Cuentos Cubanos

Al asecho

Iris Rosales

La música de los carnavales llegaba hasta el bar «Los Marinos» donde la mulata, sentada en la barra con su falda corta y un escote indiscreto como señuelo, estaba de cacería. «Un yuma, por tu madre…», rezó mientras repasaba con la vista el local, fingiendo beber una cerveza...

El Empalador

Víctor Hugo Pérez Gallo

La noche que murió no sabía, seguramente, que levantaría uno de los mitos que más ha inquietado las noches de los hombres. Mito al que yo, desde mi humilde posición, ayudé a apuntalar. Mi historia va a diferir de la oficialmente aceptada.

La divina trinidad

Lorenzo Lunar Cardedo

Nadie los vio llegar. Un buen día estaban en el barrio. Y en el barrio no es de buen gusto andar preguntando mucho. Susy la Rápida se instaló en casa de Yusimí la jinetera y a nadie le extrañó. Era una colega.

Ojos azules

Raúl Flores Iriarte

En el principio todo era un caos sin fin, así que vino Dios y creó los cielos y la tierra. Dijo Haya luz, y hubo luz y, como la luz estaba pero que muy bien, Dios mismo separó la luz recién creada de la eterna oscuridad y la luz se llamó día, y la oscuridad se llamó «noche».

Café con sangre

Juan Pablo Noroña

El hacendado se descruzó la correa del hombro y puso la cartera de cuero sobre la mesa, junto a la chismosa encendida. —¿Qué es eso? —preguntó el capitán, los ojos prendidos del bello repujado de la bolsa.

Nostalgia

Carlos César Muñoz García del Pino, David Alfonso Hermelo

Así eran los vampiros: el organismo parásito que reemplazaba al cerebro humano funcionaba en cámara lenta y necesitaba meses o años para crear sus propias pseudoneuronas, capaces de producir nuevas sinapsis. Mientras el humano recipiente continuará con las acciones correspondientes a su rutina habitual, todo iba bien...

Pensar todo el tiempo en Lorenzo García Vega

Jorge Enrique Lage

Había una vez una actriz judía de 23 años que andaba por el mundo como por su casa en Long Island, llevando a todas partes sus fases magnéticas y su cuerpo de modelo para armar. El mismo día que llegó a La Habana se empleó de cajera en un supermercado...

Los cachorros

Yonnier Torres

Pude construir una lista, armar una estrategia, algo así como un plan de escape, una puerta de salida, una ventana de emergencia; pero no lo hice. La condena hubiera pasado de culpable en culpable, repartiéndose a partes iguales y al final saldría a flote la inevitable conclusión de que todo fue producto de un complot de nefastas circunstancias.

La choza embrujada

Lázaro Alfonso Díaz Cala

Efigenio salió bien temprano aquella mañana, con sus botas de sembrar arroz llenas de fango y la camisa remendada en la espalda. Apretó bien fuerte la soga que servía de cinto, entre las dos únicas trabillas que conservaba el pantalón, se acomodó el sombrero, miró al cielo y se persignó

Pedro, regresa

Denis Álvarez Betancourt

No sabes, Pedro, cuánto lamento que te hayas ido, y lo peor, que me pusieras en la disyuntiva terrible de elegir entre Pedrito y tú. Sé que al final recapacitarás y volverás a este, nuestro hogar, donde hemos pasado tanto juntos. Él está aquí, al lado mío y muy preocupado por ti.

La llamada del vampiro

Mariam Diéguez Sánchez

Cuando cerré el libro de Lestat, el vampiro supe lo que quería ser en el futuro: una vampiresa. Pero no una cualquiera, sino la jeba de Lestat. Me importó poco que fuera medio cherna, estaba segura que al verme las tetas, cambiaría de opinión. Fue entonces cuando empecé a frecuentar otro tipo de grupo...

Escaleras al suelo

Zulema de la Rúa Fernández

No sé de dónde soy, le respondo, ni cómo he llegado aquí… Ella me sonríe y regresa al hardcore, a la apoteosis de cuerpos enloquecidos, a los cabellos en remolinos. El tiempo empuja las nubes de la ventana y las canciones de Rammstein quedan en absoluta libertad para estrujar las columnas de esta casa.

Te enseñaré a matar

Ernesto Pérez Chang

Aquí en la Isla todos recuerdan la llegada de Stevens Franz la misma noche tormentosa que la radio de tierra firme alertó a los del faro sobre una embarcación que había perdido el rumbo y quizás, de no haber sido tragada por las aguas, había encallado en los arrecifes cercanos al farallón...

La furia de los vencidos

Mauricio Escuela

El taller literario es eso, la furia moribunda de los no escritores. Nos miramos con el recelo y el melindre de expertos en la nada, jugamos al precio despreciado de unas obras que quedan en la gaveta o en el closet o en el cesto, junto al papel sanitario más común…

Como una hoja de trébol

Carlos Ávila Villamar

Tras dos años del asesinato de su hijo, él y su esposa estaban al borde de la desesperación. Contrataron al tercer detective privado con una obstinación romántica ante los fallos de los otros dos…

La última nota

Eduardo del Llano

Según la policía, lo del viejo fue un suicidio. Yo también lo pensaba. Lo encontramos al amanecer con un enorme frasco de pastillas, semivacío, al alcance de la mano…

El zaguán oscuro

Alex Padrón

Me cago en Dios y en los mantenimientos programados de la empresa eléctrica. El asunto es quitarle la electricidad al pueblo para que no pierda la costumbre. En el período especial era porque el bloqueo y ya está…

Nade

Malena Salazar Maciá

Inpu estornudó. Los gentium creían que los dioses-bestias no estornudaban. Tampoco que vocalizasen palabras. Inpu era uno de los dioses-bestias que no estaban de acuerdo con hacerles creer tales mitos, aunque establecer un enlace psicomental era más cómodo que maniobrar la lengua en su boca de perro.

Cicatrices

Milho Montenegro

Ella era de él. Lo había dejado bien claro aquella vez que quiso terminar, dándole excusas que no sirvieron de nada. Le dejó unos cuantos moretones en la cara, costillas y muslos para que supiera que a Fernando Calúa, El Chacal, ninguna mujer lo deja...

Naturaleza muerta con Lezama

Mauricio Escuela

El gordo se sienta con un tabaco en la puerta de su casa y la gente lo saluda con un "quéhaydonlezama", él mira y devuelve el gesto. Es tan infeliz como yo, tiene cara de no conocer el sexo…