Como en las estampas
Amado Nervo
«Como en las estampas» puede parecer desconcertante porque parte de ideas religiosas —y no de influencias literarias o anécdotas reales— para crear una ficción, pero allí radica justamente su atractivo: pone a prueba aquello en lo que muchas personas creen de un modo inusual.
La semana de colores
Elena Garro
"No era verdad. Había días mejores para morir. El martes era delgadito y transparente. Si morían en martes, verían a través de sus paredes de papel de china los otros días, los de adelante y los de atrás. Si morían en jueves, se quedarían en un disco dorado dando vueltas como en los «caballitos» y verían desde lejos a todos los días."
Vieja moralidad
Carlos Fuentes
—¡Zopilotes negros! ¡Cuervos devoradores! ¡Fuera de mi vista! ¿Quieren que las plantas se sequen? ¡Tomen el otro camino, el que da la vuelta por la casa de doña Casilda, que al fin esa vieja beata se hincará cuando pasen!...
Parturient montes
Juan José Arreola
Entre amigos y enemigos se difundió la noticia de que yo sabía una nueva versión del parto de los montes. En todas partes me han pedido que la refiriera, dando muestras de una expectación que rebasa con mucho el interés de semejante historia...
Morir al sur
Gabriel Velázquez Toledo
Un capítulo de la obra ganadora del Premio Nacional de Novela Negra “Una vuelta de tuerca” 2020, publicada en 2022 por la editorial mexicana NITRO-PRESS…
Baltasar Gérard [1555 1582]
Juan José Arreola
Ir a matar al príncipe de Orange. Ir a matarlo y cobrar luego los veinticinco mil escudos que ofreció Felipe II por su cabeza. Ir a pie, solo, sin recursos, sin pistola, sin cuchillo, creando el género de los asesinos que piden a su víctima el dinero que hace falta para comprar el arma del crimen, tal fue la hazaña de Baltasar Gérard, un joven carpintero de Dóle...
Antes de la Guerra de Troya
Elena Garro
Antes de la Guerra de Troya los días se tocaban con la punta de los dedos y yo los caminaba con facilidad. El cielo era tangible. Nada escapaba de mi mano y yo formaba parte de este mundo. Eva y yo éramos una...
La ley de Herodes
Jorge Ibargüengoitia
Sarita me sacó del fango, porque antes de conocerla el porvenir de la Humanidad me tenía sin cuidado. Ella me mostró el camino del espíritu, me hizo entender que todos los hombres somos iguales, que el único ideal digno es la lucha de clases y la victoria del proletariado; me hizo leer a Marx, a Engels y a Carlos Fuentes, ¿y todo para qué? Para destruirme después con su indiscreción...
Debo olvidar…
Elena Garro
Debo olvidar que encontré estas páginas escondidas entre las tablas sueltas del armario… después de todo la habitación es enorme y en los días que corren es un lujo gozar de espacio. No me molesta la suciedad de los muros, ni las duelas rotas. Tampoco me importan las manchas de humedad que hay en el techo, ni el agua de la lluvia que se cuela a raudales...
Anuncio
Juan José Arreola
Dondequiera que la presencia de la mujer es difícil, onerosa o perjudicial, ya sea en la alcoba del soltero, ya en el campo de concentración, el empleo de Plastisex©, es sumamente recomendable...
La noche que lo dejaron solo
Juan Rulfo
-¿Por qué van tan despacio? -les preguntó Feliciano Ruelas a los de adelante-. Así acabaremos por dormirnos. ¿Acaso no les urge llegar pronto? -Llegaremos mañana amaneciendo -le contestaron...
La pantera
Sergio Pitol
Ninguna de las magias que atravesaron mi niñez puede equipararse con su aparición. Nada de lo hasta entonces concebido logró confundir tan soberbiamente refinamiento y fiereza. En las noches siguientes imploré, divertido, al final impaciente, casi con lágrimas, su presencia. Mi madre repetía que de tanto jugar a los bandidos acabaría por soñarlos...
Trasciende novela negra en lengua yoreme
Luisa Dómenit
El escritor mexicano Samuel Parra publicará en nuevo libro, Por la ciudad en alas de ángel, que mezcla la lengua indígena yoreme en la historia…
Andamos huyendo, Lola
Elena Garro
Aube y Karin se sintieron dichosas. Habían abandonado el establo de Connecticut en el que vivieron los dos últimos años y ahora terminaban de instalarse en un estudio de muros blancos y alfombras verdes. Un verde césped que les recordaba el campo en sus mejores días...
Anacleto Morones
Juan Rulfo
¡Viejas, hijas del demonio! Las vi venir a todas juntas, en procesión. Vestidas de negro, sudando como mulas bajo el mero rayo del sol. Las vi desde lejos como si fuera una recua levantando polvo. Su cara ya ceniza de polvo. Negras todas ellas...
Alejandrina
Juan José Arreola
La poetisa Alejandrina llegó procedente de Tamazula, bien munida de informes y referencias acerca de casi todos nosotros. Llegó en el momento oportuno cuando ya estábamos reunidos y dispuestos al banquete del espíritu...
Los hijos del limo
Octavio Paz
Los hijos del limo, el libro más extenso e importante que con posterioridad a El arco y la lira ha dedicado el autor a la evolución de la lírica contemporánea desde el romanticismo hasta nuestros días, está constituida por las Charles Eliot Norton Lectures dictadas en el curso 1971-1972 en la Universidad de Harvard por Octavio Paz, como anteriormente T. S. Eliot, e. e. cummings, Igor Stravinsky, Jorge Luis Borges y Jorge Guillén. En palabras del propio autor, el hilo central de la obra es «la doble y antagónica tentación que ha fascinado alternativa o simultáneamente a los poetas modernos: la tentación religiosa y la tentación política, la magia o la revolución. Frente al cristianismo la poesía moderna se presenta como la otra religión; frente a las revoluciones del siglo XIX y del XX, como la voz de la revolución original. Una doble heterodoxia, una doble tensión que está presente lo mismo en el romántico William Blake que en el simbolista Yeats o el vanguardista Pound; lo mismo en Baudelaire…
Una mujer amaestrada
Juan José Arreola
Hoy me detuve a contemplar este curioso espectáculo: en una plaza de las afueras, un saltimbanqui polvoriento exhibía una mujer amaestrada. Aunque la función se daba a ras del suelo y en plena calle, el hombre concedía la mayor importancia al círculo de tiza previamente trazado, según él, con permiso de las autoridades...
Acuérdate
Juan Rulfo
Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y que murió recitando el “rezonga ángel maldito” cuando la época de la gripe. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él...
Chuang-Tzu
Octavio Paz
«En 1957», escribe Octavio Paz, «hice algunas traducciones de breves textos de clásicos chinos. El formidable obstáculo de la lengua no me detuvo y, sin respeto por la filología, traduje del inglés y del francés. Me pareció que esos textos debían traducirse al español no sólo por su belleza –construcciones a un tiempo geométricas y aéreas, fantasías templadas siempre por una sonrisa irónica– sino también porque cada uno de ellos destila, por decirlo así, sabiduría. Me movió un impulso muy natural: compartir el placer que había experimentado al leerlos... Creo que Chuang-Tzu», como los otros poetas que recoge esta breve antología, «no sólo es un filósofo notable sino un gran poeta. Es el maestro de la paradoja y del humor, puentes colgantes entre el concepto y la iluminación sin palabras».