La ruta de Don Quijote
Azorín
La ruta de Don Quijote, publicada en 1905, es una obra singular de Azorín que, partiendo de un encargo periodístico, trasciende las fronteras del reportaje para convertirse en una reflexión profunda sobre la identidad y el alma de España. En el año del tercer centenario de la publicación del Quijote, Azorín viaja por La Mancha, siguiendo los pasos de don Quijote y Sancho Panza. Cada pueblo, cada paisaje, lo lleva a meditar sobre la historia y el tiempo, no solo de los lugares cervantinos, sino del país entero. El libro no es solo una guía física por los territorios manchegos mencionados por Cervantes, sino un recorrido simbólico que se mezcla con la sensibilidad del autor. Azorín convierte su viaje en una excusa para reflexionar sobre el devenir de la nación. A través de descripciones detalladas y emotivas, logra capturar la esencia de un lugar que parece detenido en el tiempo, al igual que su teoría sobre la eternidad de las cosas simples, un tema recurrente en su obra. Lo que…
Castilla
Azorín
Por su forma, su estética y su contenido Castilla (1912) representa la quintaesencia de la obra de Azorín: la contemplación del paisaje o del pueblo como «pequeña» historia transida por el tiempo, buscando, además, en la literatura una expresión del espíritu nacional. Supone Azorín, como explicó Ortega y Gasset, una «nueva manera de ver el mundo»: la que sabe captar «los primores de lo vulgar» y adivinar en ellos el alma de las cosas. Al paso de la lectura vamos descubriendo la resignación y el dolorido sentir de los españoles, la sumisión a la fuerza de los hechos y la idea abrumadora de la muerte. Pero todo lo redime una prosa genial que convierte al libro en uno de los más hermosos de nuestra literatura.