Cuentos de Maeve Brennan

La mentira

Maeve Brennan

Había una broma entre mi madre y yo sobre la primera vez que fui a confesarme. Ella me llevó a ver al cura, pero salimos tarde de casa y cuando llegamos a la capilla ya había dos largas filas de mujeres arrodilladas fuera del confesionario, esperando a que las escucharan...

La más lista

Maeve Brennan

No hace mucho tiempo, pasé unos días en Washington DC, en casa de mi hermana pequeña, Deirdre, que está casada y tiene cuatro niños. Nos habíamos sentado en su amplia y agradable sala, frente a los árboles frescos y verdes de la calle Garfield y los arbustos en plena floración -blanca, rosa, azul, amarilla- de su jardín, donde los niños se entregaban con entusiasmo a un juego bullicioso...

La mañana después del incendio

Maeve Brennan

Desde mis cinco años hasta casi los dieciocho, vivimos en una casa pequeña en un barrio de Dublín llamado Ranelagh. En nuestra calle, todas las casas eran de ladrillo rojo y tenían pequeños jardines detrás, parte de cemento y parte de hierba, separados unos de otros por muros de piedra bajos...

La comida favorita de Balzac

Maeve Brennan

"Hay una librería en la calle 48, no lejos de la Sexta Avenida, donde venden sobre todo libros de bolsillo y libros viejos, saldos de los editores. Yo estaba allí el otro día mirando. Era sábado y hacía fresco. La puerta estaba abierta a la calle. Era la hora del almuerzo y los clientes eran ocasionales. La tarde era lenta y la ciudad parecía amistosa y cansada…"

La alfombra de rosas

Maeve Brennan

"Era muy agradable notar los músculos recolocándose e intentando encontrar su propia forma de nuevo, y ella prestó atención a sus quejas y los compadeció vagamente. Lo que necesitaba era un buen estiramiento. Le habría gustado estirarse toda, los brazos hacia arriba, quitarse así el cansancio del cuerpo, pero apenas podía empezar siquiera allí en el jardín..."

El viejo del mar

Maeve Brennan

"Yo estaba pensando en el viejo que se había unido a Simbad el Marino. Estaba pensando en lo vulnerable y frágil que parecía el viejo cuando Simbad se lo encontró por primera vez y cómo, cuando Simbad se lo cargó a la espalda para llevarlo, el viejo se hizo más gordo y más fuerte y aún más fuerte hasta que, cuando ya era demasiado tarde, Simbad empezó a odiarlo"

El torno de los rumores

Maeve Brennan

"Uno de mis nombres es Bridget y ella tenía la idea de que algún día se me despertaría la vocación y me haría clarisa pobre yo también. Rezaba muchas oraciones por mi vocación y a mí me gustaba hablar con ella al respecto. Yo tenía entonces unos doce años."
Sofá. Foto por Julien Tondu en Unsplash

El sofá

Maeve Brennan

El nuevo sofá iba a llegar aquel día, martes, pero los de la tienda no habían dado una hora precisa, solo habían dicho: “En algún momento del día”. La señora Bagot se había puesto tan contenta cuando le dijeron que el sofá llegaba el martes a su casa que había olvidado preguntar si sería por la mañana o por la tarde...
Kildare. Foto por Naseem Buras en Unsplash

El diablo que nos habita

Maeve Brennan

Me acercaba sin sobresaltos al final de mis trece años cuando una pregunta incontestable que aún ahora vuelve a veces a desconcertarme vino a romper toda mi placidez. Estaba en un internado en Kilcullen, un pueblo del condado de Kildare...
Ciudad de Irlanda. Foto por Ving N en Unsplash

El día en que nos vengamos

Maeve Brennan

Una tarde, unos hombres poco amistosos, vestidos de civiles y pertrechados con revólveres, vinieron a nuestra casa buscando a mi padre, o buscando información sobre él. Esto ocurrió en Dublín, en 1922. El tratado con Inglaterra, que convertía a Irlanda en el Estado Libre Irlandés, acababa de firmarse...