Cuentos de Dino Buzzati

Algunas indicaciones útiles a dos auténticos caballeros

Dino Buzzati

Un hombre de unos treinta y cinco años llamado Stefano Consonni, vestido con cierto atildamiento y con un paquetito blanco en la mano izquierda, al pasar a las diez de la noche del día 16 de enero por la vía Fiorenzuola, desierta a aquellas horas, oyó de repente a su alrededor un sonoro zumbido de moscones que parecían murmurar algo...

Algo había pasado

Dino Buzzati

"Qué extraño, pensé, que en tan solo unos kilómetros haya visto a tanta gente recibiendo una noticia inesperada… Al menos eso era lo que yo suponía. Ahora, vagamente sugestionado, escrutaba el campo, las carreteras, los pueblos, las granjas, lleno de inquietud y presentimientos..."

24 de marzo de 1958

Dino Buzzati

¿Qué pasaría si el fascismo volviera a tomar el poder en Italia? ¿Cómo sería la vida de los ciudadanos bajo un régimen totalitario que reprime la libertad, la cultura y la oposición? ¿Qué papel tendrían los intelectuales ante la historia? Estas son algunas de las preguntas que plantea el cuento de Dino Buzzati, uno de los grandes maestros de la literatura italiana del siglo XX. Con un estilo ágil, irónico y conmovedor, Buzzati nos ofrece una visión distópica de una realidad alternativa que podría haber sido. Un cuento que nos invita a reflexionar sobre el valor de la democracia y la responsabilidad de los escritores.
El asalto al gran convoy - Dino Buzzati

El asalto al gran convoy

Dino Buzzati

Arrestado en un callejón de la ciudad y condenado solamente por contrabando -porque tuvo la suerte de no ser reconocido- Gaspar Planetta, capitán de bandidos, permaneció tres años en prisión...
Río. Foto por Karsten Würth en Unsplash

Tormenta en el río

Dino Buzzati

Los juncos, las hierbas de la orilla, las pequeñas matas de los sauces y los árboles grandes vieron llegar también aquel domingo de septiembre al señor mayor vestido de blanco...

La capa

Dino Buzzati

El soldado no le respondió, sino que se levantó de la silla y se encaminó a la estancia vecina. Sus gestos tenían una especie de pesada lentitud, como si no tuviera veinte años. La madre se adelantó corriendo para abrir los postigos (pero entró solamente una luz gris, carente de cualquier alegría)...