Con el petate a cuestas
Joris-Karl Huysmans
Tan pronto como hube terminado mis estudios, mis padres consideraron útil hacerme comparecer ante una mesa cubierta de paño verde y rematada por bustos de viejos señores que se preocuparon por saber si yo había aprendido suficientes lenguas muertas como para ser promovido al grado de bachiller...
La marquesa
George Sand
Casada a los dieciséis con un Marqués entrado en años, viuda a los dieciséis años y medio, la marquesa de R, tuvo una primera experiencia con el sexo opuesto negativa, que le llevó a despreciar a los hombres...
El abanderado
Alphonse Daudet
El regimiento estaba en batalla sobre un repecho de la vía férrea, sirviendo de blanco a todo el ejército prusiano amontonado en frente, bajo el bosque. Se fusilaban a ochenta metros...
Abandonado
Guy de Maupassant
Es preciso estar loca para salir al campo a estas horas con un calor insufrible. De dos meses a esta parte, se te ocurren ideas muy extrañas. A la fuerza me haces venir a la orilla del mar, cuando en cuarenta y cinco años que llevamos de matrimonio jamás tuviste semejante fantasía...
Los agujeros de la máscara
Jean Lorrain
—Quiere usted verlo —me había dicho mi amigo De Jacquels—, sea, consiga un dominó y un antifaz, un dominó elegante, de satén negro, cálcese unos escarpines, y, por esta vez, medias de seda negra también, y espéreme en su casa el martes hacia las diez y media; iré a buscarle...
La noche
Guy de Maupassant
Amo la noche con pasión. La amo, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la respira, con mis oídos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician...
Frritt Flacc
Julio Verne
¡Frritt…!, es el viento que se desencadena. ¡Flacc…!, es la lluvia que cae a torrentes. La mugiente ráfaga encorva los árboles de la costa volsiniana, y va a estrellarse contra el flanco de las montañas de Crimma. Las altas rocas del litoral están incesantemente roídas por las olas del vasto mar del Megalocride...
A las aguas
Guy de Maupassant
12 DE JUNIO 1880.- ¡A Loëche! ¡Quieren que vaya a pasar un mes a Loëche! ¡Misericordia!¡ Un mes en esta ciudad que dicen ser la más triste, la más muerta, la más aburrida de las villas! ¡Qué digo, una ciudad! ¡Es un agujero, no una ciudad! ¡Me condenan a un mes de baño…, en fin!...
Aurore y Aimée
Jeanne Marie Leprince de Beaumont
Había una vez una dama que tenía dos hijas. La mayor, que se llamaba Aurore, era bella como el día, y tenía un carácter bastante bueno. La segunda, que se llamaba Aimée, era tan bella como su hermana, pero era maligna, y sólo tenía talento para hacer el mal...
Un drama en los aires
Julio Verne
En el mes de septiembre de 185…, llegué a Francfort. Mi paso por las principales ciudades de Alemania se había distinguido esplendorosamente por varias ascensiones aerostáticas; pero hasta aquel día ningún habitante de la confederación me había acompañado en mi barquilla, y las hermosas experiencias hechas en París por los señores Green, Eugene Godard y Poitevin no habían logrado decidir todavía a los serios alemanes a ensayar las rutas aéreas...
Angéline o la casa encantada
Émile Zola
Hace cerca de dos años, iba en bicicleta por un camino desierto del lado de Orgeval, más allá de Poissy, cuando la brusca aparición de una vivienda a orillas del camino me sorprendió de tal forma que salté de la bicicleta para contemplarla mejor. Se trataba, bajo el cielo gris de noviembre y el viento frío que barría las hojas secas, de una casa de ladrillo sin gran personalidad, en medio de un vasto jardín plantado de árboles viejos...
El blanco y el negro
Voltaire
Todo el mundo en la provincia de Candahar conoce la aventura del joven Rustán. Era hijo único de un mirza de la región; como quien dice un marqués en Francia o un barón en Alemania. Su padre, el mirza, tenía una fortuna considerable. El joven Rustán debía casarse con una doncella o mirzesa de su condición. Las dos familias deseaban apasionadamente. El debía ser el consuelo de sus padres, hacer feliz a su mujer y serlo con ella...
Del matrimonio
Émile Zola
Para Émile Zola (París, 1840-1902), el amor en el siglo XVII es «un gran señor empenachado […] que entra en los salones precedido por una música solemne»; en el XVIII, «un granuja desaliñado […] que desayuna con una rubia, cena con una morena y trata a las mujeres como diosas generosas»; y en el XIX, «un joven formal, correcto como notario, que tiene rentas del Estado…». Así pues, el amor heroico del XVII o el amor sensual del XVIII se han convertido en el amor pragmático que se concluye a toda prisa como un negocio en Bolsa. «El hombre actual no tiene tiempo para amar, y se casa con la mujer sin conocerla… y sin que ella lo conozca a él».
Un drama en México
Julio Verne
El 18 de octubre de 1824, el Asia, bajel español de alto bordo, y la Constancia, brick de ocho cañones, partían de Guaján, una de las islas Marianas. Durante los seis meses transcurridos desde su salida de España, sus tripulaciones, mal alimentadas, mal pagadas, agotadas de fatiga, agitaban sordamente propósitos de rebelión...
Micromegas
Voltaire
En uno de los planetas que giran alrededor de la estrella llamada Sirio, había un joven de mucho talento al que tuve el honor de conocer durante el último viaje que hizo a nuestro pequeño hormiguero...
El cura de Tours
Honoré de Balzac
En los comienzos del otoño del año 1826, el abate Birotteau, personaje principal de esta historia, fue sorprendido por un chaparrón al volver de la casa donde había pasado la velada. Atravesaba, pues, tan rápidamente como sus carnes podían permitírselo la plazuela desierta llamada del Claustro, que se halla a espaldas del ábside de Saint-Gatien, en Tours...
Cuento para la noche de Reyes
Jean Lorrain
Cuando la reina Imogine supo que la princesa Neigefleur no estaba muerta, que el lazo de seda que ella misma le había anudado alrededor del cuello no la había estrangulado sino a medias y que los gnomos del bosque habían recogido aquel dulce cuerpo letárgico en un ataúd de cristal y, lo que es peor...
Bonaparte en San Miniato
Anatole France
Tras haber ocupado Livorno y haber cerrado su puerto a los navíos ingleses, el general Bonaparte se dirigió a Florencia para visitar a Fernando III, gran duque de Toscana que, entre todos los príncipes de Europa era el único que había mantenido de buena fe sus compromisos para con la República...
El tren a Burdeos
Marguerite Duras
Una vez tuve dieciséis años. A esa edad todavía tenía aspecto de niña. Era al volver de Saigón, después del amante chino, en un tren nocturno, el tren de Burdeos, hacia 1930. Yo estaba allí con mi familia, mis dos hermanos y mi madre...
El último libro
Alphonse Daudet
"«¡Ha muerto!» me dijo alguien en la escalera. Desde hacía ya unos días esperaba la lúgubre noticia. Sabía que, de un momento a otro, me la iba a encontrar en esta puerta; y, sin embargo, me sorprendió como algo inesperado..."