La boina roja
Rogelio Sinán
—Mire, doctor Paul Ecker, su silencio no corresponde en nada a la buena voluntad que hemos tenido en su caso. Debe usted comprender que la justicia requiere hechos concretos. No me puedo explicar la pertinacia que pone en su mutismo...
A la orilla de las estatuas maduras
Rogelio Sinán
Allí en el río era donde mejor estaba. Ni los sollozos de la tía Josefina que andaba siempre de un lado para otro quejándose del reuma, ni los gritos delgados de su madrina José María que no hacía más que darle con el chicote siempre que cometía alguna diablura...