Literatura Norteamericana

El diablo y Tom Walker

Washington Irving

A unas pocas millas de Boston, en Massachusetts, desde la bahía de Charles se adentra el mar muchas millas hasta formar un pantano, tierra adentro, rodeado de frondosos árboles y vegetación, una auténtica ciénaga...

Antiguas muertes

Katherine Anne Porter

Era una mujer joven de aspecto resuelto, su cabello era oscuro, rizado y corto con raya a un lado, la cara como un breve óvalo con las cejas rectas y la boca grande y curvada. Un cuello blanco redondo sobresalía de la chaquetilla ajustada y abotonada...

Cierra la última puerta

Truman Capote

—Escucha, Walter, que le caigas mal a todo el mundo, que todos se metan contigo no es algo arbitrario: tú mismo lo provocas...

Flapjack, los marcianos y yo

Fredric Brown

Quiere oír cómo Flapjack salvó al mundo de los marcianos, ¿eh? Muy bien, socio. Sucedió en las orillas del Mojave, justo al sur del Valle de la Muerte. Flapjack y yo estábamos…

Shakespeare nunca lo hizo

Charles Bukowski

A fines de los setenta, Charles Bukowski, santo patrón de los escritores bebedores, autor de algunas de las novelas y relatos más implacables y certeros sobre el gran sueño americano devenido pesadilla, aún no era demasiado conocido en su país. Pero en Europa, que en muchas ocasiones ha demostrado ser más sabia con respecto a los grandes autores americanos que su propia tierra, el gran Hank ya era un escritor de culto. Y en la primavera de 1978, invitado por sus editores europeos, emprende una gira que comenzará en París y transcurrirá entre ríos de alcohol, y amenizada por algunos escándalos. Bukowski, que viaja acompañado por Linda Lee, su joven novia, acude borracho al programa cultural totémico de la televisión francesa, «Apostrophe», lo sientan junto al psiquiatra que trató —o maltrató— a Artaud, y tras tocarle las piernas a otra invitada y decir algunas de sus terribles «boutades» —o verdades—, acabará insultando al presentador, Pivot, que se niega a dejarlo hablar, y abandonará el plato estrepitosamente indignado. Después, Niza, a…

El monstruo-dios de Mamurth

Edmond Hamilton

Salió del desierto, en medio de las tinieblas de la noche, viniendo hacia nosotros, tambaleándose dentro del círculo alumbrado por la fogata, donde cayó exánime al instante. Mitchel y yo nos pusimos rápidamente de pie y lanzamos sendas exclamaciones, ya que los individuos que viajan solos y a pie no son cosa corriente en los desiertos de África del Norte...

La máquina de follar

Charles Bukowski

Charles Bukowski se dio a conocer en España con sus «relatos de locura cotidiana», publicados en dos tomos: Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones y La máquina de follar, que le valieron una inmediata popularidad. Su obra ha provocado, entre otros, los siguientes comentarios: «Un maestro de la sátira anarquista. Una leyenda viviente» (New York Review of Books). «Los más honestos, directos, iluminadores e importantes relatos publicados en este país en los últimos 20 años» (San Francisco Chronicle). «Un humor sardónico que a veces da la impresión de que W. C. Fields se haya reencarnado como escritor» (Rolling Stone Magazine). «Bukowski. Considerado por muchos como el mejor escritor americano. Y por otros posiblemente el peor. Yo estoy entre los primeros» (Jim Christy, Toronto Hobe). «Un profeta de nuestro tiempo» (The New York Times Book Review). «Ha dejado a Jack Kerouac muy lejos... Escribiendo se parece a Charlie Parker tocando jazz» (Die Welt). «Chirriantes exposiciones de un escéptico revolucionario... Es el cam­peón mundial de los escritores peso pesado» (Der Spiegel). «Corred enseguida a comprarlo,…

El ciego

Kate Chopin

Con una pequeña caja roja en una mano, un hombre caminaba lentamente por la calle. Su viejo sombrero de paja y su ropa descolorida daban la impresión de que la lluvia los había batido muchas veces, y las mismas veces el sol los había secado encima de él...

El artista de lo bello

Nathaniel Hawthorne

Un hombre viejo, con su hermosa hija al brazo, paseaba por la calle, y emergió de la penumbra del nublado atardecer a la luz que iluminaba el pavimento, procedente del escaparate de una pequeña tienda. Era un escaparate saledizo; y en su interior había colgados una gran variedad de relojes, baratos, de plata, y uno o dos de oro, todos con sus esferas vueltas de espaldas a la calle, como si se negaran groseramente a informar a los transeúntes de la hora que era...

El hombre que ríe

J. D. Salinger

En 1928, a los nueve años, yo formaba parte, con todo el espíritu de cuerpo posible, de una organización conocida como el Club de los Comanches. Todos los días de clase, a las tres de la tarde, nuestro Jefe nos recogía, a los veinticinco comanches, a la salida de la escuela número 165, en la calle 109, cerca de Amsterdam Avenue...

La colonia perdida

John Scalzi

John Perry y Jane Sagan han encontrado la paz junto a su hija adoptiva Zoë en el planeta colonial Huckleberry. Es una buena vida, pero sienten que les falta... algo. Por eso, cuando se les propone liderar una nueva colonia, John y Jane no pueden resistir la tentación de explorar el universo una vez más. Pero cuando los colonos son abandonados en un planeta desconocido, Perry descubre que nada es lo que parece. Él y su nueva colonia son simples peones en la confrontación entre la Unión Colonial humana y la confederación alienígena denominada el Cónclave, que pretende acabar con la colonización humana. Mientras la partida se decide, Perry deberá luchar por mantener a sus colonos con vida ante las amenazas de ambos bandos en un planeta que esconde sus propios secretos, a la vez que intenta prevenir una guerra que no sólo amenaza con engullir su nuevo hogar, sino que también promete la destrucción de toda la Unión Colonial.

