Suicidio en Alejandría
Federico García Lorca
Cuando pusieron la cabeza cortada sobre la mesa del despacho, se rompieron todos los cristales de la ciudad. “Será necesario calmar a esas rosas”, dijo la anciana. Pasaba un automóvil y era un 13...
Santa Lucía y san Lázaro
Federico García Lorca
A las doce de la noche llegué a la ciudad. La escarcha bailaba sobre un pie. “Una muchacha puede ser morena, puede ser rubia, pero no debe ser ciega”. Esto decía el dueño del mesón a un hombre seccionado brutalmente por una faja. Los ojos de un mulo que dormitaba en el umbral me amenazaron como dos puños de azabache...
Nadadora sumergida
Federico García Lorca
Yo he amado a dos mujeres que no me querían, y sin embargo no quise degollar a mi perro favorito. ¿No os parece, condesa, mi actitud una de las más puras que se pueden adoptar?...
La gallina
Federico García Lorca
Había una gallina que era idiota. He dicho idiota. Pero era más idiota todavía. Le picaba un mosquito y salía corriendo. Le picaba una avispa y salía corriendo. Le picaba un murciélago y salía corriendo...
Degollación de los inocentes
Federico García Lorca
Tris tras. Zig zag, rig rag, milg malg. La piel era tan tierna que salía íntegra. Niños y nueces recién cuajados...
Historia de este gallo
Federico García Lorca
El año 1830 llegó a Granada, procedente de Inglaterra, donde había permanecido una larga temporada perfeccionando sus estudios, el granadino don Alhambro...
Amantes asesinados por una perdiz
Federico García Lorca
"Los dos lo han querido —me dijo su madre. —¿Los dos…? No es posible, señora —dije yo—. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío..."