Cuentos de Balzac

El verdugo

Honoré de Balzac

El campanario del pueblecito de Menda acababa de dar las doce. En aquel momento de la noche, un joven oficial francés, apoyado en el parapeto de una larga terraza que rodeaba los jardines del castillo de Menda, parecía abismado en una contemplación más profunda de lo que la despreocupación de la vida militar suele traer consigo...

El movilizado

Honoré de Balzac

El acusador público y uno de los jueces del tribunal revolucionario permanecían taciturnos, observaban atentamente los más mínimos movimientos de su fisonomía, escuchaban lo que sucedía en la casa pese al tumulto...
St Thomas. Por: Georges de Latour

El cura de Tours

Honoré de Balzac

En los comienzos del otoño del año 1826, el abate Birotteau, personaje principal de esta historia, fue sorprendido por un chaparrón al volver de la casa donde había pasado la velada. Atravesaba, pues, tan rápidamente como sus carnes podían permitírselo la plazuela desierta llamada del Claustro, que se halla a espaldas del ábside de Saint-Gatien, en Tours...
Naturaleza muerta con perfil de Laval, por Paul Gauguin

La obra maestra desconocida

Honoré de Balzac

A finales del año 1612, en una fría mañana de diciembre, un joven, pobremente vestido, paseaba ante la puerta de una casa situada en la Rue des Grands-Augustins, en París...
La cúpula de los Inválidos, foto por Thesupermat

La cúpula de los Inválidos

Honoré de Balzac

"Tomé la calle de Babylone y caminé melancólicamente hacia los bulevares, adoptando como punto de referencia la cúpula de los Inválidos. Al dar la vuelta a no sé qué calle, ¡vi que la cúpula venía hacia mí!…"

El grande de España

Honoré de Balzac

Sus gestos y su voz tenían un no sé qué vulgar, y su rostro, presa de los rubores que el trabajo de la digestión le imprimía, no realzaba por ningún rasgo sobresaliente el conjunto de su persona; tenía la frente despejada y poco cabello en la cabeza...

El elíxir de larga vida

Honoré de Balzac

Las siete cortesanas de Ferrara, los amigos de don Juan y el mismo Príncipe lanzaron un grito de horror. Doscientos años más tarde y bajo Luis XV, las gentes de buen gusto hubieran reído ante esta ocurrencia. Pero, tal vez al comienzo de una orgía las almas tienen aún demasiada lucidez...