Cuentos de Camilo José Cela

Gavilla de fábulas sin amor y otros divertimentos

Camilo José Cela

En Gavilla de fábulas sin amor y otros divertimentos, Camilo José Cela despliega su ingenio y maestría literaria en un compendio que destila humor, crítica social y un agudo sentido de la observación. Publicado en la década de los sesenta, este volumen ofrece una visión única del pintoresco mundo del autor, donde cada fábula y relato se convierte en una ventana abierta a su inigualable percepción de la realidad. Este libro reúne cinco obras que trascienden la simple narrativa para convertirse en un diálogo vibrante entre texto e imagen. Gavilla de fábulas sin amor, El solitario, Toreo de salón, Izas, rabizas y colipoterras y Nuevas escenas matritenses no solo cuentan historias, sino que crean un género nuevo y sorprendente, el fotorrelato celiano. Aquí, los dibujos de Picasso y Rafael Zabaleta, junto con las fotografías de Joan Colom, Maspons + Ubiña y Enrique Palazuelo, no son meros adornos. Se entrelazan con los textos de Cela para formar un universo propio, un cosmos literario y visual donde cada imagen potencia y complementa…

Nuevo retablo de Don Cristobita

Camilo José Cela

Con el título de Nuevo retablo de don Cristobita. Camilo José Cela nos ofrece el más original, atractivo y brillante conjunto de cuentos de nuestros días. Estas invenciones, figuraciones y alucinaciones son páginas inimitables del magistral escritor. Con su personalísimo estilo, nos transmite una original visión en la que el colorido de sus descripciones, el crudo retrato de sus personajes y la atrayente concepción general de la obra, conducirán al lector por caminos y senderos totalmente nuevos y atrayentes.
Micro. Foto por BRUNO CERVERA en Unsplash

La eterna canción

Camilo José Cela

¿Usted cree qué estoy loco…? No; yo le podría asegurar que no lo estoy, pero no lo hago. ¿Para qué? ¿Para darle ocasión a exclamar, como todos los que oyeran: "¡Bah!, como todos…, ¡creyéndose cuerdo! ¡La eterna canción!"...

Olor a cebolla

Camilo José Cela

-No quiero un vaso de leche. Quisiera morirme, nada más que morirme muy de prisa, cada vez huele más a cebolla. -No digas tonterías. -¡Digo lo que me da la gana! ¡Huele a cebolla!...