El juego de las nubes
Johann Wolfgang Goethe
El juego de las nubes recopila algunas de las anotaciones que Johann Wolfgang Goethe realizó a modo de diario sobre sus observaciones de nubes. Como señala la traductora, Isabel Hernández, en su epílogo, «Es en 1815 cuando el autor alemán empezó a interesarse seriamente por el estudio de las mismas a raíz de la lectura de la obra que el inglés Luke Howard publicara en 1803 sobre la clasificación de las nubes: On The Modifications of Clouds.[...] Las nubes son para el científico de Weimar seres animados que reaccionan en función de las condiciones de la tierra y de su fuerza de atracción, puesto que no son ni fijas ni volátiles, sino, como todo en la naturaleza, formas en constante transformación. Es por eso por lo que la observación de los fenómenos atmosféricos tiene siempre para él una vertiente empírica y otra simbólica: la primera se manifiesta en sus estudios científicos, la segunda en sus textos literarios».
El cantar de los Nibelungos
Anónimo
"El cantar de los Nibelungos" es una de las joyas más emblemáticas de la literatura épica medieval, cuyo autor permanece en el anonimato. Este poema, compuesto en torno al siglo XIII en lo que hoy es Alemania, se adentra en un mundo de heroísmo, traición y destino trágico, destacándose por su riqueza narrativa y complejidad de personajes. La obra se ha mantenido como un pilar fundamental de la cultura germánica, inspirando adaptaciones y estudios que la sitúan entre las epopeyas más importantes junto a "La Ilíada" y "La Odisea". La historia gira en torno a Sigfrido, un héroe legendario conocido por su valentía y destreza como cazador de dragones. Sigfrido, perteneciente a la corte de los burgundios, se convierte en una figura casi invulnerable tras bañarse en la sangre de un dragón al que ha vencido, un baño que le otorga una protección casi total, excepto en un pequeño punto de su espalda, donde una hoja de tilo impidió que la sangre tocara su piel. Este detalle aparentemente insignificante será…
Poemas de la locura
Friedrich Hölderlin
Treinta y seis años tenía Friedrich Hölderlin en 1806 cuando, declarado loco, fue acogido en su casa de Tubinga, junto al Neckar, por el carpintero Zimmer. Treinta y siete más vivió en aquella casa, olvidado del mundo, de sus amigos, de sus contemporáneos, en constante diálogo consigo mismo y con la Naturaleza. De las muchas páginas que allí escribió, prácticamente todas se han perdido. Estos 49 poemas que aquí se recogen y traducen al castellano son una ínfima muestra de de su actividad intelectual en aquellos años, pero son también lo único que de ellos nos queda. La incuria del tiempo y de los hombres dejó perderse para siempre cuanto el poeta escribió, excepto estos breves textos, desperdigados entre amigos y visitantes ocasionales. Se han recogido igualmente, junto a sus poemas, algunos testimonios de sus contemporáneos que arrojan cierta luz sobre los «años oscuros» del poeta.