El cuchillo de caza
Haruki Murakami
"Los días fueron deslizándose de forma lenta pero certera. Ninguno de ellos poseía una particularidad especial que permitiera diferenciarlo de otro. Cualquiera podría haberse intercambiado con el siguiente sin problemas. Tal vez ni lo hubiéramos notado. El sol ascendía por el este y se ponía por el oeste, los helicópteros verdes volaban a baja altura, yo bebía litros de cerveza y nadaba cuanto quería."
El folclore de nuestra generación: prehistoria del estadio avanzado del capitalismo
Haruki Murakami
"Hablaré de las chicas. De las relaciones sexuales alborozadas, placenteras, y también tristes, que manteníamos nosotros, los chicos —con los genitales aún por estrenar—, con ellas —todavía eran unas chiquillas—. Éste es uno de los temas de esta historia."
Avión… o cómo hablaba él a solas como si recitara un poema
Haruki Murakami
«¿Y entonces por qué se acuesta conmigo?», se preguntaba él. Había reflexionado mucho sobre ello, pero no había logrado hallar la respuesta. Ni siquiera acababa de comprender a qué se refería con lo de «problemas matrimoniales».
La tragedia de la mina de carbón de Nueva York
Haruki Murakami
"Pero, en definitiva, la muerte no es más que la muerte. En otras palabras, salga de un sombrero o de un campo de trigo, un conejo no es más que un conejo. Un horno caliente no es más que un horno caliente y la negra humareda que se alza por una chimenea no es más que la negra humareda que se alza por una chimenea."
La chica del cumpleaños
Haruki Murakami
El día de su vigésimo cumpleaños también trabajó de camarera, como de costumbre. Le tocaba todos los viernes, pero, de hecho, aquel viernes por la noche no debería haber trabajado. Había intercambiado su turno con otra chica que también trabajaba por horas...
El año de los espaguetis
Haruki Murakami
1971 fue el año de los espaguetis. En 1971 yo hacía espaguetis para vivir y vivía para hacer espaguetis. El vapor que se alzaba de la olla de aluminio era mi orgullo, la salsa de tomate que se cocía a fuego lento en la cazuela haciendo ¡chup!, ¡chup!, mi esperanza...
Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura
Kenzaburō Ōe
En el relato que da título al volumen, que supuso la consagración de Kenzaburō Oé, el gran autor japonés, galardonado con el Nobel, así como en «Agüí, el monstruo del cielo», vuelve sobre el tema del hijo retrasado para elevarlo a una categoría mítica y alegórica, que, sin embargo, no pierde la ternura y la violencia de la irrefutable proximidad de lo real. En Oé afloran a un tiempo la pérdida y la culpa, el desenmascaramiento de un sistema de mentiras oficiales que intenta esconder bajo el victimismo del vencido las propias miserias morales y los infames y nada casuales errores políticos. Es allí donde los grandes escritores demuestran que la más genuina diversión literaria trasciende hacia el ámbito de la reflexión y del testimonio del valor histórico y social. Un libro que supone una espléndida puerta de acceso a una de las obras más modernas, originales y sugestivas que haya dado Oriente durante el presente siglo.
Jikininki
Lafcadio Hearn
Una vez, Musõ Kokushi, sacerdote de la secta zen que viajaba solo por la provincia de Mino, se perdió en una comarca montañosa donde no había nadie que lo guiara. Erró sin rumbo durante largo tiempo; y ya desesperaba de hallar refugio durante la noche...
En una estación de ferrocarril
Lafcadio Hearn
Ayer un telegrama de Fukuoka anunció que un desesperado criminal capturado allí sería traído hoy a Kumamoto para su juicio, en el tren pasado el mediodía. Un policía de Kumamoto había ido a Fukuoka para hacerse cargo del prisionero...
El secreto de la muerta
Lafcadio Hearn
Hace mucho tiempo, en la provincia de Tamba, vivía un rico mercader llamado Inamuraya Gensuké. Tenía una hija llamada O-Sono. Como ésta era muy bonita y sagaz, el mercader juzgó inoportuno brindarle sólo la exigua educación que podían ofrecerle los maestros rurales; la confió, pues, a unos servidores fieles y la envió a Kyõto, para que allí adquiriera las gráciles virtudes que suelen exhibir las damas de la capital...
El espejo y la campana
Lafcadio Hearn
Hace ocho siglos, los sacerdotes de Mugenyama, provincia de Tõtõmi, quisieron fabricar una gran campana para su templo, y les pidieron a las mujeres de la comarca que los ayudaran mediante la donación de viejos espejos de bronce para la fundición...
