Cuentos de E. L. Doctorow

Poesía. Trust "Tru" Katsande on Unsplash

Vidas de los poetas

E. L. Doctorow

Mi pulgar izquierdo está rígido, no demasiado hinchado, aunque las venas de su base sobresalen y no puedo moverlo hacia atrás ni recoger nada con él sin sentir dolor. ¿Es ésta la primera vez que me pasa una cosa así? Algo me recuerda, si bien de manera vaga, y acabará quitándoseme...

Una casa en la llanura

E. L. Doctorow

Mamá dijo que de ahí en adelante yo debía ser su sobrino y que la llamara tía Dora. Dijo que nuestra fortuna dependía de que ella no tuviera un hijo de dieciocho años que aparentaba más bien veinte. Di tía Dora, dijo. Lo dije. No quedó satisfecha...

La traída de aguas

E. L. Doctorow

"Yo estaba seguro de que se daba cuenta de mi cercanía. Más aún, hacía días que deducía yo de sus actos una loca intuición de cooperación, como si se hubiese lanzado a sus empresas en beneficio suyo y mío."

La legación extranjera

E. L. Doctorow

"Morgan se levantó más temprano que nunca para hacer su carrera matinal. Corrió y corrió por los kilómetros de calles de su barrio, moviendo los codos unánimemente de un lado al otro, y su aliento parecía de otro corredor que le fuese pisando los talones."

El hombre de Cuero

E. L. Doctorow

No son nada nuevo, se puede leer sobre el Hombre de Cuero, por ejemplo, cuando hace cien años hacía su recorrido veraniego por Westchester, Connecticut, hasta los Berkshires, luego se le veía sentado junto al camino, se le entreveía por el bosque, tenía sus paradas, siempre las mismas...

El cazador

E. L. Doctorow

La ciudad se levanta sobre terrazas abiertas en el monte, a lo largo del río, es una ciudad construida a la zaga de una fábrica, hecha toda ella de casas de tablas de chilla, y la fachada de sus edificios municipales es de piedra roja. Tiene una biblioteca pública que consta de una sola estancia, y que se llama el Liceo...
Antique Typewriter on Dark Wood. Foto por Patrick Fore en Unsplash

El escritor de la familia

E. L. Doctorow

"En 1955 murió mi padre estando aún viva su anciana madre en un sanatorio particular. La vieja señora tenía ya noventa años y ni siquiera se había enterado de la enfermedad de su hijo. Temiendo que la noticia acabara con ella, mis tías le dijeron que mi padre se había ido a Arizona por causa de su bronquitis..."