Dos cartas
José Donoso
Estas son las últimas cartas que se escribieron dos hombres, Jaime Martínez, un chileno, y John Dutfield, un inglés...
Dinamarquero
José Donoso
"De pronto una mancha obscura en el horizonte. Divisarla a lo lejos como si estuviera cayéndose al borde del planeta, y luego agrandarse, nos volvía a colocar dentro del tiempo y de las distancias mensurables. Luego, al verla acusarse como el pequeño cubo de fierro acanalado del Puesto, abrupto en medio de la pampa calva..."
Ana María
José Donoso
"Todos los días acudía a almorzar bajo el sauce y a dormitar un poco junto a esa isla de verdor, lo único vegetado del barrio. Y a las dos de la tarde volvía a la construcción donde trabajaba, dos cuadras más allá por la calle en que casi todos los sitios permanecían sin casas aún y secos."
Una señora
José Donoso
No recuerdo con certeza cuándo fue la primera vez que me di cuenta de su existencia. Pero si no me equivoco, fue cierta tarde de invierno en un tranvía que atravesaba un barrio popular...
La puerta cerrada
José Donoso
Adela de Rengifo se quejaba frecuentemente de que a ella le habían tocado las peores calamidades de la vida: enviudar a los veinticinco años, ser pobre y verse obligada a trabajar para mantenerse con un poco de dignidad, y tener un hijito enfermizo, es decir, no enfermizo precisamente, sino que más bien enclenque, de esos niños que duermen el doble que los niños normales...
El charlestón
José Donoso
A veces pienso que la vida sería harto triste si uno no tuviera amigos con quienes divertirse y tomar juntos unos buenos tragos de vino de vez en cuando...
China
José Donoso
"Al entrar por la calle, un tranvía vino sobre nosotros con estrépito. Busqué refugio cerca de mi madre, junto a una vitrina llena de hojas de música. En una de ellas, dentro de un óvalo, una muchachita rubia sonreía. Le pedí a mi madre que me comprara esa hoja, pero no prestó atención y seguimos camino..."
Tocayos
José Donoso
Juana era diminuta y blanda y tibia. No tenía más de diecisiete años. Estaba contenta con el empleo que su madrina le consiguiera al ir a vivir a su casa, cuando su madre se juntó con ese borracho inservible. El patrón era delicado con ella, y la pastelería quedaba cerca, de modo que no se exponía tanto a la falta de respeto de los hombres que en la noche le silbaban desde las esquinas...