Hojas de hierba
Walt Whitman
En 1855, Whitman publicó la primera de las innumerables ediciones de Hojas de hierba, un libro de poemas cuya principal novedad era un tipo de versificación no usado hasta entonces, y que se alejaba radicalmente del que el poeta había utilizado en los poemas sentimentales que escribió en la década anterior. Puesto que en esta obra alababa el cuerpo humano y glorificaba los gozos de los sentidos, se vio obligado a sufragar él mismo los gastos de su publicación, y a colaborar en las tareas de imprenta. Su nombre no aparecía en la portada de esta edición, pero sí un retrato suyo en camiseta, con los brazos en jarras y el sombrero ladeado, en actitud desafiante. En un largo prefacio, el autor saludaba el advenimiento de una nueva literatura democrática —acorde con el pueblo—, sencilla e irreductible, escrita por un nuevo tipo de poeta afectuoso, potente y heroico, que conduciría a los lectores a través de la poesía con la fuerza de su magnética personalidad.
Las flores del mal
Charles Baudelaire
Los poemas de Las flores del mal despliegan una arquitectura verbal resplandeciente mientras nos introducen en el lado más oscuro de la naturaleza humana, esa raíz maldita que, según Baudelaire, nos alimenta a todos. Desde su primera edición en 1857, este libro «maldito» —ahora nuevamente traducido por el poeta Pedro Provencio— ejerció una enorme influencia en la poesía posromántica y, hasta bien entrado el siglo XX, su trascendencia es equiparable a la del Cancionero de Petrarca en el Renacimiento.