Lo que su esposo no hacía
Yasunari Kawabata
«Comienzo por la oreja. Sigo por las cejas. Y después…». A medida que Junji fue imaginando el orden de los besos que le daría esa noche, las diferentes partes de la señora Kiriko se le fueron representando una por una...
La casa de las bellas durmientes
Yasunari Kawabata
No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la muchacha dormida ni intentar nada parecido...
Inmortalidad
Yasunari Kawabata
"Caminaban por el césped. Un alambrado se cruzaba en su marcha. Los amantes no parecieron notar que, de continuar avanzando, quedarían atrapados en él. No se detuvieron; en cambio, lo atravesaron como una brisa primaveral..."
Gracias
Yasunari Kawabata
"Sacudida a lo largo del camino de montaña, la jovencita clavaba los ojos en la espalda del chofer que estaba justo delante de ella. El amarillo del uniforme colmaba su visión como si fuera un mundo en sí mismo. Las montañas que iban apareciendo se partían y pasaban de un hombro a otro del hombre. El ómnibus atravesó dos pasos muy elevados…"
El caballo blanco
Yasunari Kawabata
Entre las hojas de roble se colaba el sol. Al levantar la cara, Noguchi quedó encandilado. Parpadeó y miró otra vez. La luz no le daba directamente en los ojos sino que quedaba atrapada entre el denso follaje...
Un pueblo llamado Yumiura
Yasunari Kawabata
"Kozumi era escritor. Las visitas sin cita previa y a cualquier hora eran asunto de todos los días. Justo en ese momento había tres visitantes en la sala. Aunque los tres habían llegado por separado, los tres estaban conversando juntos. Eran las dos de una tarde en la que, a pesar de ser principios de diciembre, hacía calor..."
La langosta y el grillo
Yasunari Kawabata
"Extasiado, me quedé dejando correr el tiempo. Las linternas cuadradas no sólo tenían diseños pasados de moda y formas de flores, sino que los nombres de los niños que las habían construido estaban calados en caracteres rectos de silabario."