Un señor muy viejo con unas alas enormes
Gabriel García Márquez
"Al día siguiente todo el mundo sabía que en casa de Pelayo tenían cautivo un ángel de carne y hueso. Contra el criterio de la vecina sabia, para quien los ángeles de estos tiempos eran sobrevivientes fugitivos de una conspiración celestial, no habían tenido corazón para matarlo a palos..."
Diálogo del espejo
Gabriel García Márquez
"Con la bata puesta, ya frente al lavabo, un rostro somnoliento, desgreñado y sin afeitar, le echó una mirada aburrida desde el espejo. Un ligero sobresalto le subió, como un hilillo frío, al descubrir en aquella imagen a su propio hermano muerto cuando acababa de levantarse. El mismo rostro cansado, la misma mirada que no terminaba aún de despertar..."
El otoño del patriarca
Gabriel García Márquez
El otoño del patriarca es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada en 1975. La novela narra la vida y la muerte de un anciano dictador que gobernó con mano de hierro un país ficticio del Caribe durante más de un siglo. La novela se divide en seis capítulos, cada uno centrado en un aspecto diferente de la personalidad y el poder del dictador. El primero relata su infancia miserable y su ascenso al poder con el apoyo de los ingleses y los estadounidenses. El segundo describe su relación con su madre, Bendición Alvarado, a quien venera y canoniza tras su muerte. El tercero cuenta su romance con Leticia Nazareno, una novicia que se convierte en su esposa y madre de su único hijo legítimo, y que es asesinada por una conspiración de sus enemigos. El cuarto muestra su faceta de amante insaciable, que mantiene un harén de más de mil concubinas y numerosos hijos bastardos. El quinto revela su afición por la poesía y la música, así…
La otra costilla de la muerte
Gabriel García Márquez
"En efecto, le disgustaba aquel sueño, pero no podía explicarse por qué le alteraba la circulación si las veces anteriores, cuando las pesadillas eran horripilantes, había logrado mantener la serenidad. Sintió las manos frías."
Tubal-Caín forja una estrella
Gabriel García Márquez
"Porque el miedo se había detenido como una orilla de metal en sus vértebras, podía saber ahora que iba a sucumbir. Un calofrío que nació en sus uñas comenzó a subir livianamente, como un vaho de éter por sus pantorrillas, por sus muslos —¡sus muslos!—, dejando en su rumbo vertical una temblorosa región que más tarde sus pies, sus piernas, no eran ya, los iba convirtiendo en cemento."
Eva está dentro de su gato
Gabriel García Márquez
"Maldijo a sus antepasados. Ellos tenían la culpa de su vigilia. Ellos, que habían transmitido esa belleza invariable, exacta, como si después de muertas las madres sacudieran y renovaran las cabezas para injertarlas en los troncos de las hijas."
La tercera resignación
Gabriel García Márquez
Allí estaba otra vez ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía pero que ahora se le presentaba agudo y doloroso, como si de un día a otro se hubiera desacostumbrado a él...
Ladrón de sábado
Gabriel García Márquez
Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años...
Amargura para tres sonámbulos
Gabriel García Márquez
Ahora la teníamos allí, abandonada en un rincón de la casa. Alguien nos dijo, antes de que trajéramos sus cosas —su ropa olorosa a madera reciente, sus zapatos sin peso para el barro— que no podía acostumbrarse a aquella vida lenta, sin sabores dulces, sin otro atractivo que esa dura soledad de cal y canto, siempre apretada a sus espaldas...
La siesta del martes
Gabriel García Márquez
El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón.
La santa
Gabriel García Márquez
Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo...
El verano feliz de la señora Forbes
Gabriel García Márquez
Por la tarde, de regreso a casa, encontramos una enorme serpiente de mar clavada por el cuello en el marco de la puerta, y era negra y fosforescente y parecía un maleficio de gitanos, con los ojos todavía vivos y los dientes de serrucho en las mandíbulas despernancadas...
Diecisiete ingleses envenenados
Gabriel García Márquez
Lo primero que notó la señora Prudencia Linero cuando llegó al puerto de Nápoles, fue que tenía el mismo olor del puerto de Riohacha. No se lo contó a nadie, por supuesto, pues nadie lo hubiera entendido en aquel trasatlántico senil atiborrado de italianos de Buenos Aires que volvían a la patria por primera vez después de la guerra, pero de todos modos se sintió menos sola, menos asustada y distante, a los setenta y dos años de su edad y a dieciocho días de mala mar de su gente y de su casa...
La prodigiosa tarde de Baltazar
Gabriel García Márquez
La jaula estaba terminada. Baltazar la colgó en el alero, por la fuerza de la costumbre, y cuando acabó de almorzar ya se decía por todos lados que era la jaula más bella del mundo. Tanta gente vino a verla, que se formó un tumulto frente a la casa, y Baltazar tuvo que descolgarla y cerrar la carpintería...
La hojarasca
Gabriel García Márquez
En La Hojarasca nació Macondo, ese poblachón cercano a la costa atlántica colombiana que ya se ha convertido en uno de los grandes mitos de la literatura universal. En él transcurre la historia de un entierro imposible. Ha muerto un personaje extraño, un antiguo médico odiado por el pueblo, y un viejo coronel retirado, para cumplir una promesa, se ha empeñado en enterrarle frente a la oposición de todo el poblado y sus autoridades.
La mujer que llegaba a las seis
Gabriel García Márquez
"La puerta oscilante se abrió. A esa hora no había nadie en el restaurante de José. Acababan de dar las seis y el hombre sabia que sólo a las seis y media empezarían a llegar los parroquianos habituales..."
Ojos de perro azul
Gabriel García Márquez
"La vi caminar hacia el tocador. La vi aparecer en la luna circular del espejo mirándome ahora al final de una ida y vuelta de luz matemática. La vi seguir mirándome con sus grandes ojos de ceniza encendida: mirándome mientras abría la cajita enchapada de nácar rosado..."
Espantos de agosto
Gabriel García Márquez
"Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del medio día, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente..."
Algo muy grave va a suceder en este pueblo
Gabriel García Márquez
"Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:"
La luz es como el agua
Gabriel García Márquez
En este relato, Gabriel García Márquez nos transporta a un mundo donde la luz se puede manipular como el agua, creando escenas fantásticas y sorprendentes. Descubre cómo dos niños logran convertir su apartamento en un acuario luminoso y qué consecuencias tiene su osadía.