La rosa amarilla
Mór Jókai
En «La rosa amarilla» —sorprendentemente, una de las escasas obras de Mór Jókai disponibles en nuestro idioma— el lector recibe la invitación a contemplar, primero, un paisaje árido y sin encanto que no parece contener más que a un jinete pasmado por la flor insólita que lleva bajo el sombrero; la rosa amarilla es un regalo quién sabe si de amor, quede vez en vez, como preludio de la gran metáfora de esta novela, se le escurre de las manos y lo obliga a desandar sus pasos para recuperarla. Este hombre participa de entrada en un rito personal que, a la postre, se transformará en una pequeña epopeya colectiva de los magiares. Nunca los personajes abandonarán este escenario que de súbito aparece lleno de vida, cargado desde hace siglos por un carretón cíngaro que viaja en círculos dejando a su paso la simiente de pequeñas anécdotas pastoriles —el hombre que se ha vuelto loco, el camarada que se fue a la guerra, la mujer de indómita belleza, el duelo a…