Relatos argentinos

Barcos holandeses en una tormenta

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Leonardo Killian

…las mil maravillas tantas veces escuchadas sobre el oriente eran el acicate y, a la vez, el contrapeso del miedo, del terror que infundía el inmenso océano…
Never lost. Foto por Bryan Minear en Unsplash

Perdido

Haroldo Conti

"El tren salía a las ocho o tal vez a las ocho y media. Recién diez minutos antes enganchaban la locomotora pero de cualquier forma el tío se ponía nervioso una hora antes. Todos los del pueblo eran así. Apenas llegaban y ya estaban pensando en la vuelta. Su padre había hecho lo mismo..."
Flor. Foto por Mat Reding en Unsplash

Momentum vitae

Eduardo Mallea

"El último día de noviembre, mientras caminaba por la calle en medio de una incesante multitud, me encontré de pronto solo. Las terrazas de los cafés estaban colmadas en el atardecer. Con un sacudimiento galvánico se sucedían las letras iluminadas del noticiario giratorio, en el primer piso de uno de los edificios situados en el extremo del bulevar..."
Hércules y La Hidra. por Antonio del Pollaiolo

Cefalea

Julio Cortázar

"Cuidamos las mancuspias hasta bastante tarde, ahora con el calor del verano se llenan de caprichos y versatilidades, las más atrasadas reclaman alimentación especial y les llevamos avena malteada en grandes fuentes de loza; las mayores están mudando el pelaje del lomo, de manera que es preciso ponerlas aparte, atarles una manta de abrigo y cuidar que no se junten de noche con las mancuspias que duermen en jaulas y reciben alimento cada ocho horas..."
Don Quijote y Sancho Panza, por Honoré Daumier

Pierre Menard, autor del Quijote

Jorge Luis Borges

La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración. Son, por lo tanto, imperdonables las omisiones y adiciones perpetradas por madame Henri Bachelier en un catálogo falaz que cierto diario cuya tendencia protestante no es un secreto ha tenido la desconsideración de inferir a sus deplorables lectores —si bien estos son pocos y calvinistas, cuando no masones y circuncisos...
Caliban, por Odilon Redon

Retrato de un genio

Liliana Heker

Si una consigue no pensar mientras golpea exactamente cien veces la pared con la ventana, el tiempo pasa rápido, muy rápido, y puede ser que cuando menos se lo espere Lucía se despierte y adiós problemas...
Writer. Foto por hannah grace en Unsplash

Escritor fracasado

Roberto Arlt

Nadie se imagina el drama escondido bajo las líneas de mi rostro sereno, pero yo también tuve veinte años, y la sonrisa del hombre sumergido en la perspectiva de un triunfo próximo...
Rick e Ilsa

Ilsa Lund

Leonardo Killian

La historia me llegó un domingo por la tarde, aburrido y húmedo, en el bar Colón. A esa hora vacío o casi, con la sola presencia de Macedo…
Tired public transportation. Foto por Lily Banse en Unsplash

Ómnibus

Julio Cortázar

"“Par de estúpidos”, pensó Clara entre halagada y nerviosa. Ocupada en guardar su boleto en el monedero, observó de reojo a la señora del gran ramo de claveles que viajaba en el asiento de adelante..."
Axolotl, un cuento de Julio Cortázar. Foto: Jan Tik

Axolotl

Julio Cortázar

"En la biblioteca Saint-Geneviève consulté un diccionario y supe que los axolotl son formas larvales, provistas de branquias, de una especie de batracios del género amblistoma. Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas y el cartel en lo alto del acuario..."
Old steam engine on Christmas Eve in Washington

El tren

Santiago Dabove

En compañía de unos parientes y allegados, enterramos a mi mujer en el cementerio de Flores, y una sencilla cruz de hierro nombra e indica el lugar de su detención invisible. Cuando volvimos a Flores, todavía encontramos el tren que nos acompañara en tan felices y aciagas andanzas. Me despedí en el Once de mis parientes políticos y, pensando en mis pobres chicos huérfanos y en mi esposa difunta, fui como un sonámbulo a la “Compañía de Seguros” donde trabajaba. No encontré el lugar...
Bestiario, cuentos de Julio Cortázar

