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Historias del Cerro abrasado: Poemas de fuego y ceniza
Bill Cordovés
Ensimismada la cabeza del buey, retornó por los lares del Tíbet1 hasta las esqueletadas rosas del Mar Rojo, como a quien asiste en la plaza-lluvia rencontrándose con las franjas azulinas, que edifican el paso del Coloso por nuestras entrañas tan polvorientas de ácimos negros, entorpeciendo el hálito contra el friso empotrado en la Iglesia.