Relatos Policiales

La muñeca de modista

Agatha Christie

La muñeca descansaba en la gran silla tapizada de terciopelo. No había mucha luz en la estancia, pues el cielo de Londres aparecía oscuro. En la suave y gris penumbra se mezclaban los verdes de las cortinas, tapices, tapetes y alfombras. La muñeca, cuya cara semejaba una mascarilla pintada, yacía sobre sus ropas y gorrito de terciopelo verde...

Un hombre llamado Flitcraft

Dashiell Hammett

Flitcraft salió un día de su oficina de corredor de fincas para ir a comer. Salió y jamás volvió. No acudió a una cita que tenía a las cuatro de la tarde para jugar al golf, a pesar de que fue idea suya concertarla solamente media hora antes de salir...

Sombra en la noche

Dashiell Hammett

"Un sedán con los faros apagados estaba parado en el arcén, más arriba del puente de Piney Falls. Cuando lo adelanté, una chica asomó la cabeza por la ventanilla y dijo:.."
El grito, por Edvard Munch

El ocaso de los asesinos (Fragmento)

Agustín García Marrero

El número 467 de Independence Avenue, en nada se diferenciaba del resto de los edificios de esta concurrida calle de San Francisco. Estamos ante un edificio de construcción clásica, de paredes tapizadas en piedra gris, con una altura de cinco pisos y saturado de apartamentos.

Mala sangre

Rebeca Murga

Las ratas. Odio las ratas. Hurgan en los espacios como si fueran cachorros y devoran la comida con la rapidez de los conejos. Eso debieran ser: perros o conejos; pero prefieren ser ratas merodeando en la cocina.

Lastre, para qué

Michel Encinosa Fú

Daniela se mató. Se quemó el cerebro, a eso me refiero. En el baño del teatro, dijeron. Cuando se fue la luz. Rompió un tomacorriente, sacó los cables, los peló con un cortaúñas. Después se clavó unas tijeras en el cráneo, dos veces, y por ahí coló los cables.

Su nombre en un cartel

Lorenzo Lunar Cardedo

Fue un puntazo frío. Con música de fondo. En un callejón oscuro de la ciudad. Los fuegos artificiales a lo lejos, como el ritmo de la orquesta. El corito: "Menea, menea, menea tus caderas, María..."

Cortes y puntadas

Ahmel Echevarría

Un apartamento ordenado, limpio y bien iluminado—¿Tacos con chile? No jodas, buey —dijo El Mexicano luego de bajar el volumen del televisor de la sala de aquel pequeño apartamento...

Evidencias

Santos Armando Borrell Curbelo

—Vieja… Acaba de traerme el café —le grito a Josefa después de calzarme las chinelas, estiro los músculos y abro la ventana. Penetran los primeros rayos de sol. —¿Me habré quedado dormido? —pienso mientras miro hacia el reloj que está sobre la cómoda. ¡Coñó…! Las siete de la mañana...

Esos negros me la van a pagar

Luis Adrián Betancourt

Las manos de Cachita eran como un torbellino espumoso dentro del fregadero mientras limpiaba la losa de aquel almuerzo que, después de una sobremesa importunada, transitaba lento por el camino de la digestión.

El almirante ha desaparecido

Georges Simenon

"Los hechos son los hechos, y todos los razonamientos del mundo no pueden nada contra ellos. En vano la gente de la pequeña población repetía, a propósito de la desaparición del almirante..."

Básica

Orlando Andrade

El psiquiatra preguntó: ¿Por qué tanta crueldad? —me le quedé mirando. Sus ojos querían esperar unos segundos, pero su boca habló enseguida: ¿Quién es la mujer de la foto? —mi madre.

Incesto

Reinaldo V. Gálvez Rodríguez

"En la novela yo era una prostituta que se acostaba con un turista. Y si es un turista en Cuba, decir que era extranjero se me antoja un lugar común. El tipo rondaba los sesenta años y pesaba unas doscientas libras, pero como me había ofrecido mucho dinero por pasar la noche, según el narrador, subí a la habitación del hotel luego que el extranjero sobornara al custodio..."

Solo se ahorca una vez

Dashiell Hammett

"Era una mujer morena, alta, de ojos azules, de veinticuatro o veinticinco años, con buenos hombros y un cuerpo fuerte y esbelto. La calidez de sus facciones compensaba su falta de armonía. Vestía un pijama de raso azul de perneras anchas."

La Viuda

Olimpia Pombal

"Y aquel abismo de incomprensión y rechazo terminó por convertirlos en dos extraños. Hasta que un día, después de una discusión en que él le dejó marcado un brazo, la asaltó, más bien la golpeó, una pregunta: “¿Cómo será mi vejez con un loco tan prepotente al lado?”..."

Dos narices en la casa de los Z

Danny Echerri Garcés

"Mi casa la conoce todo el mundo porque entra mucha gente; unos abrazan a mamá, otros a Zoila, muy pocos a Zenaida que se levanta todas las mañanas y hace el café para los hombres. “Dígase hombre y se han dicho todos los derechos”. Entran en mi cuarto, estrujan mi cama. Mamá siempre sale colorada y le enseña el cuello a Zenaida..."

Ellas quieren ser novias

Frank David Frías

"Al salir, con paso inestable, tropieza con el cadáver que sigue sentado a la mesa —la mesa ordenada para dos porque esa tarde sería más que un almuerzo—, con el rostro hundido en el plato de camarones; con el charco de sangre cada vez más amplio en el mantel..."

El Cronista

Maykel Paneque

“Dotado de 3 000 rublos, este certamen se abre para fomentar el conocimiento sobre hechos sangrientos que escapan al dominio público. Convocado por la Red de Bibliotecas Ambulantes, el concurso pretende acercar a nuestros masivos lectores a sucesos delictivos que pueden sorprenderlos en plena luz del día en el lugar menos pensado y así alertarlos de ser víctimas de un atentado”...

Molinos de bolsillo

Marlon Duménigo

"¡Mire lo que hay aquí, Capitán Mendoza!, grita el policía, dirigiéndose a los oficiales y mostrando con cierto orgullo una pequeña envoltura de nylon. Luego, propina un fuerte codazo en la cintura del detenido, obligándolo a caer de rodillas sobre el pavimento."

El Intruso

Lester Flores López

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral. La serenidad del Cardenal Carlos se interponía entre sus hombres y la entrada a la sala. Le aseguro, comandante Lester: solo han sido unos cuantos volúmenes mal colocados, insistió el hombre de púrpura. Pero el militar le miraba receloso.