La mentira
Maeve Brennan
Había una broma entre mi madre y yo sobre la primera vez que fui a confesarme. Ella me llevó a ver al cura, pero salimos tarde de casa y cuando llegamos a la capilla ya había dos largas filas de mujeres arrodilladas fuera del confesionario, esperando a que las escucharan...
Dos galanes
James Joyce
La tarde de agosto había caído, gris y cálida, y un aire tibio, un recuerdo del verano, circulaba por las calles. La calle, los comercios cerrados por el descanso dominical, bullía con una multitud alegremente abigarrada...
La más lista
Maeve Brennan
No hace mucho tiempo, pasé unos días en Washington DC, en casa de mi hermana pequeña, Deirdre, que está casada y tiene cuatro niños. Nos habíamos sentado en su amplia y agradable sala, frente a los árboles frescos y verdes de la calle Garfield y los arbustos en plena floración -blanca, rosa, azul, amarilla- de su jardín, donde los niños se entregaban con entusiasmo a un juego bullicioso...
La rosa secreta & Leyendas de Hanrahan el Rojo
William Butler Yeats
William Butler Yeats (1865-1939) fue un destacado dramaturgo, ensayista y poeta irlandés, considerado por muchos como el más grande de su tiempo, incluso el renombrado T. S. Eliot lo afirmó. Yeats fue un ferviente partidario de la independencia de Irlanda y quedó fascinado por los cuentos y leyendas del pueblo de Sligo, donde pasó parte de su juventud. Este contacto temprano con las historias populares irlandesas estimuló su interés por explorar la historia y mitología de su país, y combinando este conocimiento con influencias de la teología y filosofía orientales, logró crear una obra literaria que transmite la dramática belleza del mundo y su profunda conexión con lo mágico y lo espiritual. En su obra "La Rosa Secreta" y "Leyendas de Hanrahan el Rojo", Yeats nos presenta una amalgama de mitos y leyendas populares de Irlanda, donde lo real y lo místico se entrelazan de manera inseparable. Estas obras son un reflejo de su capacidad para absorber y reinterpretar el folclore irlandés, llevándolo a un plano literario en el que…
Aventuras de una negrita en busca de Dios
George Bernard Shaw
George Bernard Shaw, conocido por su agudeza satírica y su crítica social, nos presenta en "Aventuras de una negrita en busca de Dios" una obra que desafía las convenciones religiosas y raciales de su época. La trama sigue a una joven negra en su búsqueda de Dios, armada con una cachiporra y la Biblia como guía, a través de la selva africana. En su periplo, se encuentra con una variedad de dioses representativos de diferentes religiones, incluyendo los del Antiguo y el Nuevo Testamento, el Corán y los dioses de la Ciencia. Shaw utiliza este viaje para explorar críticamente las creencias religiosas, mostrando cómo los distintos dioses resultan inadecuados para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la protagonista. La heroína, con su inocente escepticismo y sus preguntas incisivas, desafía a cada dios que encuentra en su camino. Desde los anticuados y radicales, hasta los intolerantes y mezquinos, ninguno escapa al escrutinio de esta valiente buscadora de la verdad. A través de sus confrontaciones, Shaw aborda temas como la libertad religiosa,…
La mañana después del incendio
Maeve Brennan
Desde mis cinco años hasta casi los dieciocho, vivimos en una casa pequeña en un barrio de Dublín llamado Ranelagh. En nuestra calle, todas las casas eran de ladrillo rojo y tenían pequeños jardines detrás, parte de cemento y parte de hierba, separados unos de otros por muros de piedra bajos...
Bethmoora
Lord Dunsany
Hay en la noche de Londres una tenue frescura, como si alguna brisa desmandada hubiérase apartado de sus camaradas en los altos de Kentish y penetrado a hurtadillas en la ciudad. El suelo está húmedo y luciente. En nuestros oídos, que han llegado a una singular acuidad a esta tardía hora, incide el golpeteo de remotas pisadas...
