El cardenal Napellus
Gustav Meyrink
Aparte de su nombre, Hieronymus Radspieller, solo sabíamos de él que vivía año tras año en el castillo semiderruido cuyo propietario, un vasco canoso y siempre malhumorado -ex sirviente y luego heredero de un antiguo y noble linaje que se fue perdiendo en la soledad y la tristeza...
De cómo el Dr. Job Paupersum le trajo rosas rojas a su hija
Gustav Meyrink
"Fantasmagóricas escenas a todo color, referidas al derroche y la opulencia, se fueron sucediendo rápidamente ante los ojos mentales del académico, y mientras su corazón maravillado murmuraba..."
Amadeus Knödlseder, el incorregible buitre de los Alpes
Gustav Meyrink
"Y él, que hasta el momento había sido el orgullo del Jardín Zoológico, él, el venerado buitre de los Alpes… se lo creyó: se apoderó del caño de goma y lo llevó en rápido vuelo hasta su barra, donde comenzó a tironear y tironear hasta que el caño se fue haciendo cada vez más largo y finito, rompiéndose por fin arrojándolo hacia atrás con violencia, de modo que, por primera vez en su vida, cayó al suelo provocándose una dolorosa torcedura en el cogote"
La muerte violeta
Gustav Meyrink
"Sir Roger le explicó que se proponía cruzar los lugares envenenados con ayuda de escafandras y balones de aire comprimido y luego penetrar en el interior del misterioso desfiladero."
El juego de los grillos
Gustav Meyrink
-¿Y? -preguntaron los señores al entrar el profesor Goclenius más rápidamente de lo que era su costumbre y visiblemente alterado-. ¿Le entregaron las cartas? ¿Ya está Johannes Skoper viajando de regreso a Europa? ¿Cómo se encuentra? ¿Llegó alguna colección con el correo? -inquirían todos a la vez...
Desgracia impeorable
Peter Handke
Publicada en 1972, Desgracia impeorable ocupa un lugar destacado dentro de obra de Peter Handke (1942), uno de los escritores actuales más importantes, polémicos y populares en lengua alemana. En el libro, escrito pocas semanas después del suicidio de su madre por una sobredosis de narcóticos, la angustia lleva al autor a profundizar en la memoria y encontrar para sus recuerdos formulaciones adecuadas. Y, en esta prosa cristalina, el relato preciso de la existencia de la madre (un mero salir adelante en que cobra fuerza la voluntad por dejar de ser «una» para convertirse en «ella»), construido sobre un recuerdo vivido intensamente, se transforma en un ajuste de cuentas con la realidad, así como en una lúcida reflexión sobre la tarea del escritor.
La estrella sobre el bosque
Stefan Zweig
Estos minutos fueron el comienzo de un estado de ensueño muy extraño y ferviente, de un sentimiento tan impetuoso y exaltado que apenas le corresponde el término grave y noble de amor. Era ese amor, de fidelidad canina y desprovisto de deseos, que los seres humanos generalmente no experimentan en la flor de su vida, que sólo sienten las personas muy jóvenes o muy ancianas...