El sur
Jorge Luis Borges
El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino...
Ladrón de sábado
Gabriel García Márquez
Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años...
Amargura para tres sonámbulos
Gabriel García Márquez
Ahora la teníamos allí, abandonada en un rincón de la casa. Alguien nos dijo, antes de que trajéramos sus cosas —su ropa olorosa a madera reciente, sus zapatos sin peso para el barro— que no podía acostumbrarse a aquella vida lenta, sin sabores dulces, sin otro atractivo que esa dura soledad de cal y canto, siempre apretada a sus espaldas...
La siesta del martes
Gabriel García Márquez
El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón.
La signatura de la esfinge
Rafael Arévalo Martínez
Apenas concluí mis abluciones matinales, escribí a Elena la carta que llevó un propio. Me estremecía de comprensión y de deseo de comunicarme con la extraña y bella mujer, al escribirla. La carta decía:..
Historia de lunas
Alejo Carpentier
A las 12 y 28, puntualmente, el tren de largos vagones amarillos se detenía en la estación del pueblo. Al momento, los dos viejos Ford empezaban a hacer sonar su bocina ásperamente. El ventilador de Café de los Reyes Magos se ponía en marcha. Y los mendigos, los vendedores de frituras o de plegarias invadían el andén…
El costo de la vida
Carlos Fuentes
Salvador Rentería se levantó muy temprano. Cruzó corriendo la azotea. No calentó el boiler. Se quitó los calzoncillos y el chubasco frío le sentó bien. Se fregó con la toalla y regresó al cuarto. Ana le preguntó desde la cama si no iba a desayunar. Salvador dijo que se tomaría un café por ahí...
La santa
Gabriel García Márquez
Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo...
El verano feliz de la señora Forbes
Gabriel García Márquez
Por la tarde, de regreso a casa, encontramos una enorme serpiente de mar clavada por el cuello en el marco de la puerta, y era negra y fosforescente y parecía un maleficio de gitanos, con los ojos todavía vivos y los dientes de serrucho en las mandíbulas despernancadas...
La prodigiosa tarde de Baltazar
Gabriel García Márquez
La jaula estaba terminada. Baltazar la colgó en el alero, por la fuerza de la costumbre, y cuando acabó de almorzar ya se decía por todos lados que era la jaula más bella del mundo. Tanta gente vino a verla, que se formó un tumulto frente a la casa, y Baltazar tuvo que descolgarla y cerrar la carpintería...
La hojarasca
Gabriel García Márquez
En La Hojarasca nació Macondo, ese poblachón cercano a la costa atlántica colombiana que ya se ha convertido en uno de los grandes mitos de la literatura universal. En él transcurre la historia de un entierro imposible. Ha muerto un personaje extraño, un antiguo médico odiado por el pueblo, y un viejo coronel retirado, para cumplir una promesa, se ha empeñado en enterrarle frente a la oposición de todo el poblado y sus autoridades.
La mujer que llegaba a las seis
Gabriel García Márquez
"La puerta oscilante se abrió. A esa hora no había nadie en el restaurante de José. Acababan de dar las seis y el hombre sabia que sólo a las seis y media empezarían a llegar los parroquianos habituales..."
Letanía de la orquídea
Carlos Fuentes
—Mira, ve: ya empezó el invierno. De las espaldas del cielo caía sobre Panamá un torrente de filos claros que escurrían, de la tierra herida en las calles adyacentes, a la Vía España. En la frontera de asfalto las aguas turbias se arrinconaban desorientadas, temiendo sin conciencia la succión del drenaje...
Ojos de perro azul
Gabriel García Márquez
"La vi caminar hacia el tocador. La vi aparecer en la luna circular del espejo mirándome ahora al final de una ida y vuelta de luz matemática. La vi seguir mirándome con sus grandes ojos de ceniza encendida: mirándome mientras abría la cajita enchapada de nácar rosado..."
Espantos de agosto
Gabriel García Márquez
"Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del medio día, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente..."
La luz es como el agua
Gabriel García Márquez
En este relato, Gabriel García Márquez nos transporta a un mundo donde la luz se puede manipular como el agua, creando escenas fantásticas y sorprendentes. Descubre cómo dos niños logran convertir su apartamento en un acuario luminoso y qué consecuencias tiene su osadía.
Tlactocatzine del jardín de Flandes
Carlos Fuentes
"Los retablos de la bóveda (Zobeniga, el embarcadero de Juan y Pablo, Santa María de la Salud) fueron pintados por los discípulos de Francesco Guardi. Las alcobas, forradas de terciopelo azul, y los pasillos, túneles de maderas, lisas y labradas, olmo, ébano y boj, en el estilo flamenco de Viet Stoss algunas, otras más cercanas a Berruguete, al fasto dócil de los maestros de Pisa"
Los advertidos
Alejo Carpentier
Cuando el viejo Amaliwak apareció en la laja, que a modo de tribuna gigantesca se tendía por encima de las aguas, hubo un gran silencio. Los bufones regresaron a sus canoas, los hechiceros volvieron hacia él el oído menos sordo, y las mujeres dejaron de mover la piedra redonda sobre los metales...
La muñeca reina
Carlos Fuentes
Entonces no. Entonces soñaba con las mujeres de mis libros, con las hembras -la palabra me trastornaba- que asumían el disfraz de la Reina para comprar el collar en secreto, con las invenciones mitológicas -mitad seres reconocibles, mitad salamandras de pechos blancos y vientres húmedos- que esperaban a los monarcas en sus lechos...
Pedro Páramo
Juan Rulfo
"Pedro Páramo", escrito por Juan Rulfo, es una obra maestra de la literatura mexicana y una de las novelas más importantes del siglo XX. Publicada por primera vez en 1955, esta novela ha dejado una huella profunda en la literatura mundial debido a su estilo innovador y su retrato desgarrador de la vida en el México rural. La historia de "Pedro Páramo" se desarrolla en el ficticio pueblo de Comala, donde el protagonista, Juan Preciado, regresa a su lugar de origen en busca de su padre, Pedro Páramo. Sin embargo, lo que encuentra es un pueblo desolado y habitado por los espectros de los muertos. A través de una narración fragmentada y no lineal, Rulfo teje una trama en la que el pasado y el presente se entrelazan, y los vivos y los muertos se confunden. La escritura de Juan Rulfo en "Pedro Páramo" es magistral. Utiliza un lenguaje poético y evocador que captura la atmósfera opresiva del pueblo de Comala y la desesperanza que reina en sus habitantes. El…