Literatura Francesa

El diablo en el cuerpo

Raymond Radiguet

Hacia 1920, un adolescente hermoso, visionario y trágico sobreimprime a la ilusión amorosa todo el desencanto, la irreverencia y la amargura del siglo siniestro que comenzaba. El «enfant terrible» que narra en primera persona una historia de adulterio y de iniciación amorosa —sobre el fondo más miserable que épico de la Primera Guerra Mundial— se da el lujo de amar y de diseccionar al mismo tiempo el amor como un médico que observa su propio cáncer al microscopio. ‘El diablo en el cuerpo’ es una novela bella y maldita, que atrapa y lastima desde la primera hasta la última línea, y que se entrega al corazón para traicionarlo una y otra vez en brazos de la inteligencia. Si la guerra es la ley del mundo, el amor es un crimen que exige de los dos que van a aniquilarse los más altos atributos de la sensibilidad, la crueldad y la imaginación.

El conde de Montecristo

Alejandro Dumas

Novela de aventuras por excelencia, El conde de Montecristo narra la peripecia del joven Edmond Dantès, cuyo prometedor destino se trunca al verse acusado inesperadamente de agente bonapartista y ser encerrado en el adusto castillo de If. Allí, una extraordinaria serie de acontecimientos lo conduce a poder llevar a cabo una fuga insólita y desesperada en posesión del secreto de un fabuloso tesoro. Años después, de regreso en Marsella, viene a conocer que su arbitrario encierro fue debido a una conspiración. Será entonces cuando, con ayuda de sus inmensos recursos y de su ingenio, Dantès, adoptando la personalidad de conde de Montecristo, pondrá en marcha una implacable venganza para acabar con aquellos que propiciaron su ruina.

Jacques el fatalista

Denis Diderot

Diderot presenta en Jacques el Fatalista dos personajes que se asemejan de alguna manera a los de Don Quijote de la Mancha. En efecto, la trama de su novela gira en torno a Jacques y su amo, dos hombres que viajan a través de los campos de Francia y que, en el ínterin, cuentan con el tiempo suficiente para referirse anécdotas de su pasado, recordar personajes o situaciones y colegir de todo reflexiones filosóficas. Además, como Sancho y don Alonso Quijano, los personajes de Diderot también viven aventuras, pernoctan en posadas en las que escuchan toda clase de intrigas, se ven inmersos en duelos y conflictos de honor, y discrepan en sus opiniones sobre la vida, el amor o el destino.

Veinte mil leguas de viaje submarino

Julio Verne

Cuando Verne ideó la construcción del Nautilus, escribió a Hetzel, su editor y amigo: «Le aseguro que su arca estará mejor equipada que la de Noé». Verne, que había visitado ya los centros de la Tierra y del aire, quiso bajar a los abismos del mar. Imaginó un personaje épico, el atormentado capitán Nemo, un sabio desengañado de la raza humana, que se mueve por una de esas obsesivas reivindicaciones tan típicas de la novela de aventuras: la justicia implacable, no exenta de venganza, y la humillación del adversario.

El gran Meaulnes

Alain Fournier

Hay algo fascinante y misterioso en este extraño libro, algo que provoca a la vez admiración y asombro: cómo una sencilla ¿sencilla? historia de amor, de frustración y muerte puede encerrar tanta belleza, tanto interés, tanta melancolía. Quizá porque en sus personajes, atrapados entre un amor casi fantástico y una amistad no menos fantasmal, condenados a soportar la carga de 'una amistad más patética que un gran amor', reconocemos la adolescencia perdida, la sorprendente fatalidad de las cosas, el hundimiento de los misterios. Como ha dicho Gabriel García Márquez, este libro poético y cruel es uno de esos libros que no se debe dejar caer en el olvido.

Las amistades peligrosas

Pierre Choderlos de Laclos

Las amistades peligrosas (a veces traducidas con mayor propiedad por Las relaciones peligrosas) es una famosa novela epistolar, escrita por Pierre Choderlos de Laclos, que narra el duelo perverso y libertino de dos miembros de la nobleza francesa a finales del siglo XVIII. Fue publicada por primera vez en 1782. La Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, que en otro tiempo llegaron a ser amantes, se aprovechan del mejor modo que pueden de la sociedad puritana y privilegiada en la que viven. Estos dos personajes depravados no dejan de enviarse cartas a lo largo de toda la historia que se narra en el libro en las que se cuentan sus hazañas, que constituyen la trama de la historia. Sin embargo, a pesar de ser rivales, no están en igualdad. El vizconde de Valmont, por su condición de hombre, puede hacer alarde de su condición de libertino y gozar incluso por ello de una cierta reputación. Las cartas que dirige a la marquesa de Merteuil sólo son el relato…