El cerezo de la nodriza
Lafcadio Hearn
Hace trescientos años, en la aldea de Asamimura, distrito de Onsengôri, provincia de Iyô, vivía un buen hombre llamado Tokubei. Este Tokubei era la persona más rica del distrito y el jefe de la aldea...
El rumor del oleaje
Yukio Mishima
Considerada una de las más bellas historias de amor de la literatura, "El rumor del oleaje" narra el nacimiento y consumación del idilio entre dos adolescentes situados en un mundo arcaico, primitivo y elemental: una minúscula isla japonesa en la que sobrevive una comunidad de pescadores apartada de la civilización y donde se percibe por doquier el olor salobre del mar, la fragancia de las cuerdas de cáñamo, el humo invisible de las hogueras y el rumor de un oleaje azul intenso que todo lo circunda. Guiado por su admiración hacia el modelo humano y la tradición bucólica de la Grecia clásica, que era capaz de establecer una perfecta coincidencia entre la vida humana y la misteriosa belleza de la naturaleza, Yukio Mishima (1925-1970) construye una novela inolvidable acerca de uno de los temas perennes de la literatura.
Nieve de primavera
Yukio Mishima
Considerada como el testamento ideológico y literario de Yukio Mishima (1925-1970), «El mar de la fertilidad» es una tetralogía en la que el autor abarca a través de su inconfundible mundo narrativo la evolución del Japón desde comienzos del siglo XX hasta los años 1970, expresando su rebeldía contra una sociedad que él consideraba sumida en la decadencia moral y espiritual. Articulada en torno a la trágica historia de amor entre los jóvenes Kiyoaki y Satoko, NIEVE DE PRIMAVERA (1968) es la primera novela de esta serie que vertebra como testigo y protagonista a Shigekuni Honda. En ella, Mishima retrata con una acritud no reñida con su singular estética la rápida apertura hacia formas de vida occidentales y burguesas que propició en Japón la restauración Meiji en detrimento de la cultura tradicional.
El caballo blanco
Yasunari Kawabata
Entre las hojas de roble se colaba el sol. Al levantar la cara, Noguchi quedó encandilado. Parpadeó y miró otra vez. La luz no le daba directamente en los ojos sino que quedaba atrapada entre el denso follaje...
El Espejo
Haruki Murakami
Todas las historias que has estado contado esta noche parecen pertenecer a dos categorías. Están las del tipo en las que tienes el mundo de los vivos de un lado, el mundo de los muertos en el otro, y una fuerza que permite el cruce de un lado al otro...
Diplomacia
Lafcadio Hearn
Según las órdenes, la ejecución debía llevarse a cabo en el jardín del yashiki. De modo que condujeron al hombre al jardín y lo hicieron arrodillar en un amplio espacio de arena atravesado por una hilera de tobiishi, o pasaderas, como las que aún suelen verse en los jardines japoneses. Tenía los brazos sujetos a la espalda...
Los siete puentes
Yukio Mishima
Eran las once y media de una noche de luna llena del mes de septiembre. Al terminar la reunión a la cual habían asistido, Koyumi y Kanako regresaron a la Casa del Laurel e inmediatamente vistieron sus kimonos de algodón. Hubieran preferido bañarse antes de cambiar su ropa, pero aquella noche no quedaba tiempo para eso...
Los años verdes
Yukio Mishima
Inspirada en un hecho real, Los años verdes se centra en la figura del protagonista, Makoto Kawasaki, joven de buena familia marcado por su singular carácter, por su escasa empatía social y por la conflictiva relación con su padre. Una vez desmovilizado tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, Makoto, nihilista frente a la sociedad, resentido frente a la familia, se embarcará en una espiral autodestructiva presidida por una morbosa obsesión por el dinero y la fascinación por la muerte.
El séptimo hombre
Haruki Murakami
—Aquella ola estuvo a punto de engullirme una tarde de septiembre cuando tenía diez años —empezó a decir, en voz baja, el séptimo hombre. Era el último a quien le tocaba hablar aquella noche. Las agujas del reloj señalaban ya las diez. Los hombres, sentados en círculo dentro de la habitación, podían distinguir, en la negra oscuridad de la noche, el rugido del viento que se dirigía hacia el oeste. El viento agitaba las hojas de los árboles del jardín, hacía vibrar los cristales de las ventanas y, al fin, con un chillido agudo como un silbato, se desplazaba a otro lugar...