Poesía

Todas las diosas fatigadas

Del cuaderno Suelen ser frágiles las muchachas sobre el puente (Reina del Mar Editores, 2005)

ELENA, COMO EL MAR

Elena sabe del mar
y de peces tan rojos como velas de un barco.
Elena tiene canciones, marineras
suaves para la playa en las mañanas,
lentas en el verano.

Sabe reírse con las olas,
pero asustan los peces su tristeza.
Y ella no comprende:
demasiada dulce soledad para la playa.

Se le escapa la arena
y ella sólo sonríe:
el mar no ha sido nunca sólo el mar.
Elena sabe de él,
—lo prueba todo, es suficiente—.
Pero el mar parpadea,
se abre y se cierra.
Y Elena no dice que lo sabe.

Peces rojos que duelen
porque el mar no es de agua,
sino de agua terrible.
Peces para conjurar los días
con los sueños de Elena.

Elena, el mar la lleva a ningún sitio,
pero la guarda siempre.
Irreal como el tiempo,
los peces y las velas.

Elena, como el mar.
Prefiere el mar.

SUELEN SER FRÁGILES LAS MUCHACHAS SOBRE EL PUENTE

Suelen ser frágiles las muchachas sobre el puente,
son dueñas de todo lo impreciso:
las tenues malvas,
las líneas del artista, su reflejo en el agua.
Acaso en otro tiempo ya no estén detenidas,
pero esta noche son gotas olvidadas,
caprichosa leyenda con el color del vino,
malva como flores de nadie.
El puente engaña sólo a los vecinos,
que tiemblan de la historia, que lloran…
Las muchachas no engañan,
sólo deben quedarse sobre el puente,
tranquilas,
lentas como la tarde, las flores.
Con sombreros de paja y esperando la risa.
Ellas lo cuidan todo,
hasta la piedra que sabe de los días el mensaje callado.
Suelen ser frágiles las muchachas en el tiempo,
el puente las guarda desde entonces.

SOY TODAS LAS DIOSAS FATIGADAS

Nuevas marcas desfiguran mi belleza
sunday morning
vamos a soñar con esta música
todas las lágrimas conozco
sin embargo
cantando estoy
lisamente observo la bruma de tus ojos
cómo mostrarme
soy todas las diosas fatigadas
vamos y no sé a dónde
estos ritmos adornan los campos, oscuros,
puedo inventar palabras
cantando
¿y alguien oye?
Reverdezco, me cosecho,
soy mi propio alimento
todas las lágrimas conozco
y la música salvará mis recuerdos
¿dejaré algo a los otros?
cada vez menos bella,
¿era feliz?
letras, palabras, música
¿era eso?
esposo, hijos, casa
soy todas las diosas fatigadas
quiero cantar de nuevo
sunday morning
no entiendo tus canciones
puedo inventar palabras
inventar palabras
cantar
cantando estoy
esta música me salva
viene de otro tiempo, mi propio tiempo,
guardará también mis recuerdos
vamos
sin embargo
conozco todas las lágrimas
soy todas las diosas fatigadas
me decías
¿dónde estás?
sunday morning
termina
y yo reverdezco
recojo minuciosamente mis propios frutos
me recojo
mi canto
¿era feliz?
cantando estoy
puedo decir lo mismo muchas veces
¿y alguien oye?
o me ahogo en las palabras de los otros
todas las lágrimas conozco
sin embargo
cómo mostrarme
la canción empieza en el final
último acorde
tu sonrisa, tus ojos
tratando de salvarme
mis manos ya no son
nuevas marcas desfiguran mi belleza
áurea decías
tratando de salvarme
vamos a soñar
esta es mi nueva voz
agradecida
y tu canción
sunday morning
ya termina
soy todas las diosas fatigadas
todas las lágrimas conozco
cantando.

Del cuaderno Todas las diosas fatigadas (Ediciones La Luz, 2012)

TODAS LAS PIEDRAS LUMINOSAS

Y Emily dijo:
puedo ver cada trozo de piedra en el cielo
sin necesidad de abandonar estas paredes.
Ver cada piedra,
sentir sus luces entre mis lágrimas.
Él las puso aquí,
todas las piedras luminosas dentro
y hasta otras luces trajo
para poder apagarme después,
a mí, vuelta luz desde entonces.
Hoy veo las piedras encendidas,
lejos,
mientras muero.

