Cuentos navideños

El cuento del colegial

Charles Dickens

"Como soy bastante joven —aunque vaya cumpliendo años, sigo siendo bastante joven—, no tengo ninguna aventura a la que recurrir. No creo que a ninguno de los presentes les interese saber que el reverendo es un carcelero, y ella una auténtica arpía, o lo mucho que cobran a los padres, sobre todo por los cortes de pelo y la atención médica..."

El cuento del pariente pobre

Charles Dickens

"No soy lo que aparento. Soy muy diferente. Pero quizá sea mejor que, antes de continuar, eche una ojeada a lo que se supone que soy."

Las hermanas

Nathaniel Hawthorne

"Mientras esperaba la campanada que a medianoche la convertiría en miembro de la innumerable hermandad de los años pasados, se le acercó una joven doncella que venía andando ligera como de puntillas por la calle que lleva al depósito de ferrocarril. Evidentemente era forastera, y puede que hubiese llegado a la ciudad en el tren nocturno."

La navidad cuando dejamos de ser niños

Charles Dickens

"Esa Navidad en que acabábamos de conseguir la fama; en que nos daban un paseo triunfal por haber hecho algo grande y bueno; en que nuestro apellido se veía honrado y ennoblecido, y en casa nos recibían llorando de alegría; ¿es posible que esa Navidad aún no haya llegado?"

El final

Charles Dickens

"Scrooge corrió hasta la ventana, la abrió y sacó la cabeza. Ni niebla, ni bruma; un día claro, luminoso, azul, vigorizante, frío; uno de esos fríos que alegran y que animan; dorada luz del sol; un cielo divino; dulce aire fresco; campanas jubilosas. ¡Maravilloso!"

La aventura de la noche de San Silvestre

E.T.A. Hoffmann

"Llevaba la muerte, la gélida muerte en el corazón, incluso desde lo más profundo de mi ser, desde el corazón, me pinchaba los nervios que las llamas atravesaban como con afiladas púas de hielo."

El abeto

Hans Christian Andersen

"¡Ay!, ¿por qué no he de ser yo tan alto como los demás? —suspiraba el arbolillo—. Podría desplegar las ramas todo en derredor y mirar el ancho mundo desde la copa. Los pájaros harían sus nidos entre mis ramas, y cuando soplara el viento, podría mecerlas e inclinarlas con la distinción y elegancia de los otros."

El último de los espíritus

Charles Dickens

"—¡Fantasma del futuro! —exclamó—, os temo más que a ninguno de los espectros que conozco. Pero, como sé que os proponéis hacerme el bien, y como espero vivir para ser un hombre distinto del que era, estoy preparado para aceptar vuestra compañía y para hacerlo con el corazón agradecido. ¿No hablaréis conmigo?"

El cascanueces y el rey de los ratones

E.T.A. Hoffmann

"Me dirijo a ti, amable lector u oyente, ya te llames Fritz, Theodor, Ernst, o como quieras llamarte, y te ruego que recuerdes con la mayor viveza posible tu última mesa de Navidad cubierta de bellos y multicolores regalos, así también podrás imaginarte cómo se quedaron estáticos y mudos los niños y cómo..."

El segundo de los tres espíritus

Charles Dickens

"Scrooge se adelantó tímidamente e inclinó la cabeza ante aquel espíritu. No era ya el Scrooge empecinado de antes; y, aunque los ojos del espectro eran sinceros y amables, no se atrevió a mirarlo de hito en hito."

El muñeco de nieve

Hans Christian Andersen

«No lo entiendo -dijo para sí el hombre de nieve-, pero tengo el presentimiento de que insinúa algo desagradable. Algo me dice que aquel que me miraba tan fijamente y se marchó, al que él llama Sol, no es un amigo de quien pueda fiarme».

El primero de los tres espíritus

Charles Dickens

"Les repito que una mano invisible corrió las cortinas de la cama. No las cortinas de los pies, ni las que Scrooge tenía a la espalda, sino aquéllas hacia las que miraba. Las cortinas de su cama se corrieron y Scrooge, incorporándose desde una posición medio recostada, se encontró frente a frente con el visitante sobrenatural que las había abierto, tan cerca como, ahora, estoy yo de usted: y téngase en cuenta que, en espíritu, estoy pegado a su codo."

La niña de los fósforos

Hans Christian Andersen

"Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante."

El fantasma de Marley

Charles Dickens

"Nadie lo paraba en la calle para decirle, con alegre sorpresa: «Mi querido Scrooge, ¿qué tal está? ¿Cuándo vendrá a verme?». Ningún mendigo le pedía un óbolo, ni los niños le preguntaban la hora, ni tampoco hombre o mujer se le acercaron una sola vez en toda su vida para averiguar cómo ir a tal o cual sitio."

El hombre de jengibre

Anónimo

"Érase una vez, una mujer viejecita que vivía en una casita vieja en la cima de una colina, rodeada de huertas doradas, bosques y arroyos. A la vieja le encantaba hornear, y un día de Navidad decidió hacer un hombre de jengibre."