Cuentos japoneses

El árbol de cerezo y el silbido mágico

Osamu Dazai

"Los campos y las montañas estaban en pleno esplendor y hacía tanto calor que constantemente me entraban ganas de desnudarme y de lanzarme a correr por los campos, acariciada por el viento. Aquel verdor tan intenso me producía como chispas en los ojos."

Somorgujo

Haruki Murakami

En este breve relato, el autor japonés nos sumerge en una atmósfera surrealista y misteriosa, donde un hombre busca un trabajo en un edificio lleno de puertas y pasillos. Pero para acceder a él, debe resolver una contraseña que desconoce y que tiene que ver con el título del cuento. ¿Qué significa somorgujo? ¿Qué trabajo le espera al protagonista? ¿Qué hay detrás de la puerta?

Un día perfecto para los canguros

Haruki Murakami

"Pese a todo, finalmente llegó el día de ir a ver al canguro. Nos despertamos a las seis de la mañana, descorrimos las cortinas y, al instante, descubrimos y comprobamos que aquélla era la mañana ideal para los canguros. Nos lavamos la cara a toda prisa, desayunamos, dimos de comer al gato, hicimos la colada, nos pusimos un sombrero para protegernos del sol y salimos de casa."

El cuchillo de caza

Haruki Murakami

"Los días fueron deslizándose de forma lenta pero certera. Ninguno de ellos poseía una particularidad especial que permitiera diferenciarlo de otro. Cualquiera podría haberse intercambiado con el siguiente sin problemas. Tal vez ni lo hubiéramos notado. El sol ascendía por el este y se ponía por el oeste, los helicópteros verdes volaban a baja altura, yo bebía litros de cerveza y nadaba cuanto quería."

El folclore de nuestra generación: prehistoria del estadio avanzado del capitalismo

Haruki Murakami

"Hablaré de las chicas. De las relaciones sexuales alborozadas, placenteras, y también tristes, que manteníamos nosotros, los chicos —con los genitales aún por estrenar—, con ellas —todavía eran unas chiquillas—. Éste es uno de los temas de esta historia."

Avión… o cómo hablaba él a solas como si recitara un poema

Haruki Murakami

«¿Y entonces por qué se acuesta conmigo?», se preguntaba él. Había reflexionado mucho sobre ello, pero no había logrado hallar la respuesta. Ni siquiera acababa de comprender a qué se refería con lo de «problemas matrimoniales».

La tragedia de la mina de carbón de Nueva York

Haruki Murakami

"Pero, en definitiva, la muerte no es más que la muerte. En otras palabras, salga de un sombrero o de un campo de trigo, un conejo no es más que un conejo. Un horno caliente no es más que un horno caliente y la negra humareda que se alza por una chimenea no es más que la negra humareda que se alza por una chimenea."

La chica del cumpleaños

Haruki Murakami

El día de su vigésimo cumpleaños también trabajó de camarera, como de costumbre. Le tocaba todos los viernes, pero, de hecho, aquel viernes por la noche no debería haber trabajado. Había intercambiado su turno con otra chica que también trabajaba por horas...

El año de los espaguetis

Haruki Murakami

1971 fue el año de los espaguetis. En 1971 yo hacía espaguetis para vivir y vivía para hacer espaguetis. El vapor que se alzaba de la olla de aluminio era mi orgullo, la salsa de tomate que se cocía a fuego lento en la cazuela haciendo ¡chup!, ¡chup!, mi esperanza...

Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura

Kenzaburō Ōe

En el relato que da título al volumen, que supuso la consagración de Kenzaburō Oé, el gran autor japonés, galardonado con el Nobel, así como en «Agüí, el monstruo del cielo», vuelve sobre el tema del hijo retrasado para elevarlo a una categoría mítica y alegórica, que, sin embargo, no pierde la ternura y la violencia de la irrefutable proximidad de lo real. En Oé afloran a un tiempo la pérdida y la culpa, el desenmascaramiento de un sistema de mentiras oficiales que intenta esconder bajo el victimismo del vencido las propias miserias morales y los infames y nada casuales errores políticos. Es allí donde los grandes escritores demuestran que la más genuina diversión literaria trasciende hacia el ámbito de la reflexión y del testimonio del valor histórico y social. Un libro que supone una espléndida puerta de acceso a una de las obras más modernas, originales y sugestivas que haya dado Oriente durante el presente siglo.

