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Salir del hormiguero

Libro blanco. Foto por Nick Brookenheimer en Unsplash

Foto por Nick Brookenheimer en Unsplash

SALIR DEL HORMIGUERO

De viaje en una jaula
desde Auschwitz hasta Buchenwald
(solo se cambia de sepulcro).
Un hombre es uno más entre millones.
Es una hormiga en un hormiguero ardiendo.
Un joven de quince años miente o muere
(su actitud lo salva).
Trabaja hasta que su piel es hueso.
En ver desechos se basa su experiencia.
A veces prefiere vencer la humillación y no la muerte
pero debe sobrevivir para contarlo.
Salir del hormiguero.
Ser visible.
Recuperar su nombre.
Decir: “Soy Imre Kertész y escribo sediento”.

UNA SOLA PÁGINA

Ese niño que escucho
balbuceando una frase
quiere llorar en la orilla.
Llega a mí su mensaje,
como un ¡ay! es una sola página.
Corto el tramo hasta llegar a los ojos vidriosos.
Un proceso depurador para sus costados ausentes,
o simplemente recortar lo viejo
y pegar lo nuevo,
alargarían su estancia.
Siento el sonido del agua
que desde lejos ahoga.

FÓRMULAS

Aquellos años en que la madre buscaba fórmulas
para pañales manchados (huesos como tallos)
no era una opción dejar morir.
No a esa hora ni en ese lugar.
Dentro del aromal dos manos y un corazón.
El calendario lunar.
Sal disuelta en plantas de aroma recién cortadas
(el mejor alimento para cabras lactando)
Agua de pozo.
En fogones de leña se hervía.
La microbiología de Harriette.
Intuición de la madre que también dispone:
Amor leche de cabra Dios.

VESTIDOS ROTOS

Entre los escollos un nombre
un hilo
de voz
un vestido
roto
una equimosis
la nota musical más grave
nunca en la vaina la ira
se desborda.

VESANIA

El ir y venir. La adversidad.
Hilvanar los sesos con alambres
para que no se escape la lucidez.
Debajo del techo de zinc un tintineo neuronal.
¿Qué puedo decir yo?
Recuerdo al loco Loretto caminando por el batey.
Nunca nos acercamos por miedo a contagiarnos
y míranos:
con nosotros la vesania.

LO GESTUAL

Nadie hace ese guiño que se espera.
Espejo tras espejo. Ahí existimos.
Rostros y palabras de vidrio.
Aquella mujer con abanico y sombrilla
no se salva.
Ni el coqueteo ni el mohín
ni el hombre que se quita el sombrero.
No hay gestos con piel aquí
ni del otro lado.

DEPURACIÓN

Fija la mirada
como si estuviera
sobre los hombros
la cabeza
y habla esa mujer muda
para depurar las palabras
su coraza ya es polvo
a traspiés desanda el camino
si existiera.

SILENCIOS NO PARTIDOS

Allá a lo lejos alguien canta.
El silencio se parte en pedazos.
Rota la inercia de las bocas.
Yo me guardo entre páginas.
Soy el dedal y la aguja.
Soy mi madre bordando silencios no partidos.

Libros

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