Animales y más que animales
SAKI
"Animales y más que animales" de Saki, seudónimo de H. H. Munro, se erige como un fascinante compendio de relatos que fusiona con maestría el humor macabro y la aguda crítica social. Saki, considerado por Graham Greene como el mayor humorista inglés del siglo XX, despliega en cada cuento una destreza narrativa que, aunque breve, impacta de manera contundente en el intelecto del lector. La singular habilidad de Saki para tejer historias breves que van desde lo humorístico hasta lo terrorífico convierte este libro en una experiencia literaria única. Sus cuentos son afilados cuchillos lanzados al intelecto del lector, provocando risas y estremecimientos por igual. Es un maestro en la economía narrativa, logrando en unas pocas páginas lo que otros autores no podrían expresar en extensos volúmenes. La influencia de Saki es palpable en sus discípulos, como Tom Sharpe y Roald Dahl, quienes reconocen la irresistibilidad de sus relatos. Sharpe afirma que empezar un relato de Saki es adentrarse en una experiencia adictiva; una vez que se comienza, es imposible…
El bacilo robado
H. G. Wells
El bacteriólogo observó el placer morboso en la expresión de su visitante. Este hombre que había venido a verle esa tarde con una nota de presentación de un viejo amigo le interesaba por el mismísimo contraste de su manera de ser. El pelo negro, largo y lacio; los ojos grises y profundos; el aspecto macilento y el aire nervioso...
El cuarteto de cuerdas
Virginia Woolf
Si la mente está siendo atravesada por semejantes dardos, y debido a que la sociedad humana así lo impone, tan pronto uno de ellos ha sido lanzado, ya hay otro en camino; si esto engendra calor, y además han encendido la luz eléctrica; si decir una cosa deja detrás, en tantos casos, la necesidad de mejorar y revisar, provocando además arrepentimientos, placeres, vanidades y deseos...
El carbunclo azul
Arthur Conan Doyle
Sherlock Holmes había abierto la boca para responder cuando la puerta se abrió de par en par y Peterson el recadero entró en la habitación con el rostro enrojecido y una expresión de asombro sin límites...
Cuentos de humor y de horror
SAKI
Hector Hugh Munro, bajo el seudónimo de Saki, se alza como uno de los más grandes humoristas de la lengua inglesa en el siglo XX, un autor cuya genialidad y astucia literaria quedaron plasmadas en su obra magistral, "Cuentos de Humor y de Horror". La vida de Munro estuvo marcada por su trágico final en la Primera Guerra Mundial, donde su última súplica, "Apagad ese maldito cigarrillo", encapsuló la inimitable economía de medios que caracteriza sus relatos. Este volumen recoge una selección exquisita de narraciones cortas que exploran la comedia, la ironía y la sátira con un estilo único y cautivador. Los cuentos de Saki tejen una tela ingeniosa de humor oscuro y comentarios sociales mordaces, lo que lleva al lector a explorar las complejidades de la sociedad eduardiana con una sonrisa en los labios y, a veces, un escalofrío en la espalda. La maestría de Saki reside en su capacidad para revelar lo absurdo de la vida cotidiana a través de personajes excéntricos y situaciones cómicamente retorcidas. Desde la…
Alba de Saturno
Arthur C. Clarke
-Siempre, desde que era un chiquillo -dijo mi compañero no invitado-, me ha fascinado el planeta Saturno. Sé exactamente cómo y cuándo comenzó todo. Yo debía tener unos diez años cuando cayeron en mis manos aquellas maravillosas ilustraciones de Chelsey Bonestell, mostrando el planeta como visto desde sus nueve lunas. Supongo que usted las habrá visto, ¿no es así?...
Los tres instrumentos de la muerte
G. K. Chesterton
Dos o tres curiosos bajaron, cruzaron la ahumada cerca, y vieron, casi al pie del edificio, el cuerpo de un anciano con una bata amarilla que tenía un forro de rojo vivo. En una pierna se veía un trozo de cuerda enredado tal vez en la confusión de una lucha. Había una o dos manchas de sangre: muy poca...