LA NOCHE DE ALEJANDRA PIZARNIK

Esta es la noche de Alejandra:
algo menos oscura que el silencio
la noche soy,
debió susurrarme en algún momento
(un momento antes) dice ella.
Alejandra está lejos
y no entiende que yo lea su historia,
menos oscura que el tiempo.
Con miedo y desmesura me creo ella
cada vez
familiar dolorosa.

Yo estoy lejos de aquellos que maldicen,
su tristeza no es mía,
soy yo
enferma de islas
de palabras dichas al azar,
de actos consumándose absurdos
¿dónde está la noche?
dónde dónde dónde
todos habitamos, una vez, la casa del vacío.

Estar a oscuras casi siempre gratifica,
ennoblece.
El dolor no es un pájaro agrio retorciéndose,
convoca suavidad, cierta dulzura.
Nos tendemos
a encontrar dolores pájaros vértigos.
Alejandra respira se ahoga gime
Mis ojos ya no ven.

SUICIDAS CRIMINALES DIOSAS

Una muchacha de ojos grises
descubre a Monet entre mis dedos,
refiere comer su propia carne
las manos rotas
toda la piel
sus vísceras humeantes
deseos
y beber
sangre escarbada del fondo de sí misma
fluidos demenciales, excrecencias
líquidos profundos
fracturando historias de mujeres
suicidas
criminales
diosas.

Recorta papeles y florilegios diversos:
siluetas,
recorta
escribe
juega con todos los nombres de mujeres
me recuerdas a Monet, dice,
y de su propio cuerpo se alimenta enferma muere
claro,
coquetea desde sus ojos grises y vacíos.

Textos inéditos especialmente cedidos a Isliada

DIOS DE AGUJAS

rascando con finísimas agujas
invisibles casi
un poco de piel
diminutos trozos mezclándose con el polvo cósmico de los astros
sangre y agua de piedras tutelares
este dios de agujas poderosas
funde tiempo y prohibiciones
desmenuza la piel y las costumbres
y yo ofrezco mis formas
le permito descubrir mis secretos
y tatuarlos.

LAS HORAS

pitonisa perdida de misterios borrosos
conozco la belleza de la lucidez

guardo todas las horas
son horas del hastío

lúcida y sucia
encendidos abiertos como nunca
los ojos tibios que puedes mirar
y mi piel blanquísima de dudas de verdad
alerta yo
expectante
bella

sé detenerme en cada hora
en el misterio,
enfrentarlas destruirlas recogerlas otra vez
ellas son quienes absolutamente
te definen
las horas
vencidas viciosas añoradas.

ANTES DEL ÚLTIMO CÍRCULO

he visto la piel de la muerte
la piel amarilleando detrás del cristal
abyecciones detenidas
o el eco de la maldad en tu piel
en mí.

creo que nací mirando el cristal iluminado de la muerte
crecí desgarrándome los dedos
con materiales diversos
hilo
alambres
papel rugoso para mis ojos limpios
todos los dolores
desgarrándome.

creo que aprendí a cortar los mejores trozos
de piel
tela
hombres y mujeres que estuvieron
palabras
corté y recorté
lastimando mis manos en la oscuridad
rompiéndome los ojos contra la luz.

finalmente
desde lejos puedo ver los círculos donde habité
que me habitaron
caminar por sus bordes
deshacerme de ellos
esperar otra vez
las horas únicas que definan mi lucidez.

Eilyn Lombard. Cienfuegos, 1978. Poetisa y editora. Licenciada en Letras.

Cursa la Maestría en Estudios Lingüístico-Editoriales Hispánicos. Miembro de la AHS. Editora principal de la casa Reina del Mar Editores. Tiene publicados los cuadernos de poesía Suelen ser frágiles las muchachas sobre el puente (Reina del Mar Editores, 2005) y Todas las diosas fatigadas (Ediciones La Luz, 2012). Por su poemario Las tierras rojas obtuvo Mención en el Premio Reina del Mar Editores, 2008. Textos suyos han sido incluidos en las antologías Los Parques (Editorial Mecenas y Reina del Mar Editores, 2001); La isla en versos. Cien poetas cubanos (Ediciones La Luz, 2011); Papeles de la Mancuspia (México, 2011) y El libro verde. Ha publicado poemas, crítica y ensayo en numerosas revistas, periódicos, suplementos culturales y sitios web.