Relatos irlandeses

La mentira

Maeve Brennan

Había una broma entre mi madre y yo sobre la primera vez que fui a confesarme. Ella me llevó a ver al cura, pero salimos tarde de casa y cuando llegamos a la capilla ya había dos largas filas de mujeres arrodilladas fuera del confesionario, esperando a que las escucharan...

El crimen de Lord Arthur Saville

Oscar Wilde

Oscar Wilde, reconocido por su aguda sátira y su deslumbrante ingenio, nos regala en "El Crimen de Lord Arthur Saville" una fábula oscura y divertida que explora los caprichos del destino y la naturaleza humana. Wilde, un maestro en el arte de la narrativa breve, combina en esta obra su amor por el absurdo con una crítica mordaz a la sociedad victoriana. La historia comienza en una opulenta velada organizada por Lady Windermere, donde la élite de la sociedad londinense se reúne para disfrutar de las excentricidades del momento. Entre los invitados destaca un quiromántico, un hombre enigmático con la habilidad de leer el futuro en las líneas de la mano. El joven y apuesto Lord Arthur Saville, lleno de curiosidad y sin sospechar el giro que dará su vida, se presta voluntariamente a la lectura de su destino. El quiromántico descubre en la mano de Lord Arthur un oscuro presagio: un crimen que deberá cometer. Esta revelación sacude profundamente a Lord Arthur, quien, convencido de que debe cumplir con…

Dos galanes

James Joyce

La tarde de agosto había caído, gris y cálida, y un aire tibio, un recuerdo del verano, circulaba por las calles. La calle, los comercios cerrados por el descanso dominical, bullía con una multitud alegremente abigarrada...

La más lista

Maeve Brennan

No hace mucho tiempo, pasé unos días en Washington DC, en casa de mi hermana pequeña, Deirdre, que está casada y tiene cuatro niños. Nos habíamos sentado en su amplia y agradable sala, frente a los árboles frescos y verdes de la calle Garfield y los arbustos en plena floración -blanca, rosa, azul, amarilla- de su jardín, donde los niños se entregaban con entusiasmo a un juego bullicioso...

La mañana después del incendio

Maeve Brennan

Desde mis cinco años hasta casi los dieciocho, vivimos en una casa pequeña en un barrio de Dublín llamado Ranelagh. En nuestra calle, todas las casas eran de ladrillo rojo y tenían pequeños jardines detrás, parte de cemento y parte de hierba, separados unos de otros por muros de piedra bajos...

Bethmoora

Lord Dunsany

Hay en la noche de Londres una tenue frescura, como si alguna brisa desmandada hubiérase apartado de sus camaradas en los altos de Kentish y penetrado a hurtadillas en la ciudad. El suelo está húmedo y luciente. En nuestros oídos, que han llegado a una singular acuidad a esta tardía hora, incide el golpeteo de remotas pisadas...

La comida favorita de Balzac

Maeve Brennan

"Hay una librería en la calle 48, no lejos de la Sexta Avenida, donde venden sobre todo libros de bolsillo y libros viejos, saldos de los editores. Yo estaba allí el otro día mirando. Era sábado y hacía fresco. La puerta estaba abierta a la calle. Era la hora del almuerzo y los clientes eran ocasionales. La tarde era lenta y la ciudad parecía amistosa y cansada…"

El modelo millonario

Oscar Wilde

"A menos que se sea rico, no sirve de nada ser una persona encantadora. Lo romántico es privilegio de los ricos, no profesión de los desempleados. Los pobres debieran ser prácticos y prosaicos. Vale más tener una renta permanente que ser fascinante..."

La amante del demonio

Elizabeth Bowen

"Un rayo de luz se filtraba por una rendija y cruzaba el vestíbulo. Se detuvo sorprendida ante la mesa del vestíbulo: había una carta para ella..."