El bote a la deriva

Stephen Crane

Ninguno de ellos supo en ese momento el color del cielo. Sus ojos miraron hacia arriba pero fueron rápidamente desviados a las corrientes y olas que venían hacia ellos. Las olas tenían un matiz verduzco, salvo por la parte de encima, que era espuma blanca, y todos los hombres conocían el color del mar. El horizonte se cerraba y se expandía y en su orilla parecía que las olas se convertían en rocas...

“Cross Country” en la nieve

Ernest Hemingway

El funicular se detuvo después de recorrer otro trecho. No podía seguir más allá, ya que la nieve estaba amontonada sólidamente entre los rieles. El vendaval barría la superficie abierta de la montaña, dejando cierto espesor de nieve. Nick, que estaba encerando sus esquíes en el vagón de equipaje, puso las botas en las puntas de hierro y cerró fuertemente la abrazadera...

El cazador

E. L. Doctorow

La ciudad se levanta sobre terrazas abiertas en el monte, a lo largo del río, es una ciudad construida a la zaga de una fábrica, hecha toda ella de casas de tablas de chilla, y la fachada de sus edificios municipales es de piedra roja. Tiene una biblioteca pública que consta de una sola estancia, y que se llama el Liceo...

Rip Van Winkle

Washington Irving

Publicado en 1819, este relato es considerado el primer cuento de la literatura norteamericana. Está ambientado en los días previos a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y narra la historia de un aldeano de ascendencia holandesa que escapa de su esposa, que lo regañaba continuamente por irse al bosque. Tras varias aventuras, se sienta bajo la sombra de un árbol y se queda dormido. Al depertar el mundo que conocía había cambiado por completo... Este relato sigue muy presente en la cultura de Estados Unidos y, de hecho, la historia se sigue contando entre los niños, que aún disfrutan con la leyenda del viejo Rip van Winkle.

Sinsonte

Walter Tevis

Han pasado cientos de años y la Tierra se ha convertido en un planeta sombrío y distópico en el que los robots trabajan y al ser humano solo le queda languidecer, arrullado por la dicha electrónica y la felicidad narcótica. En semejante mundo sin arte, sin lectura y sin niños, la gente opta por quemarse viva para no soportar la realidad. Y es en este escenario donde Spofforth, la máquina más perfecta jamás creada, un androide de duración ilimitada que ha vivido siglos y que en la actualidad es decano de la Universidad de Nueva York, acaricia su máximo anhelo: poder morir. El único problema está en que su programación le impide suicidarse. Hasta que en su vida se cruzan dos personajes: Paul Bentley, un humano que ha aprendido a leer tras descubrir una colección de viejas películas mudas; y Mary Lou, una rebelde cuya mayor afición consiste en pasar horas y horas en el zoo de Brooklyn admirando a las serpientes autómatas. Pronto, Paul y Mary, como dos modernos…

La bruja de abril

Ray Bradbury

En el aire, sobre los valles, bajo las estrellas, sobre un río, un estanque, un camino, volaba Cecy. Invisible como los nuevos vientos de la primavera, fragante como el aroma de los tréboles que se alzaba en los campos a la tarde, ella volaba...

Engaño

Philip Roth

En El engaño, Philip Roth disecciona, mediante retazos de conversaciones de dos amantes, las pasiones que exponen al adulterio. «Con el amante la vida cotidiana retrocede», escribe Philip Roth, y exhibiendo su habilidad como genial observador de la pasión humana, presenta en Engaño el mundo claustrofóbico de las relaciones adúlteras con una franqueza sin parangón en la ficción norteamericana. En el centro de Engaño se encuentran dos adúlteros en su escondite. Él es un escritor americano de mediana edad, llamado Philip y que vive en Londres. Ella es una elocuente, inteligente y bien educada mujer inglesa atrapada en un matrimonio humillante al que, con solo treinta y tantos años, ya casi se ha resignado. El ritmo de la novela está sostenido en conversaciones, principalmente las que mantiene la pareja antes y después de hacer el amor. Este diálogo -ácido, rico, lúdico, inquisitivo- es prácticamente todo lo que hay en este libro, y todo lo que es necesario que haya.

Canibalismo en los vagones del tren

Mark Twain

Recientemente estuve en Saint Louis, y al regresar hacia el oeste, después de cambiar de tren en Terre Haute, Indiana, subió en una de las estaciones del trayecto un caballero de aspecto benévolo y agradable, de unos cuarenta y cinco o cincuenta años, y se sentó junto a mí...

Todas las novelas

Dashiell Hammett

Dashiell Hammett escribió solo cinco novelas, pero con ellas marcó el rumbo que debía seguir todo el género negro a partir de entonces. Supo crear personajes carismáticos y memorables; imaginó historias oscuras dominadas por la falsedad, la corrupción y el vicio; y recreó atmósferas violentas y recargadas que aún hoy resultan impactantes. Desde la legendaria El halcón maltés, protagonizada por Sam Spade, hasta la sofisticada El hombre delgado, pasando por las imprescindibles obras narradas por el impenetrable agente de la Continental (Cosecha roja, La maldición de los Dain) y La llave de cristal, todas las novelas de Dashiell Hammett suponen una cita ineludible para cualquier amante del género. Como dijo de él Raymond Chandler: «todo lo que hizo lo hizo de un modo soberbio».