Los venenos
Heriberto Machado Galiana
Las más grandes y feas son las que están en el corral de los puercos. En el baño viejo al final del patio, donde los machos orinamos para que el de casa no apeste, también las he visto así. Ni siquiera las que mamá vio en el rancho, donde se guardan los sacos de arroz y de frijoles, pueden ser del tamaño de estas.
Memorial de Penélope
Ernesto Pérez Castillo
Ya me aburrí de alejar de esta casa a los que me pretenden y ahora juego a que me violan y los decapito al amanecer. Pero son insaciables. Cada noche vuelven y beben y se hartan mientras yo les miro desde mi sillón de viuda probable y espero la medianoche en que sortean cuál me poseerá esa madrugada.
En candela con Ochosi
Erick J. Mota
Primero fue el dolor de muelas. Y luego. Y luego también. El dolor de muelas persiste en todo momento y carece de posición de alivio. Los calmantes casi nunca funcionan y siempre la cura es mucho más dolorosa. No existe sentencia ni castigo en el mundo que supere a un dolor de muelas.
El último jonrón
Leopoldo Luis
Martincito estaba en el comedor mirando el juego de pelota entre Villa Clara e Industriales cuando sintió un ruido extraño en la terraza. Recién terminaba de almorzar, pasadas las dos de la tarde, como acostumbra a hacer cada domingo después de beber unos tragos con el primero que aparezca y le acompañe.
Imposturas
Frank Padrón
Isliada propone a sus lectores una selección de poemas del libro inédito Los hombres nunca fueron fieles
Dioses a la carta
Carlos Duarte
Hacía muchos años que vagaba por la vida con la sensación de albergar un vacío absoluto en alguna parte de mi organismo. Comía y comía pero no lo llenaba, ergo no era en el estómago. Respiraba fuerte y hondo pero nada: obvio, la cosa no era en los pulmones.
Las lecciones del vampiro
Miguel Terry Valdespino
Una semana antes de que yo cumpliera los cuarenta y nueve, mi esposa armó sus maletas y se fue a vivir con un tío que decidió dejarle su casa en herencia. El viejo no viviría demasiado. La herencia vino a acelerar el fin de un matrimonio muerto..
Sacrificio
José Luis Fariñas
Había cosas que quería para siempre: ardides, plenilunios, coleópteros de marzo, pánicos vitales de color azul prusia tostado, la semilla heptagonal de una noche de infancia bajo unos canisteles en flor o el dibujo escabroso de los días más imposibles, esos donde parece suceder sin detenerse la danza macabra de la felicidad...
Confesiones
Obdulio Fenelo
La segunda vez que lanzó la mirada a la calle, la dejó rondar las fachadas disparejas, elevarse sobre el montón de construcciones y caer de golpe contra el campanario de la iglesia. A esa hora del día el crepúsculo acentuaba el color amarillento de El Sagrado Corazón y lo tornaba irreal. Siempre rezaba antes de hacer un trabajo, así resolvía lo del arrepentimiento...
Los sitios esperados
Zurelys López Amaya
Cada muro es preciso de recorrer porque es la piedra la que nos sostiene, la piedra azul que rueda cada día y permanece. Los parques que nos vieron caminar saben que llegaremos a los sitios esperados. El tiempo pasa, la luz termina llevándonos al final del día.
Ciento cinco escalones
Sergio Cevedo
¿Y qué? Nada, pasaba por aquí. Abre la puerta un poco más, espera porque entre y luego de cerrarla, avanza al centro de la sala. Así que más o menos pasabas por aquí, pero te molestaste en detenerte y en contar escalones hasta este quinto piso. No los conté...
Minucia
José Martín Díaz Díaz
Minucia no era persona, tampoco animal, supongo. Parecía un muñeco para niños, sin especie definida. Cuatro patas con manitas. Orejas redondas. Grandes ojos.
Luis Pérez, el que no salió de La Habana
Rafael Grillo
Llamémosle a esto “resaña” en lugar de reseña… En definitiva, hablaré de un libro titulado Adiós, Habana, donde, en cambio, nunca se escapa de los límites de esa ciudad acaso incierta, a la que muchos tildan de mítica o legendaria…
Súplica a San Judas Tadeo y otros poemas
Luis Manuel Pérez Boitel
En el divertimento de mis días, la luz gravita/ sobre las cosas que amo, cosas imposibles; advierto que nada pasa/ y ruego bajo estas palabras en tu venidero día, en el mañana dispuesto./ San Judas Tadeo ojalá que la felicidad no sea otra/ que una razón mayor contra las cosas imposibles.
El viejo que se comía la suerte
Mario Brito
Soligial llora por no ser como debía ser. Llora por no haber sido nunca como siempre quiso. Por su mala estrella. Llora con rabia. Por haber sentido rabia. Por haber sido siempre un animal. Porque de un animal femenino de trabajar y fornicar, había degenerado en un animal doméstico, aguantón y resignado...
Fangio’s in memoriam big race
Yoss
The sweden Thor Olafssen, number one de la carrera, atravesó the colossal holograma publicitario bilingüe like a silver arrow y dobló around el Memorial Castro sin aminorar the speed, pero without neither derrapar por eso...
El cangrejo volador
Onelio Jorge Cardoso
Había una vez un cangrejito nuevo que estaba haciendo un hueco profundo en la tierra, cuando, sin más ni más, vino una paloma torcaza a darle conversación...
La deuda
Rafael A. Inza
Dijo toma, y me puso cien dólares en la mano. Si lo haces bien hay doscientos más. Es mucho dinero, el que nadie me pagó nunca, solo que al médico no le importa. Está millonario, por eso todo el mundo quiere cumplir misiones...
El Pueblo de Siracusa
Antonio Enrique González Rojas
La primera Gran Rebelión comenzó cuando el filósofo Aquilonte demostró cómo, por una misteriosa razón sólo revelada a los dioses, todo objeto, fruto o persona, por mucho que ascendiera, caía irremediablemente al suelo.
El polvo cósmico
Yamilet García Zamora
Un muerto más condujo los hilos de la investigación a casa del ermitaño y al fin la policía revisó el lugar, sucio hasta la locura, pero no encontraron nada...