Cuentos para tahúres
Rodolfo Walsh
"El montoncito de las apuestas fue creciendo: había billetes de todos tamaños y hasta algunas monedas que puso uno de los de afuera. Flores parecía vacilar. Por fin largó los dados. Pereyra no los miraba. Tenía siempre los ojos en las manos de Flores..."
A propósito de un olor
Adolfo Bioy Casares
En la noche del jueves el profesor Roberto Ravenna suspiró varias veces, pero a la una de la madrugada lanzó un quejido. Después de leer el último trabajo había encontrado, en la maraña de su mesa, una pila con otros diez...
El examen
Julio Cortázar
El examen (1950) permaneció inédita durante más de treinta años, por voluntad de Cortázar, y fue publicada póstumamente en 1986. Novela iniciática, describe con humor y poesía el deambular de un grupo de amigos por una Buenos Aires fantasmagórica, dominada por la niebla y una rara lluvia. En la Plaza de Mayo la multitud se entrega a un ritual premonitorio de los funerales que, dos años después, se dedicarían a Eva Perón. En las discusiones del grupo de amigos se cruzan la literatura y el arte, la crítica de costumbres y la política, los sueños personales y el sentido de la Historia, anticipando los ejes fundamentales de la obra de madurez de Cortázar.
El escuerzo
Leopoldo Lugones
Un día de tantos, jugando en la quinta de la casa donde habitaba la familia, me di con un pequeño sapo que, en vez de huir como sus congéneres más corpulentos, se hinchó extraordinariamente bajo mis pedradas. Tenía horror a los sapos y era mi diversión aplastar cuantos podía...
El hacedor
Jorge Luis Borges
En El hacedor confluyen las simbologías de Oriente y Occidente, el cosmos y las cosmogonías, los siglos, las dinastías, lo universal y lo profundamente local: Heráclito, Homero, Dante con Rosas, Facundo y Juan Muraña. Tal diversidad de temas se corresponde con una multiplicidad de géneros. Así, los relatos, poemas y ensayos de estas páginas terminan configurando uno de los libros más personales del autor; una miscelánea que da cuenta de las preocupaciones que recorren toda la obra borgiana. «... yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica.»
Acuérdate de Azerbaijan
Roberto Arlt
Los dos mahometanos se detuvieron para dejar paso a la procesión budista. Con un paraguas abierto sobre su cabeza delante de un palanquín dorado, marchaba un devoto...
Nocturno
Ricardo Güiraldes
La amenaza había quedado en Roberto como un presagio de desgracia. -Sí, humílleme; pero algún día, si Dios quiere, nos hemos de encontrar cara a cara. Bah, no era el primer caso… fanfarronadas de paisano...
Abuela Julieta
Leopoldo Lugones
Cada vez más hundido en su misantropía, Emilio no conservaba ya más que una amistad: la de su tía la señora Olivia, vieja solterona como él, aunque veinte años mayor. Emilio tenía ya cincuenta años, lo cual quiere decir que la señora Olivia frisaba en los setenta...
Todos los fuegos el fuego
Julio Cortázar
Así será algún día su estatua, piensa irónicamente el procónsul mientras alza el brazo, lo fija en el gesto del saludo, se deja petrificar por la ovación de un público que dos horas de circo y de calor no han fatigado. Es el momento de la sorpresa prometida; el procónsul baja el brazo, mira a su mujer que le devuelve la sonrisa inexpresiva de las fiestas...
Bestiario
Julio Cortázar
Entre la última cucharada de arroz con leche —poca canela, una lástima— y los besos antes de subir a acostarse, llamó la campanilla en la pieza del teléfono e Isabel se quedó remoloneando hasta que Inés vino de atender y dijo algo al oído de su madre...
Conversación
Eduardo Mallea
Él no contestó, entraron en el bar. Él pidió un whisky con agua; ella pidió un whisky con agua. Él la miró; ella tenía un gorro de terciopelo negro apretándole la pequeña cabeza; sus ojos se abrían, oscuros, en una zona azul...
