La última batalla
Rosa Chacel
Los creyentes estaban agolpados en la falda de la colina alrededor del Profeta. –Combatid a los infieles hasta que ni uno solo pueda dar lugar con su existencia a la tentación. Luchad olvidando los bienes de la tierra, porque mayores serán los que alcanzaréis muriendo por la fe. Él es misericordioso...
El amor que no podía ocultarse
Enrique Jardiel Poncela
Durante tres horas largas hice todas aquellas operaciones que denotan la impaciencia en que se sumerge un alma: consulté el reloj, le di cuerda, volví a consultarlo, le di cuerda nuevamente, y, por fin, le salté la cuerda...
Dos sabios
Leopoldo Alas (Clarín)
En el balneario de Aguachirle, situado en lo más frondoso de una región de España muy fértil y pintoresca, todos están contentos, todos se estiman, todos se entienden, menos dos ancianos venerables, que desprecian al miserable vulgo de los bañistas y mutuamente se aborrecen...
Historia de este gallo
Federico García Lorca
El año 1830 llegó a Granada, procedente de Inglaterra, donde había permanecido una larga temporada perfeccionando sus estudios, el granadino don Alhambro...
El chofer nuevo
Enrique Jardiel Poncela
Siempre que el chófer nuevo puso en movimiento el motor de mi coche ejecutó sorprendentes ejercicios llenos de riesgos y sembró el terror en todos los sitios: destrozó los vidrios de infinitos comercios, derribó postes telefónicos y luminosos, hizo cisco trescientos coches del servicio público, pulverizó los esqueletos de miles de individuos...
Acerca de la muerte de Bieito
Rafael Dieste
Fue cerca del camposanto cuando sentí removerse dentro de la caja al pobre Bieito. (De los cuatro portadores del ataúd yo era uno). ¿Lo sentí o fue aprensión mía? Entonces no podría asegurarlo. ¡Fue un rebullir tan suave!… Como la tenaz carcoma que roe, roe en la noche, roe desde entonces en mi magín enfervorizado aquel suave rebullir...
El gnomo
Gustavo Adolfo Bécquer
Las muchachas del lugar volvían de la fuente con sus cántaros en la cabeza, volvían cantando y riendo con un ruido y una algazara que sólo pudieran compararse a la alegre algarabía de una banda de golondrinas cuando revolotean espesas como el granizo alrededor de la veleta de un campanario...
¿Dónde está mi cabeza?
Benito Pérez Galdós
Antes de despertar, ofrecióse a mi espíritu el horrible caso en forma de angustiosa sospecha, como una tristeza hondísima, farsa cruel de mis endiablados nervios que suelen desmandarse con trágico humorismo...
El amor propio de Juanito Osuna
Miguel Delibes
Eso sí, Juanito Osuna es amigo de sus amigos; créame, es un tipo estupendo. Le contaría de él y no acabaría. Juanito Osuna se entera en París de que uno está en un aprieto en Madrid y se coge el primer avión. Eso, fijo. Nada le digo en lo tocante a dinero. Ya de chico era igual...
El reloj
Pío Baroja
Hay en los dominios de la fantasía bellas comarcas en donde los árboles suspiran y los arroyos cristalinos se deslizan cantando por entre orillas esmaltadas de flores a perderse en el azul mar...
El extranjero
Pedro Antonio de Alarcón
No consiste la fuerza en echar por tierra al enemigo, sino en domar la propia cólera, dice una máxima oriental...
La eterna canción
Camilo José Cela
¿Usted cree qué estoy loco…? No; yo le podría asegurar que no lo estoy, pero no lo hago. ¿Para qué? ¿Para darle ocasión a exclamar, como todos los que oyeran: "¡Bah!, como todos…, ¡creyéndose cuerdo! ¡La eterna canción!"...
La mujer negra o una antigua capilla de templario
José Zorrilla
Uno de los templos que se ven hoy en Castilla la Vieja es el de Torquemada, villa situada a pocas leguas de Valladolid, entre esta ciudad y la de Burgos. Antes que este se edificara, servía de iglesia una capilla que llaman de Santa Cruz...
El ogro
Vicente Blasco Ibáñez
Descubre la historia de Pepe, un carretero conocido en todo el barrio del Pacífico por alborotar las calles con sus gritos y los furiosos chasquidos de su tralla. Acompaña a Pepe en su vida diaria y descubre cómo los vecinos de la gran casa en cuyo bajo vivía contribuyeron a formar su mala reputación. ¡No te pierdas este emocionante cuento de Vicente Blasco Ibáñez!
Amantes asesinados por una perdiz
Federico García Lorca
"Los dos lo han querido —me dijo su madre. —¿Los dos…? No es posible, señora —dije yo—. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío..."
El miedo
Ramón del Valle-Inclán
"Mi madre cerró el libro dando un suspiro, y de nuevo llamó a las niñas. Vi pasar sus sombras blancas a través del presbiterio y columbré que se arrodillaban a los lados de mi madre. La luz de la lámpara temblaba con un débil resplandor sobre las manos que volvían a sostener abierto el libro. En el silencio la voz leía piadosa y lenta..."
La sonrisa
Max Aub
"Había traicionado a Bai Pu Un hacía tiempo y vencido. En estas condiciones no podía mostrarse generoso. Un mes antes, previendo el final dichoso le envió un emisario. Lo que le mandó decir su todavía rival no es para recordarlo. El empalamiento no era suficiente..."
El maniquí
Vicente Blasco Ibáñez
Sumérgete en el mundo de Luis Santurce y su mujer en este emocionante cuento de Vicente Blasco Ibáñez. Descubre cómo el amor puede transformarse en desamor y cómo las decisiones pueden cambiar el curso de nuestras vidas. ¡No te pierdas esta obra maestra de la literatura española!
Pregones
Luis Cernuda
El segundo pregón era al mediodía, en el verano. La vela estaba echada sobre el patio, manteniendo la casa en fresca penumbra. La puerta entornada de la calle apenas dejaba penetrar en el zaguán un eco de luz. Sonaba el agua de la fuente adormecida bajo su sombra de hojas verdes...
El Inquisidor
Francisco Ayala
Preguntábase el cristiano nuevo en méritos de qué se le había otorgado a su alma una gracia tan negada a ellos, y por qué designio de la Providencia, ahora, al cabo de casi los mil y quinientos años de un duro, empecinado y mortal orgullo, era él, aquí, en esta pequeña ciudad de la meseta castellana -él sólo, en toda su dilatada estirpe...