El corazón de las tinieblas
Joseph Conrad
Anclada y sin que hubieran ondeado las velas, la goleta Nellie se meció ligeramente antes de quedar otra vez en reposo. Había subido la marea, el viento apenas soplaba y, dado que el destino de la goleta era navegar río abajo, solo nos quedaba permanecer en puerto y esperar al reflujo de las aguas...
El cómplice secreto
Joseph Conrad
A mano derecha se veían unas estacas de pesca parecidas a un extraño sistema de vallas de bambú; estaban a medio sumergir y resultaban un tanto incomprensibles en aquella división que marcaban sobre un mar de peces tropicales...
El alma del guerrero
Joseph Conrad
El viejo oficial de grandes bigotes blancos dio rienda suelta a su indignación. —¿Cómo es posible que todos ustedes, jovenzuelos, no tengan más sentido común? A muchos de ustedes no les vendría mal limpiarse los labios de leche antes de juzgar a los rezagados de una generación que han hecho mucho, y sufriendo no poco, por su tiempo...
Amy Foster
Joseph Conrad
"Hace ya muchos años, cuando regresé del extranjero, me invitó a pasar unos días con él. Yo acepté feliz y, como no podía desatender a sus pacientes, me llevaba con él a las visitas…"