioses.
EL MAR ES UNA LARGA ESTELA EN EL FONDO DE LA MEMORIA,
un cuerpo destrozado que duerme en las orillas del tiempo,
su carne junta la sal donde la noche moja con su ombligo de luna
el sueño más puro de los ahogados,
y en su vientre,
un olor de mujer dormida es el sonido del reflejo
en el que cae como alfiler el peso de la vida
y de los astros imantados.
LA IMAGEN SE DISTIENDE EN EL REFLEJO DE LA NOCHE,
un sonido plateado y unos pliegues marinos cubren
la emboscada del vuelo al que se pegan
los fragmentos de la luz,
del otro lado de la memoria
el agua rota de los sueños es una carne
exteriorizada en cuyos bordes va naciendo
el espejo de los astros.
LA LLUVIA ENTREABIERTA EN UNA ESQUINA DE PARÍS
cruza los álamos del reflejo,
inerte,
desquiciada voz de un semáforo
que reposa los oídos del viento
en cuyas estelas se acrecienta
una piel fugaz que ha dejado en el halo del abismo
la ruptura para guardar la noche y sus deseos.