Impresiones
Alberto Marrero
Mi bote no es rojo, en verdad jamás he tenido un bote para navegar en la pereza de un domingo. Los domingos son como lagartos quietos o como charcas infectas bajo el calor asesino. Como jamás he tenido un bote, sueño con uno pintado de rojo, donde quepan dos o tres amigos y amigas de la infancia y algunos libros que siempre me acompañan.