Cuentos Cubanos

Letra con sangre

Rafael Grillo

Abel Olivo apareció ante la vista de los peritos tendido sobre la loza marrón de la cocina. Las moscas se arracimaban alrededor de un agujero en el vientre, encima del plasma negro y espeso, pestilente…

En la zona diabólica

Pedro Juan Gutiérrez

Yo estaba pintando un cuadro, pero salía demasiado bonito. Puse a Mahler. La sinfonía número diez, en La Mayor. Subí el volumen a toda mecha. Mahler atronaba. Todas las cuerdas chillaban. Y ni así. El hijoputa se resistía a embrutecerse un poco...

El sacrificio

Alejo Carpentier

Con las velas hinchadas por un viento glacial, el negro «drakkar» de crujientes cordajes, surcaba, majestuoso, el océano de plomizas olas...

Silencios

Milho Montenegro

Cuento perteneciente al volumen Golpes bajos, que obtuvo Mención en el Premio de la Ciudad Silvestre de Balboa 2024…

Génesis

Elaine Vilar Madruga

Los rayos de Zomber, la primera estrella de Uildeir Murg, tocaron la figura de la anciana. Welkiar despertó, atormentada por el regreso de la pesadilla. De repente, como otras tantas veces, no supo qué hacer, ni siquiera si se encontraba en el mundo de la realidad o del sueño.

Enjambre

Zoila María Molinet Carrazana

A La Manchúa la seguían las moscas desde que era niña. Acompañaba a su padre en el carretón vendiendo los cerdos que este mataba…

Los salvajes

Johan Moya Ramis

El día no había comenzado bien, pero trató de no darle importancia. Se consideraba afortunado de no ser supersticioso. Un supersticioso no habría salido a la calle al ver lo que él vio cuando abrió la ventana de su apartamento: policías amontonados en pequeños grupos de tres a seis, repartidos por varios puntos de la avenida, sobre todo en las esquinas.

El robo del quiste

Reineris Betancourt

En su pequeño buró solo está la máquina de escribir. El jefe toma asiento, se acomoda; más tarde se retira el quiste del cuello para colocarlo en su frente. Solo así puede escribir…

Con una flor amarilla

Laidi Fernández de Juan

Debí haber sospechado desde la primera vez, pero mi falta de entrenamiento y la lejanía de Manuel contribuyeron a que no. A que yo creyera que una vez más un hombre se sentaba a mi lado con la misma intención con que lo había hecho Manuel diez años antes, en el centro de Centro Habana, y te dejé estar.

La marca

Lisbeth Lima Hechavarría

Cuento perteneciente al volumen Escaleras de mar, ganador del Premio Casatintas en 2021…

La planificación

Legna Rodríguez Iglesias

La muchacha manca se sentó frente a la computadora SAMSUNG y decidió que la encendería para ver si funcionaba. Era la cuarta noche del año y se sentía bastante incómoda…

Estatuas sepultadas

Antonio Benítez Rojo

Aquel verano —cómo olvidarlo— después de las lecciones de don Jorge y a petición de Honorata, íbamos a cazar mariposas por los jardines de nuestra mansión, en lo alto del Vedado. Aurelio y yo la complacíamos porque cojeaba del pie izquierdo y era la de menor edad...

El asesino, Fibonacci y yo

Luis Leal

En mi reloj de pulsera eran las 9:35 P.M. El cuentapasos marcaba 3744. Iba trotando por la avenida veintiseis en dirección sur, llegando a la entrada del zoológico. Esa era la parte más difícil de mi jogging, la loma empinada de dos cuadras frente al parqueo de la terminal de ómnibus...

Sitiados

Olga Montes Barrios

Papá nos hacía afilar los machetes e inventaba planes de trabajo. Planes de desmontes y de siembras. Pero entonces mirábamos el cielo, las nubes claras y distantes…

“Aliados” y “alemanes”

Lino Novás Calvo

Chirriquitín como yo era, ya era “aliado”. Mi padre me llamó entonces el “Tomeguín”. Pero yo no creía que aquel fuera mi padre. Era un hombre que había pasado un día por la colonia, en Georgina, y se fuera...

Abecedario del crimen

Rafael Grillo

Quiere el que inventa esta historia que la primera letra identifique desde ya al personaje del Asesino. Pero, como existe una regla en el género policial de la cual este relato no será excepción, hasta el final no va a saberse nada de él. Además, no se le puede echar encima a nadie un muerto que ni ha aparecido todavía.

La señal

Johan Moya Ramis

Ramiro revisó el motor de la lancha por quinta vez. El calor atrapado entre los tablones del improvisado cuartucho le daba picazón en todo el cuerpo…

Delirium

Maikel Sofiel Ramírez Cruz

Odio intensamente los hospitales. Los doctores solo saben hacer preguntas y rellenar cuestionarios. Las preguntas se repiten una y otra vez…

Cementerio de elefantes

Ahmel Echevarría

Arrodillarse. Hincarse de rodillas luego de caminar centenares de kilómetros bajo el sol o soportando la lluvia y el duro invierno. Desbasta, desbasta el paso del tiempo. ¿Desbasta? Daría las gracias a Dios si al menos tengo la sospecha de que no he enloquecido.

Van Helsing´s Project

Elaine Vilar Madruga

El joven espectador que recorra las galerías de este museo en busca de la poesía de Memories, muestra fotográfica itinerante de Van Helsing´s Project, quizás no recuerde aquellas épocas —no tan lejanas— en que sus creadores caminaban por las calles habaneras.