Alejandrina
Juan José Arreola
La poetisa Alejandrina llegó procedente de Tamazula, bien munida de informes y referencias acerca de casi todos nosotros. Llegó en el momento oportuno cuando ya estábamos reunidos y dispuestos al banquete del espíritu...
Una mujer amaestrada
Juan José Arreola
Hoy me detuve a contemplar este curioso espectáculo: en una plaza de las afueras, un saltimbanqui polvoriento exhibía una mujer amaestrada. Aunque la función se daba a ras del suelo y en plena calle, el hombre concedía la mayor importancia al círculo de tiza previamente trazado, según él, con permiso de las autoridades...
Acuérdate
Juan Rulfo
Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y que murió recitando el “rezonga ángel maldito” cuando la época de la gripe. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él...
Ícaro
Sergio Pitol
El narrador ha visto esa tarde, en una sesión del Festival Cinematográfico de Venecia, un film japonés que revela, de un modo en apariencia inequívoco, aunque la acción transcurra en Japón (y un episodio esté situado en Macao), la vida de un amigo muerto unos años atrás en condiciones extrañas en una pequeña ciudad de la costa de Montenegro...
¿Qué hora es…?
Elena Garro
—¿Qué hora es, señor Brunier? Los ojos castaños de Lucía recobraron en ese instante el asombro perdido de la infancia. El señor Brunier esperaba la pregunta. Miró su reloj pulsera y dijo marcando las sílabas para que Lucía entendiera bien la respuesta:..
El que inventó la pólvora
Carlos Fuentes
Uno de los pocos intelectuales que aún existían en los días anteriores a la catástrofe, expresó que quizá la culpa de todo la tenía Aldous Huxley. Aquel intelectual -titular de la misma cátedra de sociología, durante el año famoso en que a la humanidad entera se le otorgó un Doctorado Honoris Causa, y clausuraron sus puertas todas las Universidades...
El llano en llamas
Juan Rulfo
Serie de 17 cuentos en los que Juan Rulfo (1918-1986) trata entre otros asuntos, el problema de la tierra. Los personajes principales de cada cuento son los narradores, y muchas veces son los mismos personajes los que dan título a los relatos. Rulfo crea un mundo en donde los seres viven en relación con un presente trágico, la nostalgia del pasado y la falta de esperanza. El autor logró retratar de forma inigualable la problemática del campo y la visión mágica de los campesinos.
Estío
Inés Arredondo
Estaba sentada en una silla de extensión a la sombra del amate, mirando a Román y Julio practicar el volley-ball a poca distancia. Empezaba a hacer bastante calor y la calma se extendía por la huerta...
El hombre
Juan Rulfo
"Los pies del hombre se hundieron en la arena dejando una huella sin forma, como si fuera la pezuña de algún animal. Treparon sobre las piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida; luego caminaron hacia arriba, buscando el horizonte..."
Lo de siempre
Carlos René Padilla
Relato incluido en la antología LATINOIR. Muerte con pasaporte, publicado por Nitro Press…
El listón de tu pelo
Atzin Nieto
Piensas en ella, en su sonrisa, en su aroma después de hacer el amor y la circunferencia de sus nalgas. El revólver se adapta a tus dedos y parece una extensión de tu cuerpo…
El cerebro de Boltzman
Eréndira Corona
Un hervidero de ruidos se cocinaba en el espacio que ocupaba aquel lugar, ruidos que bullían desde lo más profundo de aquel caldo silencioso…
Letanía de la orquídea
Carlos Fuentes
—Mira, ve: ya empezó el invierno. De las espaldas del cielo caía sobre Panamá un torrente de filos claros que escurrían, de la tierra herida en las calles adyacentes, a la Vía España. En la frontera de asfalto las aguas turbias se arrinconaban desorientadas, temiendo sin conciencia la succión del drenaje...
Tríptico del gato
José Emilio Pacheco
El Génesis lo calla pero el gato debe de haber sido el primer animal sobre la tierra, el núcleo a partir del cual se generaron todas las especies. En una de sus andanzas por el planeta humeante el gato inventó a los seres humanos...
El zapaterito de Guanajuato
Elena Garro
Iba yo bajando la avenida, llevaba a Faustino de la mano, mi nietecito no decía nada, aunque yo bien veía que los tres días de girar por la ciudad, sin alimento y sin cobijo, lo habían amedrentado...
El episodio cinematográfico
Jorge Ibargüengoitia
"Melisa, que era poetisa y argumentista, quería hacerme una proposición, que me pareció sensacional. Para empezar, me explicó las condiciones en que estaba la Industria Cinematográfica. Esto era allá por 1958; los últimos descubrimientos de los cazadores de talento consistían, entonces, en la amante del Gerente del Banco de Auxilio Agropecuario..."
Es que somos muy pobres
Juan Rulfo
"El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa..."
La cuesta de las comadres
Juan Rulfo
"La cosa es que todavía después de que murieron los Torricos nadie volvió más por aquí. Yo estuve esperando. Pero nadie regresó. Primero les cuidé sus casas; remendé los techos y les puse ramas a los agujeros de sus paredes; pero viendo que tardaban en regresar, las dejé por la paz."
La culpa es de los Tlaxcaltecas
Elena Garro
"—Lo terrible es, lo descubrí en ese instante, que todo lo increíble es verdadero. Allí venía él, avanzando por la orilla del puente, con la piel ardida por el sol y el peso de la derrota sobre los hombros desnudos. Sus pasos sonaban como hojas secas. Traía los ojos brillantes. Desde lejos me llegaron sus chispas negras y vi ondear sus cabellos negros en medio de la luz blanquísima del encuentro. Antes de que pudiera evitarlo lo tuve frente a mis ojos."
Nos han dado la tierra
Juan Rulfo
"No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno platicaría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le resecan a uno en la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por platicar."