La comida favorita de Balzac
Maeve Brennan
"Hay una librería en la calle 48, no lejos de la Sexta Avenida, donde venden sobre todo libros de bolsillo y libros viejos, saldos de los editores. Yo estaba allí el otro día mirando. Era sábado y hacía fresco. La puerta estaba abierta a la calle. Era la hora del almuerzo y los clientes eran ocasionales. La tarde era lenta y la ciudad parecía amistosa y cansada…"
El modelo millonario
Oscar Wilde
"A menos que se sea rico, no sirve de nada ser una persona encantadora. Lo romántico es privilegio de los ricos, no profesión de los desempleados. Los pobres debieran ser prácticos y prosaicos. Vale más tener una renta permanente que ser fascinante..."
La amante del demonio
Elizabeth Bowen
"Un rayo de luz se filtraba por una rendija y cruzaba el vestíbulo. Se detuvo sorprendida ante la mesa del vestíbulo: había una carta para ella..."
La alfombra de rosas
Maeve Brennan
"Era muy agradable notar los músculos recolocándose e intentando encontrar su propia forma de nuevo, y ella prestó atención a sus quejas y los compadeció vagamente. Lo que necesitaba era un buen estiramiento. Le habría gustado estirarse toda, los brazos hacia arriba, quitarse así el cansancio del cuerpo, pero apenas podía empezar siquiera allí en el jardín..."
El viejo del mar
Maeve Brennan
"Yo estaba pensando en el viejo que se había unido a Simbad el Marino. Estaba pensando en lo vulnerable y frágil que parecía el viejo cuando Simbad se lo encontró por primera vez y cómo, cuando Simbad se lo cargó a la espalda para llevarlo, el viejo se hizo más gordo y más fuerte y aún más fuerte hasta que, cuando ya era demasiado tarde, Simbad empezó a odiarlo"
El torno de los rumores
Maeve Brennan
"Uno de mis nombres es Bridget y ella tenía la idea de que algún día se me despertaría la vocación y me haría clarisa pobre yo también. Rezaba muchas oraciones por mi vocación y a mí me gustaba hablar con ella al respecto. Yo tenía entonces unos doce años."
Después de la carrera
James Joyce
Los coches venían volando hacia Dublín, deslizándose como balines por la curva del camino de Naas. En lo alto de la loma, en Inchicore, los espectadores se aglomeraban para presenciar la carrera de vuelta, y por entre este canal de pobreza y de inercia, el Continente hacía desfilar su riqueza y su industria acelerada...
Arcilla
James Joyce
La Supervisora le dio permiso para salir en cuanto acabara el té de las muchachas y María esperaba, expectante. La cocina relucía: la cocinera dijo que se podía uno ver la cara en los peroles de cobre. El fuego del hogar calentaba que era un contento y en una de las mesitas había cuatro grandes broas...
El joven rey
Oscar Wilde
Aquella noche, la víspera del día fijado para su coronación, el joven rey se hallaba solo, sentado en su espléndida cámara. Sus cortesanos se habían despedido todos, inclinando la cabeza hasta el suelo, según los usos ceremoniosos de la época, y se habían retirado al Gran Salón del Palacio para recibir las últimas lecciones del profesor de etiqueta, pues aún había entre ellos algunos que tenían modales rústicos, lo cual, apenas necesito decirlo, es gravísima falta en cortesanos...
Arabia
James Joyce
La calle North Richmond, por ser un callejón sin salida, era una calle callada, excepto en la hora en que la escuela de los Hermanos Cristianos soltaba a sus alumnos...
El famoso cohete
Oscar Wilde
El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general. Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesa iba acostada entre las alas del cisne...
El pobre Bill
Lord Dunsany
En una antigua guarida de marineros, una taberna del puerto, se apagaba la luz del día. Frecuenté algunas tardes aquel lugar con la esperanza de escuchar, de los marineros que allí se inclinaban sobre extraños vinos, algo acerca de un rumor que había llegado a mis oídos de cierta flota de galeones de la vieja España que aún se decía que flotaba en los mares del Sur por alguna región no registrada en los mapas...
El amigo fiel
Oscar Wilde
Una mañana, la vieja Rata de Agua sacó la cabeza fuera de su madriguera. Tenía los ojos claros, parecidos a dos gotas brillantes, unos bigotes grises muy tiesos y una cola larga, que parecía una larga cinta elástica negra...