La alfombra de rosas

Maeve Brennan

"Era muy agradable notar los músculos recolocándose e intentando encontrar su propia forma de nuevo, y ella prestó atención a sus quejas y los compadeció vagamente. Lo que necesitaba era un buen estiramiento. Le habría gustado estirarse toda, los brazos hacia arriba, quitarse así el cansancio del cuerpo, pero apenas podía empezar siquiera allí en el jardín..."

El viejo del mar

Maeve Brennan

"Yo estaba pensando en el viejo que se había unido a Simbad el Marino. Estaba pensando en lo vulnerable y frágil que parecía el viejo cuando Simbad se lo encontró por primera vez y cómo, cuando Simbad se lo cargó a la espalda para llevarlo, el viejo se hizo más gordo y más fuerte y aún más fuerte hasta que, cuando ya era demasiado tarde, Simbad empezó a odiarlo"

El torno de los rumores

Maeve Brennan

"Uno de mis nombres es Bridget y ella tenía la idea de que algún día se me despertaría la vocación y me haría clarisa pobre yo también. Rezaba muchas oraciones por mi vocación y a mí me gustaba hablar con ella al respecto. Yo tenía entonces unos doce años."

Después de la carrera

James Joyce

Los coches venían volando hacia Dublín, deslizándose como balines por la curva del camino de Naas. En lo alto de la loma, en Inchicore, los espectadores se aglomeraban para presenciar la carrera de vuelta, y por entre este canal de pobreza y de inercia, el Continente hacía desfilar su riqueza y su industria acelerada...

Arcilla

James Joyce

La Supervisora le dio permiso para salir en cuanto acabara el té de las muchachas y María esperaba, expectante. La cocina relucía: la cocinera dijo que se podía uno ver la cara en los peroles de cobre. El fuego del hogar calentaba que era un contento y en una de las mesitas había cuatro grandes broas...
El chico azul, por Thomas Gainsborough

El joven rey

Oscar Wilde

Aquella noche, la víspera del día fijado para su coronación, el joven rey se hallaba solo, sentado en su espléndida cámara. Sus cortesanos se habían despedido todos, inclinando la cabeza hasta el suelo, según los usos ceremoniosos de la época, y se habían retirado al Gran Salón del Palacio para recibir las últimas lecciones del profesor de etiqueta, pues aún había entre ellos algunos que tenían modales rústicos, lo cual, apenas necesito decirlo, es gravísima falta en cortesanos...
Luces en un bazar

Arabia

James Joyce

La calle North Richmond, por ser un callejón sin salida, era una calle callada, excepto en la hora en que la escuela de los Hermanos Cristianos soltaba a sus alumnos...
Fuegos artificiales. Foto por Erwan Hesry en Unsplash

El famoso cohete

Oscar Wilde

El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general. Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesa iba acostada entre las alas del cisne...
Barcos holandeses en una tormenta

El pobre Bill

Lord Dunsany

En una antigua guarida de marineros, una taberna del puerto, se apagaba la luz del día. Frecuenté algunas tardes aquel lugar con la esperanza de escuchar, de los marineros que allí se inclinaban sobre extraños vinos, algo acerca de un rumor que había llegado a mis oídos de cierta flota de galeones de la vieja España que aún se decía que flotaba en los mares del Sur por alguna región no registrada en los mapas...
El amigo fiel

El amigo fiel

Oscar Wilde

Una mañana, la vieja Rata de Agua sacó la cabeza fuera de su madriguera. Tenía los ojos claros, parecidos a dos gotas brillantes, unos bigotes grises muy tiesos y una cola larga, que parecía una larga cinta elástica negra...
Sofá. Foto por Julien Tondu en Unsplash

El sofá

Maeve Brennan

El nuevo sofá iba a llegar aquel día, martes, pero los de la tienda no habían dado una hora precisa, solo habían dicho: “En algún momento del día”. La señora Bagot se había puesto tan contenta cuando le dijeron que el sofá llegaba el martes a su casa que había olvidado preguntar si sería por la mañana o por la tarde...