Poesía

Subsidios

CONSUELOS QUE RECHINAN Y LA GENTE

La fétida cabeza anda rodando por los pasillos del duque y el baúl.
Los fieles de su majestad siguen siendo peligrosos. Ángeles caducos.

Consuelos que rechinan y la gente desaparece. Ya no existe.
Están hartos de cultivar maíz en una tierra de árboles.

La cabeza sigue rodando. Sale del palacio. Transita la avenida.
Ya nadie compra minucias. La deforestación se acerca.

La fétida cabeza se acorrala. Una patada la devuelve al rincón de su raíz.
Todo regresa al origen.

SUDOR TRIANGULAR

Sudor, solamente sudor. El orgasmo.
Ojos carnívoros.
Semen.
Besos pálidos.
Carne. Lucha.
Escalo el monte de la espera.

Verte dormir ante mi rostro.
Cama.
Sábanas.
Sudor,
solamente sudor.

Triangular

Verte dormir ante mi rostro.
Cama.
Sábanas.
Sudor,
solamente sudor.

Triangular

PIEDRAS DE AZUFRE

Dios preñó mis piernas.
Tomó los muslos, atrincheró el vientre.
Rasgó las venas.

Compartí el chasquido de sus dedos.
Salvaje criminal en las noches.
Iluminó la uña crujiente del pasado.

¡Dios me ha hecho el amor tantas veces!
Dientes que olvidan los labios,
despertar de hombres.
Televisor incrustado en el pecho de mi amante.

Lloro piedras de azufre.
Golondrinas en parques vacíos.
Soledades no existentes.

HEREJÍA

I

Dios inventó los miércoles.
Construye el sollozar del clarinete,
cabalga por las uñas.

Quise probar mi inocencia.
Escribir sin miedo a las arañas.
Voy directo a la cúspide de tus arrugas
no existentes.

Si te beso y olvidas los pies
ya no importa… “ya no importa
cuánta vejez se acumula en estos años”.

II

Dios inventó el clarinete.
La esencia exótica
que deambula como mágica bruja
ansiosa de beber la fragancia de tus óleos.

¿Mis tobillos…? Humm…
Están envueltos en esmaltes.

Dios inventó los miércoles como días comunes.
Yo, creyéndome Dios, reinventé la flauta
para amarte como Dios ama el clarinete.

ATOLLADERO

I

Nunca me han gustado los payasos
con su desagradable abnegación.
Mi culpa es la montaña rusa que
entrena al héroe de la fiesta.

Nunca conocí a Noé. Todos los hombres
matan alguna vez. Máscara de pobre.

Siempre odié a los payasos.
Falsos profetas de la risa.
Psicólogos estrechos,
vidas al revés.

II

Descifré la filosofía del ego.
Quiero ser fotógrafa,
Emigrar hacia la reputación de las palabras
una y otra vez.

Creo que Noé era fotógrafo.
Noé también se suicidó.
Eliminó los años de las nubes.
Fue un payaso.

Mi corazón no puede mentirme,
pretendo ser fotógrafa
no quiero ser payaso.

SUBSIDIOS

Subsidio I
—¿Sabes cuántas veces salgo del baño
tratando de atrapar un verso,
ese poema?

No responden los demás.

No responden los demás.

Subsidio II

—¿Cuándo escriban mi historia,
sabrán que te amo?
Le dije a dios y sonrío.

Subsidio III

El tipo se golpea con un bate.
Muere en el maletero del auto
a plena luz del día.

Anda caminando entre la gente.

Subsidio IV

Posdata para un pintor que acaba de salir
por la puerta ajena:
(Se rescata el caballete de cenizas).

Subsidio V

—El hombre ya no está solo.

Es la sensación que produce el árbol.

Subsidio VI

La mujer habla con las nubes:
—¡ La luz al fondo!

Agita el dinosaurio la dentadura.

Daniela Díaz Álvarez. Guanabacoa, 1994

(Guanabacoa, 1994). Poeta, narradora y artista de la plástica.