Di Grasso
Isaak Bábel
Tenía yo catorce años. Pertenecía al gremio intrépido de los revendedores de entradas de teatro. Mi patrón era un granuja con un ojo siempre entornado y enormes mostachos de seda. Se llamaba Kolia Schvarts. Caí en su poder aquel funesto año en que en Odesa quebró la ópera italiana...
Así se hacía en Odesa
Isaak Bábel
Empecé: —Rebe Arie-Leib —dije al viejo—, hablemos de Benia Krik. Hablemos de su comienzo fulminante y de su terrible final. Tres sombras interfieren el camino a mi imaginación. Fróim Grach. ¿Acaso el acero de sus actos no es comparable a la fuerza del Rey? Kolka Pakovski...