El escriba
Raciel René Prat Primelles
"Una fuerza, no de hombre, me llevó dentro, donde todo era limpio y relucía cual cobre pulido. Tronó una voz sobre mi cabeza igual al ruido de muchas aguas. No entendí el idioma de la voz, pero me postré con las manos extendidas en señal de reverencia. El suelo me arrastraba en su corriente, y me llevaba al lugar que parecía el trono de Su Majestad, de zafiro era."