24 de marzo de 1958
Dino Buzzati
¿Qué pasaría si el fascismo volviera a tomar el poder en Italia? ¿Cómo sería la vida de los ciudadanos bajo un régimen totalitario que reprime la libertad, la cultura y la oposición? ¿Qué papel tendrían los intelectuales ante la historia? Estas son algunas de las preguntas que plantea el cuento de Dino Buzzati, uno de los grandes maestros de la literatura italiana del siglo XX. Con un estilo ágil, irónico y conmovedor, Buzzati nos ofrece una visión distópica de una realidad alternativa que podría haber sido. Un cuento que nos invita a reflexionar sobre el valor de la democracia y la responsabilidad de los escritores.
Tercera historia
Giovannino Guareschi
¿Qué harías si te enamoraras de una muchacha que vive junto a un ciruelo y que te espera cada tarde bajo el poste del telégrafo? ¿Y si un día la perdieras por culpa de una pedrada? Descubre la historia de amor y desamor de un joven peón de albañil en “Tercera historia”, un cuento de Giovannino Guareschi, el autor de “Don Camilo”.
Buenas esperanzas
Tommaso Landolfi
¿Qué harías si tuvieras que viajar a una redacción para cobrar por tu trabajo y te dijeran que no pueden pagarte hasta que llegue una carta misteriosa? Eso es lo que le ocurre al protagonista de este relato, que se enfrenta a la indiferencia y la burocracia de un mundo que no valora su talento.
A rodar
Tommaso Landolfi
"Para ser exactos, el muerto ya tenía en sus manos el arma homicida. Ello era parte de las precauciones más prudentes, porque nunca se sabe, de un ángulo de tiro apenas aberrante, los típicos engreídos funcionarios de la científica acaso podrían deducir algo."
Berecche y la guerra
Luigi Pirandello
"Federico Berecche, hasta hace unos días, se pavoneaba de su origen alemán, evidente en la complexión angulosa, el pelo rojizo y los ojos azules, y también por el apellido Berecche, corrupción, según él, de un apellido genuinamente alemán."
El hombre que se ha perdido a sí mismo
Giovanni Papini
"Miro…, remiro…, busco…, contemplo el espejo…, me asusto. Pero ¿dónde estoy, Dios mío? ¿Quién soy? ¿Cuál es mi cuerpo entre todos estos cuerpos iguales? ¡Yo ya no estoy! ¡Todos iguales, todos de la misma manera! ¿No seré capaz de encontrarme?"
Primera historia
Giovannino Guareschi
"Debo decir que Bosque Grande era un pueblo donde nadie moría, por virtud del aire extraordinario que allí se respiraba. En Bosque Grande, por lo tanto, parecía imposible que un niño de dos años pudiera enfermarse. Sin embargo, Quico enfermó seriamente."
Ahorcamiento de un juez
Italo Calvino
"Pero el juez Onofrio Clérici dominaba las leyes, leyes hechas siempre por ellos, por los hombres de garganta de rana, aun cuando parecieran hechas para favorecer a esos pobres diablos italianos; sabía que a las leyes se les puede dar la vuelta como se quiera y hacer llamar blanco al negro y negro al blanco"
Amigos
Cesare Pavese
"Bajo los árboles de la avenida las farolas arrojaban manchas de luz y amontonaban sombras frescas e indecisas. Tantas eran las anfractuosidades de la noche y tan denso el perfume de las plantas que a veces los dos parecían saltar, y saltaban sus sombras, desde la abigarrada acera hasta hundirse en el montón de hojas."
El hombre de mi propiedad
Giovanni Papini
Como hace muchos años he dejado de escribir un Diario, no puedo decir con exactitud cuánto tiempo hace que me encontré el cuerpo y el alma del Amigo Dité. Probablemente, dada mi distracción, no me di cuenta en qué día preciso mi segunda sombra -aquella sólida y relativamente viva- se decidió a entrar en la escena poco iluminada de mi vida...
El ladrón
Tommaso Landolfi
Hacía dos horas que el ladrón, escondido en el sótano, oía cómo aquel paso medía despiadadamente las habitaciones de arriba sacudiendo las viejas vigas, haciéndolas crujir y haciendo caer a ratos menudos trozos de yeso: ¿Es que aquella gente no se iba nunca a la cama?...
El cocinero Chichibio
Giovanni Boccaccio
Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de sus empresas de mayor monta...
Los del terruño
Giovannino Guareschi
Gion era el tercero de todos nosotros, los doce hermanos. Cuando le tocó el turno se fue a hacer el servicio. Fui yo quien le acompañó con el carro hasta el distrito de reclutamiento. Antes de dejarnos, Gion me recordó encarecidamente...
El cuento del licántropo
Tommaso Landolfi
Mi amigo y yo no podemos soportar la luna. A su luz salen los muertos desfigurados de las tumbas, sobre todo mujeres envueltas en blancos sudarios. El aire se puebla de sombras verduscas y a veces se tizna de un amarillo siniestro. Todo infunde temor, cada brizna de hierba, cada fronda, cada animal, en una noche de luna...
La hectárea
Giovannino Guareschi
-Margherita -dije, mientras me sentaba a la mesa-, ¿te acuerdas de aquel terreno del que te hablé el año pasado? -No -respondió Margherita-, ¿por qué? -Porque lo he comprado.
El amante dormido
Giovanni Boccaccio
No hace mucho tiempo hubo en Salerno un grandísimo médico cirujano cuyo nombre fue maestro Mazzeo de la Montagna, el cual, ya cerca de sus últimos años, habiendo tomado por mujer a una hermosa y noble joven de su ciudad, de lujosos vestidos y joyas y de todo lo que a una mujer puede placer más, la tenía abastecida...
Años
Cesare Pavese
De lo que era yo entonces no queda nada: apenas hombre, era aún un crío. Lo sabía hacía tiempo, pero todo ocurrió a finales del invierno, una tarde y una mañana. Vivíamos juntos, casi escondidos, en una habitación que daba a una avenida...
El espejo que huye
Giovanni Papini
Una imposible mañana de invierno, en una estación muy conocida, un hombre que no conozco -de sobretodo, con dos violetas en el ojal- quería demostrarme que los hombres son felices, que la vida es grande, que el mundo es hermoso...
El beso
Tommaso Landolfi
El notario D., soltero y todavía joven pero endemoniadamente tímido con las mujeres, apagó la luz y se dispuso a dormir; en eso estaba cuando sintió algo sobre los labios: como un soplo o, más bien, como el roce de un ala. No le prestó mucha atención, pudo haber sido el viento provocado por las frazadas al moverlas o bien una pequeña mariposa nocturna, así que de inmediato se quedó dormido...
Anastasio
Giovanni Boccaccio
Había en Rávena, antigua ciudad de la Romaña, muchos gentiles hombres, entre los que se hallaba un mozo de nombre Anastasio degli Onesti, muy rico por herencia de su padre y de su tío. Y estando sin mujer, se enamoró de una hija de micer Pablo Traversari...