Jikininki

Lafcadio Hearn

Una vez, Musõ Kokushi, sacerdote de la secta zen que viajaba solo por la provincia de Mino, se perdió en una comarca montañosa donde no había nadie que lo guiara. Erró sin rumbo durante largo tiempo; y ya desesperaba de hallar refugio durante la noche...

En una estación de ferrocarril

Lafcadio Hearn

Ayer un telegrama de Fukuoka anunció que un desesperado criminal capturado allí sería traído hoy a Kumamoto para su juicio, en el tren pasado el mediodía. Un policía de Kumamoto había ido a Fukuoka para hacerse cargo del prisionero...

El secreto de la muerta

Lafcadio Hearn

Hace mucho tiempo, en la provincia de Tamba, vivía un rico mercader llamado Inamuraya Gensuké. Tenía una hija llamada O-Sono. Como ésta era muy bonita y sagaz, el mercader juzgó inoportuno brindarle sólo la exigua educación que podían ofrecerle los maestros rurales; la confió, pues, a unos servidores fieles y la envió a Kyõto, para que allí adquiriera las gráciles virtudes que suelen exhibir las damas de la capital...

El espejo y la campana

Lafcadio Hearn

Hace ocho siglos, los sacerdotes de Mugenyama, provincia de Tõtõmi, quisieron fabricar una gran campana para su templo, y les pidieron a las mujeres de la comarca que los ayudaran mediante la donación de viejos espejos de bronce para la fundición...
Árbol del cerezo

El cerezo de la nodriza

Lafcadio Hearn

Hace trescientos años, en la aldea de Asamimura, distrito de Onsengôri, provincia de Iyô, vivía un buen hombre llamado Tokubei. Este Tokubei era la persona más rica del distrito y el jefe de la aldea...
Caballo blanco. Foto por Jeison Higuita en Unsplash

El caballo blanco

Yasunari Kawabata

Entre las hojas de roble se colaba el sol. Al levantar la cara, Noguchi quedó encandilado. Parpadeó y miró otra vez. La luz no le daba directamente en los ojos sino que quedaba atrapada entre el denso follaje...
Espejo. Foto por Alex Lopez en Unsplash

El Espejo

Haruki Murakami

Todas las historias que has estado contado esta noche parecen pertenecer a dos categorías. Están las del tipo en las que tienes el mundo de los vivos de un lado, el mundo de los muertos en el otro, y una fuerza que permite el cruce de un lado al otro...
Kinhyoshi Yorin, héroe de Suikoden. Por Utagawa Kuniyoshi

Diplomacia

Lafcadio Hearn

Según las órdenes, la ejecución debía llevarse a cabo en el jardín del yashiki. De modo que condujeron al hombre al jardín y lo hicieron arrodillar en un amplio espacio de arena atravesado por una hilera de tobiishi, o pasaderas, como las que aún suelen verse en los jardines japoneses. Tenía los brazos sujetos a la espalda...
Puente. Foto por Wai Siew en Unsplash

Los siete puentes

Yukio Mishima

Eran las once y media de una noche de luna llena del mes de septiembre. Al terminar la reunión a la cual habían asistido, Koyumi y Kanako regresaron a la Casa del Laurel e inmediatamente vistieron sus kimonos de algodón. Hubieran preferido bañarse antes de cambiar su ropa, pero aquella noche no quedaba tiempo para eso...
Ola. Foto por Joshua Dewey en Unsplash

El séptimo hombre

Haruki Murakami

—Aquella ola estuvo a punto de engullirme una tarde de septiembre cuando tenía diez años —empezó a decir, en voz baja, el séptimo hombre. Era el último a quien le tocaba hablar aquella noche. Las agujas del reloj señalaban ya las diez. Los hombres, sentados en círculo dentro de la habitación, podían distinguir, en la negra oscuridad de la noche, el rugido del viento que se dirigía hacia el oeste. El viento agitaba las hojas de los árboles del jardín, hacía vibrar los cristales de las ventanas y, al fin, con un chillido agudo como un silbato, se desplazaba a otro lugar...