Cuentos de Raymond Chandler

Estaré esperando

Raymond Chandler

El hombre se adelantó con suavidad para hacer girar la perilla de la radio. Las notas de un vals tintinearon en el aire. Un vals de oropel, pero vals al fin. Subió el volumen. La música brotaba del altavoz en torbellinos de atenuada melodía. Desde que Viena dejó de existir, todos los valses resultaban sombríos...