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Tantos troncos truncos

LA CIUDAD DORMIDA

En esta ciudad
llueve
como si alguien pagara por un crimen;
por ejemplo,
ayer,
cayeron estrellas de mar
y descalabraron a un hombre
que nació en abril
y pensaba en la relatividad.

En esta ciudad
ser peatón es parecido a ser torero
y los faros de los automóviles
brillan más que senos tiernos;
por ejemplo,
en una pequeña plaza
los cuernos de la luna
embistieron contra la Osa Mayor
y tembló el corazón del universo.

En esta ciudad
todos están durmiendo de pie
y pasean por un museo de cera;
por ejemplo,
hace tres sueños,
un hombre dormía
y dos sonámbulos quisieron levantarlo
pero siguió despierto.

En verdad,
lo que pasa
es que la realidad se fue por la tangente
y habría que ponerle un amansalocos,
para meterla en cintura,
por ejemplo.

De La ciudad dormida, 1995.

IX

Huiste de mis besos, Claudia,
pero no escaparás a mis versos.

Mis dedos (ahora garras)
acariciaban el viento entre tu pelo,
se perdían en las olas de tu cintura.

Otros te verán envejecer,
jinetes serán de tu blancura.

Pero no claudiques, Claudia,
“sé siempre joven”
(aunque sea para otro)
“sé siempre joven”.

XXXV

Juan quiere casarse con Juana
porque es muy inteligente,
pero Juana no quiere casarse con Juan
porque es muy inteligente.

XLVII

Caco vio el auto nuevo de Patricio.
Patricio nunca vio su auto de nuevo.

LXI

Miramos hacia arriba,
Ricardo,
miramos hacia abajo,
miramos hacia los lados.

Arriba se estrella el cielo,
abajo se estrellan los hombres,
a los lados se estrella el destino.

Miro estrellarse el espejo
y despejo la realidad de mis estrellas:

la figura se desfigura
como el agua en el agua,
sueño sombras de viento,
el espacio se hace lento
y crece el fuego en mi pecho.

Las arrugas son más claras
y vienen con los años:

son las cicatrices del tiempo.

El universo se expande,
estrellas nacen y mueren,
y la vida es pura energía.

El tiempo y el espacio no existen,
según el filósofo de Königsberg
y son categorías de la mente.

Pero las arrugas sí existen.

El rostro se estrella en el espejo
y se hunde en el fondo del reflejo.

Sí,
somos los hombres estrellados,
los años nos estrellan contra la muerte.

La muerte nos deja viendo estrellas.

De Poemas para ser leídos en el metro, 2003.

GALATEA AMERICANA

Que otros poetas lleguen al Parnaso,
oh lozana y divina Galatea,
y tu blancura alaben europea;
que perlas palidezcan eritreas
ante el brillo que ciega de tu frente
―de hueso no, de mármol níveo sea―;
que tu alba encienda el rosicler del día
en campos de mejillas sonrosados,
y la luz estrellada de tus ojos
resuelva en nieve tu plumaje fino.

Vengan ovidios, góngoras, romeos,
a cantar dulcemente los primores
de tu candor tan delicado y fino
―envuelto en joyas, pieles, camafeos―;
y el niño Amor desnudo entre congojas
confunda enceguecido tus colores
o púrpura nevada o nieve roja,
entre aguas claras y mediterráneas,
donde espumoso el mar sicilïano . . .

Mas yo te canto a ti,
mi amada Xóchitl:
flor tropical, cacao azul, maduro,
mariposa celeste de obsidiana,
ojos oscuros de azabache antiguo,
cintura sideral de fina arena,
piedra de jade, pluma de quetzal,
palmera cincelada en las alturas,
besada por el sol del sur en llamas,
chocolate espumoso mexicano:

oh púrpura morena oh mora roja.
De Sátiras, 2017.

PARA QUE NO HAYA DUDA

Desjarreta tus yoes más propincuos al caos
los yerros más profundos
en la noche sin niebla del insomnio
adelgaza el pescuezo
de corbatas celestes que incendian el misterio
cuando las cabalgatas sedientas hacia Egipto
subsumen los relámpagos
y lentamente apagan los lunares
de los extraños cauces
para que no haya duda

Depereza la fe
cuando sucumba la desesperanza
más tuertamente enmudecida y triste
y agota tus gargantas guturales
hasta el quejido de un mar doliente y abatido
para que no haya duda

Apacigua la tos y el don tostado
del doloroso ojo y el cejijunto pie
en desgarradas rocas
que en las manos más pétreas
anochecen sus yas dentro de un sueño
y duermen sin temor bajo las aguas
más parcamente azules
para que ya no dude más el yo.

DOLORIO (3 SINSONETOS)

I

Nada se puede más que ahora nunca
en lentas vibraciones laterales
corcho inaudito de horizonte altivo
el alma en agua fría despeñando

Que todo se resume en esta vida
cuando por grito equidistante al mar
sucumben transparentes cristalinas
venas de fuego hasta el final del día

Valor equinoccial en la batalla
que meridianos huesos ya se alejan
por despoblados cementerios calcios

y ya más fósforo en desierto alumbra
el vuelo fulguroso hacia el olvido
que hay más vida en la muerte que en la vida

II

Calla más boca en el silencio alondra
que mucho alumbra el que con fuego calla
habla del bien que en el presente estalla
cuanta figura se estremece en sombra

Recuerda la firmeza de la talla
en pieles marchitadas que ahora escombras
del susto que no puedes ni las nombras
que no hay más cuerpo firme que no halla

Paisaje de recuerdos moribundos
recorren la llanura de la vida
entre suspiros finales y rotundos

Y ahora en terminante roja herida
recoge ya los frutos de este mundo
que vida hay en la muerte más que en vida

III

Dichosa esquiva de mi bien tardío
palpitante furor de extremaunciones
oh triste campaneo del esqueleto
sin siquiera saber de sus espuelas

En estas delicadas estaciones
del otoño primavera del invierno
no hay troje más repleta que el vacío
de pañuelos en puertos peregrinos

Dejad ese rigor velad la pena
que negra más aún llega la muerte
de misteriosa luz enfebrecida

Salid al manantial del fuego eterno
en vuelo rectilíneo hacia el misterio
más vida hay en la muerte que en la vida

De Tantos troncos truncos, 2020.

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