La tarjeta
Sergio Ramírez
"Y cuando la mayoría de edad le llegó, llena de sudor y de trabajo, ya no iba a los burdeles ni a las cantinas de la costa, y todo lo que ganaba se lo daba a su mamá y entre todos se ayudaban a vivir. Después se hizo celador nocturno de una casa de comercio en Managua..."
El cobarde
Sergio Ramírez
"Se bajó con una confusión de extraños sentimientos y con unas ganas enormes de volverse a su casa; pero había un tanto más de doscientos kilómetros que el volverlos a recorrer podría matar a su padre del corazón. Conoció la pensión por el rótulo mal pintado y con mala ortografía: «SE ASEPTAN COMENZALES»..."