¿Cómo matar al dinosaurio?
Yasel Toledo Garnache
Cada mañana el dinosaurio sigue ahí. Despierto con la esperanza de que todo sea un sueño, pero la realidad me golpea como una pedrada en la cabeza. Miro el revólver y lo tomo en mis manos…
Cuerpos a la deriva
Yamilet García Zamora
No, no sé cuándo se me ocurrió la idea de matarla. Ni siquiera sentía ya piedad por aquel cuerpo podrido en vida, depauperado a su máxima expresión. Asistí al deterioro de manera indiferente, regañándola si se orinaba…
Y grito…
Adrián Pernas Álvarez
Un señor en la cola está gritando. Porque yo aquí llegué a cobrar noventaicinco pesos y vivía mejor que ahora que con dos mil no me alcanza y no le puedo comprar un refresco de lata a mi nieto porque cuesta cuarentaicinco…
Caballo
Onelio Jorge Cardoso
Desde potrico ya le dijo siempre: ¡caballo!, y así fue echando cuerpo con la palabra como un susto y una orden. De modo que cuando el alazán pudo llevar encima el hombre, se estremecía al oír su palabra: —¡Caballo! —y el animal vibraba del casco a la oreja; ¡brrr! hacía y el suelo trepidaba bajo sus patas...
Oficio de tinieblas
Alejo Carpentier
El año cobraba un mal aspecto. Muy pocos se daban cuenta de ello, pero la ciudad no era la misma. No estaba demostrado que los objetos pintaran en los pisos un cabal equivalente en sombras. Más aún: las sombras tenían una evidente propensión a quererse desprender de las cosas, como si las cosas tuvieran mala sombra...
Caballito blanco
Onelio Jorge Cardoso
Era, primero un carrusel, o un niño primero y un carrusel después. Nunca se sabrá. La cosa es que el niño estaba enfermo de un mal de pie o de pierna que lo tenía impedido de caminar. Así pues, se pasaba el tiempo mirando por la ventana abierta dar vueltas al carrusel y oyendo su música alegre del otro lado de la calle...
Cangrejos, golondrinas
José Lezama Lima
Eugenio Sofonisco, herrero, dedicaba la mañana del domingo a las cobranzas del hierro trabajado. Salía de la incesancia áurea de su fragua y entraba con distraída oblicuidad en la casa de los mayores del pueblo. No se podía saber si era griego o hijo de griegos...
El caballo de coral
Onelio Jorge Cardoso
Éramos cuatro a bordo y vivíamos de pescar langostas. El Eumelia tenía un solo palo y cuando de noche un hombre llevaba entre las manos o las piernas el mango del timón, tres dormíamos hacinados en el oscuro castillo de proa y sintiendo cómo con los vaivenes del casco nos llegaba el agua sucia de la cala a lamernos los tobillos...
Segunda parte
Ad Noctum – Segunda parte
Maikel José Rodríguez Calviño
Cuento de terror para jóvenes aparecido en El extraño crujir de las cosas mal dormidas, publicado por la Editorial José Martí…
Resaca
Guillermo Cabrera Infante
Llegaron de detrás del dagame, proyectados de pronto contra la copa del árbol, extenuados, con el sol del mediodía encarnizado sobre sus cabezas pajizas y el polvo también pajizo ascendiendo desde la loma hasta diluirse en el aire, más allá de ellos. Eran dos...
Primera parte
Ad Noctum – Primera parte
Maikel José Rodríguez Calviño
Cuento de terror para jóvenes aparecido en El extraño crujir de las cosas mal dormidas, publicado por la Editorial José Martí…
Las niñas buenas
Guillermo Carmona
Las playas después de los ciclones resultan peligrosas. La marejada acerca a las costas las excreciones del mar que encallan en la arena o flotan en las aguas bajas: barquitos portugueses, algas, esquirlas de coral.
Notas sobre el secuestro de Marilyn Bobes
Julio Jiménez Jardines
Extraído de la edición vespertina del Nuevo Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. 26 de Octubre de 2179…
Viaje al fin del otoño
Luís Enrique Mirambert
Boris viaja en la guagua. A medida que avanza en el tiempo y el espacio en el vientre de la bestia se gestan olores grotescos. Boris se tapa la nariz con un pañuelo perfumado.
La torre de cristal
Reinaldo Arenas
"La integridad moral de Berta, la intransigencia ante la mediocridad de Nicolás, la aguda inteligencia de Delfín, el espíritu solitario de Daniel y la callada y dulce sabiduría de Olga no solamente le reclamaban una atención que él no tenía tiempo para brindarles, sino que además, así lo sentía Alfredo, le reprochaban el estar siempre reunido con aquellas gentes."
Alas de mariposa
Rafael de Águila
Relato incluido en el libro Todas las patas en el aire, Premio Casa de las Américas 2018 de Cuento y Premio Nacional de la Crítica Literaria 2019…
El cuentero
Onelio Jorge Cardoso
"Una vez hubo un hombre por Mantua o por Sibanicú, que le nombraban Juan Candela y que era de pico fino para contar cosas..."
El curita tremebundo
Jorge Luis Rodríguez Aguilar
Apareció muerto, con la boca abierta y la biblia bajo sus manos entrecruzadas, como si en un espasmo se hubiera dormido, pero con los ojos desorbitados…
Balada de plomo y yerro
Guillermo Cabrera Infante
"El Buick, negro, acortó la marcha y rodó una o dos cuadras más, hasta parquear sin ruido bajo un laurel que ocultaba el farol de la esquina y su luz..."
Y otra vez el mar
Luis Pérez de Castro
Fragmento de la novela homónima publicada por Editorial Libros & Libros SA, Colombia, 2019…