La casa encantada
Virginia Woolf
Pero lo habían encontrado en la sala de estar. Aun cuando no se les podía ver. Los vidrios de la ventana reflejaban manzanas, reflejaban rosas; todas las hojas eran verdes en el vidrio. Si ellos se movían en la sala de estar, las manzanas se limitaban a mostrar su cara amarilla...
El Diablo y el relojero
Daniel Defoe
Pero cuando llegó allí ¡cielos! el pobre relojero estaba colgado, pero no el hombre con el cuchillo, ni el banquito, ni ninguna otra cosa o ser que pudiera ser vista a oída. Todo había sido un engaño, urdido por criaturas espectrales enviadas sin duda para dejar que el pobre desventurado se ahorcara y expirará...
El médico moreno
Arthur Conan Doyle
La pequeña habitación estaba fuertemente iluminada por una gran lámpara colocada en la mesa del centro, que era un revoltijo de libros y de instrumentos. Pero no vio a nadie ni observó nada de particular, fuera de que en la sombra que la mesa proyectaba sobre el lado interior se veía tirado en la alfombra un manoseado guante blanco...
El collar de perlas
W. Somerset Maugham
Lo mire con vacilación. La prohibición estaba en vigor y todo indicaba que el barco estaba seco. Cuando no estoy sediento no sé que me desagrada más, si el ginger aleo el refresco de limón. Pero el señor Kelada me dirigió una brillante sonrisa oriental...
Los nueve billones de nombres de Dios
Arthur C. Clarke
Los numerosos nombres del Ser Supremo que existen: Dios, Jehová, Alá, etcétera, sólo son etiquetas hechas por los hombres. Esto encierra un problema filosófico de cierta dificultad, que no me propongo discutir, pero en algún lugar entre todas las posibles combinaciones de letras que se pueden hacer están los que se podrían llamar verdaderos nombres de Dios. Mediante una permutación sistemática de las letras, hemos intentado elaborar una lista con todos esos posibles nombres...
La pata de mono
W. W. Jacobs
La noche era fría y húmeda, pero en la pequeña sala de Laburnum Villa los postigos estaban cerrados y el fuego ardía vivamente. Padre e hijo jugaban al ajedrez. El primero tenía ideas personales sobre el juego y ponía al rey en tan desesperados e inútiles peligros que provocaba el comentario de la vieja señora que tejía plácidamente junto a la chimenea...
Enoch Soames
Max Beerbohm
Cuando el señor Holbrook Jackson dio al mundo un libro sobre la literatura del 90, busqué ansiosamente en el índice el nombre de SOAMES, ENOCH. Temía que no estuviese. Y no estaba. Sin embargo, figuraban todos los demás...
El cuentista
SAKI
Era una tarde calurosa y el vagón del tren también estaba caliente; la siguiente parada, Templecombe, estaba casi a una hora de distancia. Los ocupantes del vagón eran una niña pequeña, otra niña aún más pequeña y un niño también pequeño...
El guardavía
Charles Dickens
—¡Eh, oiga! ¡Ahí abajo! Cuando oyó la voz que así lo llamaba se encontraba de pie en la puerta de su caseta, empuñando una bandera, enrollada a un corto palo. Cualquiera hubiera pensado, teniendo en cuenta la naturaleza del terreno, que no cabía duda alguna sobre la procedencia de la voz; pero en lugar de mirar hacia arriba...
El caso del bungalow
Agatha Christie
-Ahora recuerdo un caso… -dijo Jane Helier. Su bello rostro se iluminó con la sonrisa confiada del niño que busca aprobación. Era la sonrisa que conmovía a diario al público de Londres y que había hecho la fortuna de los fotógrafos-. Le ocurrió a una amiga mía -dijo con precaución...