Inquisiciones
Jorge Luis Borges
«Este que llamo Inquisiciones (por aliviar alguna vez la palabra de sambenitos y humareda) es ejecutoria parcial de mis veinticinco años. El resto cabe en un manojo de salmos, en el Fervor de Buenos Aires y en un cartel que las esquinas de Callao publicaron. [...] Yo no sé si hay literatura, pero yo sé que el barajar esa disciplina posible es una urgencia de mi ser.» Primer volumen en prosa publicado por Jorge Luis Borges, «Inquisiciones» vio la luz en Buenos Aires en 1925, quedando en seguida desterrado oficialmente, junto con «El tamaño de mi esperanza» y «El idioma de los argentinos», de la obra de su autor. En él, sin embargo, se encuentran ya gran parte de los temas y obsesiones recurrentes del maestro argentino, así como el sello inconfundible de su estilo.
El pozo
Ricardo Güiraldes
Sobre el brocal desdentado del viejo pozo, una cruz de palo roída por la carcoma miraba en el fondo su imagen simple. Toda una historia trágica...
Después del almuerzo
Julio Cortázar
Después del almuerzo yo hubiera querido quedarme en mi cuarto leyendo, pero papá y mamá vinieron casi en seguida a decirme que esa tarde tenía que llevarlo de paseo...
El aprendizaje del escritor
Jorge Luis Borges
Los textos inéditos suelen perdurar en papeles dispersos, márgenes o cuadernos en octava; suelen encontrarse en cajones, baúles, latas de galletitas o bolsillos; éste permaneció en una cinta magnetofónica, grabada en Nueva York hace cuarenta y tres años. Esto quiere decir que antes de ser un libro, El aprendizaje del escritor fue oral, y que su texto comporta la traducción –o ventriloquia– de las transcripciones del seminario sobre escritura que ofreció Jorge Luis Borges en la Universidad de Columbia, en 1971. Los encuentros de este seminario estuvieron dedicados a la escritura, tanto de ficción y poesía, como de traducción. Cada reunión estuvo abierta a las preguntas de los estudiantes y, a la manera de los diálogos platónicos, recrea naturalmente el contraste dramático de los puntos de vista del autor y sus lectores. Este seminario, como la vastísima obra de Borges, no encierra una sola página que no ofrezca una felicidad. ¿Cómo escribe Borges un poema o un cuento? ¿Cómo escribe una obra o una traducción en colaboración? ¿Qué diferencia reconoce…
The Two Jakes y otros poemas inspirados en el cine
Rolando Revagliatti
Cintas de Jack Nicholson, Luis Buñuel, Woody Allen, Juan José Jusid y Martín Scorse sirven como punto de partida en esta nueva entrega del poeta argentino…
Libro de Manuel
Julio Cortázar
Libro de Manuel (1973) es una síntesis polémica de las búsquedas estéticas de Cortázar y de su interés por los movimientos revolucionarios de aquellos años. Puede leerse como un desplazamiento natural de los personajes y los temas de Rayuela hacia las urgencias y los fervores de un mundo convulsionado. Pero conserva de aquella novela fundamental toda la fantasía, el desenfado y la frescura que han hecho de Cortázar un escritor único e irrepetible dentro del panorama literario del siglo XX.
El libro de arena
Jorge Luis Borges
A mis años —he nacido en 1899—, no puedo prometer ni prometerme sino esas pocas variaciones de la irreparable monotonía. Séame permitido, sin embargo, indicar alguna minucia. El libro incluye trece relatos. El número es casual o fatal —aquí las dos palabras son estrictamente sinónimas— y no mágico. Si de todos mis textos tuviera que rescatar uno solo, rescataría, creo, El Congreso, que es a la vez el más autobiográfico (el que prodiga más los recuerdos) y el más fantástico. No ocultaré tampoco mi preferencia por El libro de arena.
Accidentado paseo a Moka
Roberto Arlt
Cuando el “Caballo Verde” salió del puerto de Santa Isabel, el noble anciano, apoyado de codos en la pasarela del paquete, cargado de negros hediondos y pirámides de bananas, me dijo al mismo tiempo que miraba entristecido cómo la isla de Fernando Poo empequeñecía a la distancia:...
El descubrimiento de la circunferencia
Leopoldo Lugones
Clinio Malabar era un loco, cuya locura consistía en no adoptar una posición cualquiera, sentado, de pie o acostado, sin rodearse previamente de un círculo que trazaba con una tiza. Llevaba siempre una tiza consigo, que reemplazaba con un carbón cuando sus compañeros de manicomio se la sustraían, y con un palo si se hallaba en un sitio sin embaldosar...