Bestiario

Julio Cortázar

Bestiario es el primer libro de relatos que Julio Cortázar publica con su auténtico nombre. No hay en estas ocho obras maestras ni el menor balbuceo ni resacas juveniles: son perfectas. Estos cuentos, que hablan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son, en cada texto, un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura. Sus relatos nos desazonan porque poseen una característica muy rara en la literatura: se nos quedan mirando, como si esperaran algo de nosotros. Después de leer estos verdaderos clásicos del género, nuestra opinión sobre el mundo no puede seguir siendo la misma.
Galaxia de Andrómeda

La trama celeste

Adolfo Bioy Casares

Este relato podría empezar con alguna leyenda celta que nos hablara del viaje de un héroe a un país que está del otro lado de una fuente, o de una infranqueable prisión hecha de ramas tiernas, o de un anillo que torna invisible a quien lo lleva, o de una nube mágica, o de una joven llorando en el remoto fondo de un espejo que está en la mano del caballero destinado a salvarla, o de la búsqueda, interminable y sin esperanza, de la tumba del rey Arturo...

Manual de zoología fantástica

Jorge Luis Borges

El Manual de Zoología Fantástica, una obra emblemática de Jorge Luis Borges, despliega un universo singular donde las criaturas fantásticas cobran vida a través de testimonios que fusionan lo mágico con lo verosímil. Borges, reconocido por su maestría en la literatura fantástica, emplea una variedad de fuentes que abarcan desde textos bíblicos hasta los sueños de poetas y novelistas modernos para dar forma a este fascinante bestiario. En esta obra, Borges se erige como un guía intrépido que nos conduce por un museo excepcional donde lo fantástico adquiere una autenticidad singular. A través de una prosa meticulosa, Borges integra experiencias literarias, filosóficas y teológicas para dar vida a criaturas que trascienden los límites de lo posible. Los testimonios presentados en el Manual de Zoología Fantástica encarnan descripciones que oscilan entre lo mítico y lo verídico, sumergiendo al lector en un viaje inolvidable por el reino de lo improbable. Las figuras que poblaron los escritos de místicos, las representaciones chinas e hindúes, así como las creaciones de escritores medievales y del…

El evangelio según Marcos

Jorge Luis Borges

Espinosa, en el campo, fue aprendiendo cosas que no sabía y que no sospechaba. Por ejemplo, que no hay que galopar cuando uno se está acercando a las casas y que nadie sale a andar a caballo sino para cumplir con una tarea. Con el tiempo llegaría a distinguir los pájaros por el grito...

Carta a una señorita en París

Julio Cortázar

Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y me lance a mí a alguna otra casa donde quizá…

Las vísperas de Fausto

Adolfo Bioy Casares

Veinticuatro años antes, a cambio de un invencible poder mágico, había vendido su alma al Diablo. Los años habían corrido con celeridad. El plazo expiraba a medianoche. No eran, todavía, las once...

Las babas del diablo

Julio Cortázar

De repente me pregunto por qué tengo que contar esto, pero si uno empezara a preguntarse por qué hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente por qué acepta una invitación a cenar (ahora pasa una paloma, y me parece que un gorrión) o por qué cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en seguida empieza como una cosquilla en el estómago y no se está tranquilo hasta entrar en la oficina de al lado y contar a su vez el cuento...

La noche boca arriba

Julio Cortázar

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla, y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades...

Muerte de un hermano

Haroldo Conti

Trató de incorporarse y abrazar a aquel hermano que había vuelto por fin, pero le fallaron las piernas. La verdad que ni siquiera las sentía. Entonces se abandonó sobre el pavimento aguantándose apenas con las manos, nada más que para no perder de vista ese rostro querido...